@Noudiari / Peña Deportiva y Formentera han conseguido algo muy complicado de hacer en la Tercera División balear de fútbol al clasificarse por segunda temporada consecutiva para la disputa del play-off de ascenso a Segunda División B. Reeditan de este modo ambos clubes el éxito alcanzado la pasada campaña por el fútbol pitiuso y ahora solo les queda dar el gran paso del ascenso para ofrecer un plus de calidad a sus aficiones.
Merecen las Pitiüses un conjunto en una división superior, un referente y un aliciente que permita mantener enganchado al público, que en el caso de la Peña ya está cansado de ver siempre a los mismos rivales desfilando por su estadio. No es tanto el caso del seguidor del Formentera, puesto que su equipo ha subido hace solo dos campañas a este categoría. Sin embargo, tanto en la isla con en el entorno de la entidad del camí vell de La Mola subyace la ilusión del ascenso, algo por lo que va a luchar el equipo como si en ello le fuera la vida, al igual que en Santa Eulària.
El fútbol pitiuso hizo historia el año pasado por el hecho de clasificar a dos equipos a la vez en la fase de ascenso, algo que repite solo una campaña más tarde. El esfuerzo de las directivas, el apoyo de dos pueblos y el trabajo y ambición de técnicos y fútbolistas lo han hecho posible. No es una casualidad, porque en este deporte eso casi que no existe, al menos en un torneo con 38 jornadas de por medio que al final premia la regularidad y, por tanto, nada queda al capricho del azar. Cada uno está donde merece y le ha llevado su juego, remate y capacidad de sacrificio. Y en eso no hay vuelta de hoja.
Sin descanso
Tanto Formentera como Peña ha conseguido su objetivo, pero aún no pueden relajarse cuando restan tres jornadas para la conclusión del campeonato. Los peñistas quieren atar antes el subcampeonato, que está justamente amenazado por los formenterenses, que no lo descartan. Y es que ser segundo implica una serie de ventajas a tener muy en cuenta de cara al play-off, como jugar la primera eliminatotia ante un rival de menos peso de otro grupo y disputar el partido de vuelta en casa, ante tu público, factor que puede resultar determinante. Así, todo parece apuntar que la emoción seguirá viva hasta el último encuentro, aunque el Formentera ya no tiene presión por detrás puesto que, ocurra lo que ocurra, ya tiene garantizado el tercer puesto tras el traspiés del Alcúdia (1-1 con el Playas de Calviá).
Rozó el ascenso la Peña el año pasado y a su entrenador le quedó la espina clavada. Logró como jugador del Ibiza subir de Tercera a Segunda B en la campaña 92-93 y quiere sentir ahora esas mismas sensaciones desde un banquillo. El Formentera, por su parte, solo ha optado una vez a esta posibilidad, con lo que se le presenta otra oportunidad única para que el nombre de jugadores y cuerpo técnico perdure grabado en letras de oro en la historia de la entidad. Queda en sus manos, en las de un sorteo benévolo que no les empareje con un adversario de renombre y de esa pizca de suerte que se necesita a veces para que el balón traspase esa fina línea que separa la gloria de la decepción, imprescindible en una eliminatoria.