R. Beltrán/ Quads, todoterrenos, camiones, turismos y retroexcavadoras. Este es el parque móvil de Tagomago, un despliegue de vehículos que en los últimos años han deteriorado el ecosistema de la isla, han depauperado su vegetación y han empobrecido la biodiversidad de la que hacía disfrutaba hasta la llegada de Matthias Kühn como gestor de la sociedad privada que adquirió este territorio.
Según muestran unas fotografías a las que ha tenido acceso Noudiari.es, tomadas entre 2012 y 2014, los cambios que ha padecido Tagomago están cerca de convertirse en irreversibles. El paso constante de estos vehículos ha destruido la vegetación y ha abierto senderos y caminos de un ancho más que considerable por toda la isla.
Una retroexcavadora para pintar las paredes
A pesar de Santiago Rodríguez Miranda, ministro de Trabajo del último gobierno de UCD, solicitó en diciembre de 2007 una licencia de obra menor en nombre de la sociedad Isla Tagomago S. A., lo que ha sucedido en la isla durante los últimos años dista mucho de lo que solicitaban los propietarios. Según lo expuesto en la petición, la intención de esta sociedad era “cambiar los sanitarios, el pavimento, pintar las paredes y revestirlas”, cuatro tareas para las que no se precisa de una retroexcavadora, cuya presencia puede apreciarse perfectamente junto a la mansión que se alza en la isla.
A todo esto hay que añadir la tala indiscriminada de savinas, la extracción de grandes volúmenes de tierra sin ningún tipo de permiso, obras ilegales de reforma y ampliación de esta vivienda… Y la exterminación de nidos de gaviota de Audoin, una especie protegida por considerarse como globalmente amenazada por el Species of European Conservation Concern. ¿La razón de este atentado ecológico? Que las aves molestaban a los invitados.
Alianza de fuerzas entre el Ayuntamiento de Santa Eulària y el Consell de Eivissa
Un entarimado forrado de madera levantado sin licencia alguna sostiene una cama balinesa entre la olla de Tramuntana y la olla de Llevant, al que se puede acceder a través de una pasarela que también carece de autorización de cualquier tipo. En el muelle de la isla se ha construido una tarima forrada de madera y salpicada de balizas que se encienden al caer el sol y que contribuyen a la contaminación lumínica que produce el beach club tan profusamente publicitado por sus propietarios, a pesar de que no dispone de la autorización correspondiente de Costas. A un lado, un Mehari y dos motos de agua, tres vehículos que deterioran el entorno por emitir polución y un estridente ruido que jamás antes se había escuchado en Tagomago.
El Ayuntamiento de Santa Eulària y el Consell Insular de Eivissa han aunado sus fuerzas para detener el incesante deterioro de esta isla. Así, la Administración municipal de la Vila des Riu ha denunciado ante la Fiscalía las innumerables irregularidades cometidas por la empresa que gestiona esta propiedad y que recoge un buen surtido de infracciones en materia urbanística, medioambiental, turística… Por su parte, la máxima institución ibicenca está trabajando por la declaración de Tagomago como Reserva Natural, un título que blindaría con más fuerza este islote y dotaría a los organismos correspondientes de más armas para protegerse contra la destrucción por la que abogan los propietarios del territorio.
Desprecio e ignorancia del Govern balear
Mientras tanto, el Govern ignora a las dos instituciones ibicencas y, a pesar de la petición unánime de las instituciones de Eivissa, la Comisión Balear de Medio Ambiente autorizó el pasado 10 de junio el beach club construido junto al muelle de Tagomago, que incluye no sólo la edificación principal sino la instalación de 13 mesas, 78 sillas, dos baños (caseta blanca sobre el quiosco que puede apreciarse en una de las fotografías), una plataforma flotante y otra en tierra, y cinco boyas.
“La verdad, es que no lo entiendo, porque se trata de un quiosco que no tiene ni la autorización de Costas, en una zona donde un quiosco no se puede instalar… Pero te responden que ellos se ciñen estrictamente a una solicitud que han recibido y que su informe sobre este tema concreto sostiene que el quiosco no tiene repercusión medioambiental”, declaró a Noudiari.es Mariano Juan, vicepresidente del Consell y conseller de Territori. La sombra de los intereses de Kühn y Duval es alargada, pero la oposición de la ciudadanía y las instituciones ibicencas a este atentado ecológico también lo es. La última carta todavía no está jugada y la declaración de Reserva Natural, así como los dictámenes de Demarcación de Costas y la Fiscalía podría dar al traste con los planes del promotor alemán y la vedette barcelonesa, del todo incompatibles con la preservación de la rica biosfera de Tagomago.
…..poderoso caballero don dinero….NO todo vale….sin comentarios