@D.V./ Últimamente se está hablando mucho del racismo en los campos de futbol españoles por los gestos de desprecio e insulto hacia jugadores negros, como a Dani Alves en el campo del Madrigal o al jugador del Levante Diop por parte del aficionados del Atlético de Madrid. Honestamente, le doy a estos gestos de mal gusto y pésima educación la misma trascendencia que los gritos de “mallorquinarru de merda” que domingo sí y el otro también escucho en el campo del Sant Rafel dedicados tanto al árbitro como al equipo rival.
Es decir, a la gente no le importa si tal jugador es negro, rojo, albino o amarillo. Lo odian sencillamente porque juega en el equipo rival, y como es el enemigo cualquier cosa sirve para denigrarlo. Si es negro, lo más fácil es hacer gestos como de simio, y si es pelirrojo le dedicas un “hijo de puta” y ya te quedas descansado.
En general, España no es un país racista. Sólo hay una minoría muy minoritaria, ínfima, que considera que la raza blanca es superior a las otras, de la misma manera que hay minorías que odian con toda su alma a los catalanes y los consideran algo parecido a una peste bubónica. Hay prejuicios, estereotipos, tópicos… pero no creo que el racismo o la xenofobia estén muy extendidos, ya que en este país todo el odio, toda la inquina, toda la rabia, toda la ansia liquidadora va dirigida hacia un colectivo que, a ojos de la sociedad, es despreciable y no merece ni existir. Se trata de los pobres.
Quizás porque una gran parte de la población española viene de la pobreza y siente pánico ante la posibilidad de desandar este camino, el asco y el miedo que experimenta el español medio hacia el pobre es algo incontrolable. El lenguaje popular es pródigo en calificativos despectivos dirigidos a los estratos menos favorecidos de la sociedad: muertos de hambre, desgraciados, pordioseros, panyaguados… La lista es inacabable.
España sea quizás uno de los únicos países que tiene una legislación hecha exprofeso para putear y castigar al pobre, algo sólo comparado con la Ley de Pobres inglesa de 1834. La misma Ley Hipotecaria, que da carta blanca a todos los abusos de los bancos y que deja en la calle a centenares de miles de personas humildes, a quienes se priva literalmente de un techo donde caerse muertos, una ley que ha sido impugnada por Bruselas y que el gobierno español mantiene contra viento y marea. ¿No es la expresión más pura del odio al pobre?
La crisis que provocaron los bancos con su política de créditos irresponsables y que incitó a hinchar la burbuja inmobiliaria con el compadreo de las constructores -Florentino y sus amigos- y el beneplácito del Gobierno, la pagan las personas sin recursos y con discapacidades severas a quienes se les ha quitado la ayuda de la Dependencia. El gobierno legisla para que los pobres se mueran, o para que su vida sea invivible, para que su existencia sea un auténtico Infierno.
La justicia protege el honor, la propiedades y las vidas de los poderosos, mientras se ensaña con crueldad hacia el pringado que se encuentra una cartera y no la devuelve, o al cutre que no puede pagar una televisión a plazos. Y si por desgracia aparece algún juez no contaminado por la bajeza general y condena a alguien intocable, allí está atento el Gobierno para repartir indultos con esa prodigalidad que le caracteriza.
Por tanto, no se preocupen tanto por los futbolistas multimillonarios de raza negra. Mejor se preocupen de los negros que, además, son pobres. Estos sí que lo pasan mal y sufren el odio continuo y perpetuo de España, un país que sólo se une para ensañarse con el débil y aplaudir al poderoso, esperando que caiga alguna migaja.
Maravilloso, y además al estilo Ventura.
Molt encertat, com de costum, Ventura. Amb tot, em fas pensar en el racisme i xenofòbia que s’aplica en general als immigrants (els del top manta o els que han de saltar valles)… però no als xeics (jeques), que deuen ser d’una altra pasta (la que duen a les butxaques i els permet venir en jet privat).
D’altra banda, tens raó que cada vegada hi ha més gent de la primera categoria (que han de saltar valles en forma d’atur, salaris indignes, impostos aberrants, serveis públics retallats, repressió policial i misèria en general) que de la segona (que gaudeixen del seu oasi particular a la seva zona VIP).
David, eres muy, muy, muy, bueno
es un gustazo leerte