Texto y fotos: @Joan Costa / A las 4 de la madrugada del viernes 9 de mayo, el ‘Rafael Llopis’, el barco más veterano de la flota de arrastre de Ibiza, enfila puntualmente la bocana del puerto de Ibiza como cada día. Para su armador, Mariano Boned, va a ser una jornada muy especial: después de 32 años trabajando diariamente en el mismo barco, va a ser la última vez que lance sus redes al mar.
El ‘Rafael Llopis’ es un barco de madera de 15 metros de eslora que fue construido en Dénia en 1947 por encargo de la familia Llopis. El coste de su construcción fue de 65.000 pesetas de la época, de las cuales 29.500 correspondieron a jornales de trabajadores y las restantes, 35.500, a materiales, principalmente madera. La familia quería que su hijo Rafael, que estaba entonces cumpliendo el servicio en la guerra de Marruecos, se hiciese cargo del barco a su vuelta, pero, al parecer, regresó muy trastornado de la guerra y nunca se llegó a embarcar. Aún así, el barco conservó su nombre: Rafael Llopis.
En 1961, un armador ibicenco, Pep Frit, compró la embarcación y la trasladó a la isla. Ya en 1982, el barco fue adquirido por los propietarios actuales, Mariano Boned y Toni Cardona. En esa época, el ‘Rafael Llopis’ aun contaba con un palo para poder desplegar las velas y el arrastre de las redes se hacía de forma manual. El timón estaba en la popa y la navegación se hacía por compás y tomando referencias de tierra. Ahora las cosas han cambiado mucho: el barco dispone de la más moderna tecnología: dos sondas, gps, ordenador, teléfono por satélite y radio baliza, entre otros instrumentos.
Redes de un kilómetro
Tras 50 minutos de navegación, el barco llega al lugar elegido para empezar a faenar: el Fort de Santa Eulària. Cuenta el patrón, Toni Torres, que ya hace más de 75 años que se pescaba con barcos de vela de arrastre en esta zona. Para poder faenar debe haber una profundidad mínima de 50 metros y una distancia establecida con la costa. Se lanzan las redes de casi un kilómetro de longitud y el barco empieza lentamente a arrastrar. Algo más de dos horas después, el patrón adivina que las redes ya están casi llenas al notar el esfuerzo del motor para seguir avanzando y ordena que se suba la carga a bordo.
Poco a poco los pescadores van clasificando las piezas por especies: pulpos, calamares, gerrets, roges, gallos…, pero también piedras, botellas y plásticos que han acabado atrapados en las redes. No obstante, lo más curioso que jamás ‘pescó’ el Rafael Llopis fue a principios de los años 90, cuando atrapó una antigua mina de la guerra civil. El armador recuerda como ese día perdió toda la pesca y además tuvo que estar tres días parado en puerto hasta que llegó una patrullera de la Armada y los artificieros lograron desactivar el artefacto.
La razón de enviar el barco al desguace es que ha quedado obsoleto. El motor ya empieza a dar problemas y la normativa actual impide colocarle uno nuevo siquiera de la misma potencia. La antigüedad del ‘Rafael Llopis’ provoca que no se ajuste totalmente a la normativa actual: no dispone de cuarto de baño a bordo y la altura de la borla no es la suficiente, por citar un par de ejemplos, pero los inspectores son más permisivos con las embarcaciones construidas en época anterior a la elaboración de la normativa.
«No somos Pescanova»
Pere Valera, secretario de la Cofradía de Pescadores de Ibiza, admite que la política actual es tendente a la desaparición de las embarcaciones de arrastre, muy al contrario a lo que pasaba no hace demasiado tiempo, cuando se subvencionaban y favorecía la aparición de nuevos barcos. Sin embargo, existe la idea generalizada de que la pesca de arrastre, o pesca de bou, como es conocida en Ibiza, es perjudicial para el ecosistema marino. Una reflexión que no comparte Toni Cardona, el segundo armador del ‘Rafael Llopis’: «Nosotros no somos Pescanova», infiere. «En Ibiza se faena con barcos de arrastre desde hace muchísimos años, siempre en las mismas zonas, y no es cierto que haya bajado el nivel de capturas. La pesca profesional que se practica en Ibiza es absolutamente sostenible, adaptada a las necesidades de consumo de la isla. El problema viene de la normativa que permite que otras embarcaciones de fuera vengan a pescar aquí, provenientes de caladeros más problemáticos y, sobre todo, de la pesca que se realiza de forma ilegal», indica Toni Cardona, que, añade, asimismo, que entiende «la dificultad de las acciones de control y persecución por parte de las autoridades locales».
El futuro de la pesca en Ibiza pasa por trabajar con pequeñas embarcaciones, el conocido ‘llaüt’, de uno o dos tripulantes. El precio actual del gasoil y los sueldos de la mano de obra dificultan la rentabilidad de los barcos más grandes. Actualmente, la flota de arrastre del puerto de Ibiza está compuesta por cinco barcos que pasarán a ser cuatro tras la desaparición del ‘Rafael Llopis’. Hay otros dos más en la Cofradía de Sant Antoni y tres en Formentera.
Tras un necesario proceso de descontaminación, el ‘Rafael Llopis’ será hundido en la bocana del río de Santa Eulália, en la misma zona donde ya se envió a fondo el ‘Germans Curt’, un barco de similares características. Es costumbre habitual hundir las embarcaciones una vez que dejan de ser útiles para trabajar. Es una forma de favorecer la creación de arrecifes artificiales y la proliferación de vida marina.
Los pescadores ya han izado las redes por segunda y última vez, y, lentamente, inician el rumbo de vuelta hacia el puerto de Ibiza. Aún no es mediodía y al llegar a puerto todavía queda la tarea de descargar y pesar toda la mercancía. No ha sido un día especialmente interesante en cuanto a las capturas, pero Mariano confiesa que sí ha sido una jornada «muy especial».
Molt bon reportatge completat amb bones fotos i que ens apropa a les costums dels illencs
Molt bon reportage, s’haurein de fer mes com aquest, aixi la gent començaria a entendre que la feina de pescador es molt dura pero a la vegada molt enriquidora. Hem d’apropar mes les costums i tradicions Eivissenques en els Eivissencs.
sortir a pescar és una tradició eivissenca? Serà mediterrània, com a mínim 😉
reportajes de este tipo eran los que faltaban a la prensa local. enhorabuena noudiari por ofrecernos información que no podemos leer en otros sitios. las fotos son impresionantes
La pesca de bajura con falucho (llaüt), hace mucho tiempo que tampoco es ya rentable en Eivissa. Eso creo yo, no se lo que opinarán hoy día los que quedan que se dedican a ello, pero me parece que es así. El gasoil está carísimo, las redes valen mucho, y si encima te vienen los delfines…Y si tienes embarcado a un marinero, hay que pagar sueldo, seguridad social – que al ser de la marina es más barata-, pero aún así, son muchos gastos para poco pescado.
La solución a largo plazo pienso que pasa por la gestión de piscifactoría en régimen de cooperativa del gremio de pescadores. El Estado debería subvencionar iniciativas así, con la colaboración de la Unión Europea. Esta solución podría favorecer la regeneración de los caladeros.
Creo que dicha embarcación se construyó en Benicarló y no en Denia como figura en el artículo.
Yo creo que también se construyo en Benicarlo el llopis.