Hombre, entusiasmo, lo que se dice mucho entusiasmo no se aprecia en las calles pitiusas por las elecciones del domingo. Parece que Europa sirva sólo para enviarnos turistas a granel, como se vendían antes el vino y el aceite. Muchos banderines con el careto de los principales candidatos cuelgan ya de las farolas, pero nosotros pasamos por debajo como si en lugar de aspirantes a poltrona fuesen sentenciados a la pena máxima. Y es que en los últimos años miramos a los políticos con la misma desconfianza que si fuesen vendedores de escobas y alfombras a domicilio. Y alfombras mágicas, que sepamos, sólo ha existido la de Aladino y las escobas capaces de sobrevolar el subsuelo político las brujas, esas que sólo se peinan cuando llueve y sale el sol a la vez.
Huevos como los que ponen las meigas cuando se producen simultáneamente ambos fenómenos meteorológicos sí que abundan entre los presuntos servidores de la cosa pública, pero no presumen de ello, guardan ese talento para sí y, en el mejor de los casos, para los suyos. La cosa es que la confrontación electoral del día 25 nos da la misma sensación que si el hombre del tiempo anunciase para ese día lluvia y sol abrasador asl mismo tiempo. Total para que se peinen las brujas o pongan un huevo los brujos, mejor pasar el domingo en la playa en buena compañía y con alguna de esas cervezas que anuncia el famosérrimo Dani Rovira en la tele.
Hay que reconocer también que ni la televisión ni los otros medios de comunicación han contribuido a generar el clima de ilusión preciso para unas elecciones en las que, según los candidatos, nos jugamos tanto. Y ahí están, colgando de las farolas, como si fuesen preahorcados en el patíbulo luminoso y enfrentándose mediáticamente en una lucha que cada vez trae más al fresco a la ciudadanía. Se ha comentado mucho más en las tertulias callejeras el triunfo del Atlético de Madrid en la final de liga que el debate entre Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano y mira que el exministro le echó toda la carne al microondas, esas gotas de morbo tipo Tele 5 para animar el cotarro, pero ni por esas.
La audiencia se mantiene más atenta a los reencuentros-desencuentros entre Amador Mohedano y Rosa Benito que entre los principales aspirantes a europoltrona. Eso sí que tiene morbo y no los exabruptos sexistas del último responsable de Agricultura, que demostró con ellos el dominio de su materia en su faceta más vulgar y ramplona. Es más divertido ‘Supervivientes’ y los rifirrafes del ‘Salvame de luxe’ que ver dos bustos inexpresivos conversando sobre lo caro que está el tocino, bacon en europeo.
Total, que visto el panorama no es preciso ser bruja despeinada ni brujo boing para vaticinar que la máxima vencedora del 25-M será la candidata Abstención, pariente lejana y pobre de la prestigiosa criminalistsa Ascensión Joaniquet. Si es que hasta que en los colegios electorales no se sirva un chupito de Pacharán a los votantes a cambio de su papeleta no van acudir a votar más que los incondicionales de cada partido y a esos se les distingue a muchos kilómetros a la redonda. Y sin necesidad de chupito. Lo bonito, puesto que somos tan europeos sería poder votar en las elecciones alemanas por ejemplo, a favor o en contra de la Merkel y a favor o en contra de losa otros miembros que la troika tiene diseminados por todo el Continente. Pero de momento esa es otra utopía tan difícil de ver cumplida como la de pillar a un europarlamentario con las manos en el huevo.