@D.V./ La fiesta que el lunes pasado se celebraba en el catamarán Passion Cat y en la que un turista polaco residente en el Reino Unido falleció, no era estrictamente hablando una party-boat sino una fiesta privada. Es decir, no se trataba de una party-boat publicitada como tal, ni el producto turístico de una empresa, sino que era una travesía privada en la que se alquiló un catamarán para realizar la fiesta.
La travesía era legal, cumplía el aforo y las normas de seguridad, y el barco tiene todos los papeles y permisos en regla, pero al ser una fiesta privada se escapa del ámbito de actuación del código de buenas prácticas que pactaron el Consell Insular y el Govern balear con APEAM (Asociación de Empresarios de Actividades Marítimas). Un resquicio legal que ha sido tratado en la reunión que se ha celebrado este miércoles entre representantes de la Estación Náutica de Sant Antoni y Sant Josep -que representa a la patronal del sector de las excursiones marítimas- y el presidente del Consell Insular de Eivissa, Vicent Serra.
“Hasta ahora tenemos un compromiso claro del sector de que hay que cumplir con la autoregulación y el código de buenas prácticas” comentan fuentes del Consell Insular, “pero esto hay que extenderlo también a todo aquel que alquile embarcaciones porque es un resquicio que no habíamos contemplado”. Desde el Consell se insiste que “el compromiso del sector es indispensable” y que si se comprueba que la autoregulación no funciona, se buscarán nuevas soluciones.
La regulación de los party boats se complica, además, porque esta figura ni siquiera se contempla en la Ley balear del Transporte Marítimo, que sólo habla de ‘excursiones marítimas’ dentro del apartado dedicado a ‘actividades turísticas’. Tampoco existe una definición clara de qué es una party-boat, ya que en esta ambigua etiqueta se puede englobar desde las pre-partys de las discotecas que se celebran en algunos barcos, al producto turístico que engloba excursión, música y puesta de sol, o a las fiestas privadas y particulares que puedan organizar un grupo de amigos.
«Un accidente aislado»
Por su parte los empresarios de la Estación Náutica de Sant Antoni y Sant Josep, después de lamentar el fallecimiento del turista el pasado lunes, han asegurado que el accidente se trata de un “hecho aislado” y han puntualizado que ellos realizan party-boats “bajo todas las normas de seguridad reglamentarias y amparadas en un decálogo de buena praxis”. También han asegurado que no sólo no están en contra de la regulación, sino que la desean: “Es el momento de que las administraciones competentes regulen nuestra actividad e impongan una serie de medidas de obligado cumplimiento, que rompan la desconfianza hacia este sector y que frenen el intrusismo”.
Ya, ahora resulta que era una fiesta privada … Jajajaja
vanas excusas! el resultado es lo dramático, parece mentira que miren para otro lado