@David Ventura/ La historia de la música -como la de cualquier otro arte- está repleta de absolutos mediocres que obtuvieron un éxito inmerecido, y de genios que permanecieron ocultos y cuyo talento fue despreciado e ignorado olímpicamente. La música pop, como mecanismo industrial que se dedica a proveer al público juvenil de una serie de productos que deben ser devorados instantaneamente, es pródiga en historias de artistas exprimidos y desechados, one-hit-wonders, o artistas que no estuvieron en el momento adecuado y el lugar oportuno y que vieron como el tren del éxito pasaba para no volver.
Por este motivo, la historia de Pulp es tan edificante porque, entre otros motivos, termina bien -o todo lo bien que puede terminar la historia de unos tipos que se meten en este infierno que es la industria del espectáculo-. Los de Sheffield fueron ignorados por crítica y público pero no desistieron, y después de una década y media larga de trabajo en la sombra y la marginalidad, fueron premiados por el estrepitoso éxito de Different Class (1995) que les pilló más viejos, más escépticos y más cínicos, es decir: en el momento perfecto para disfrutar de las mieles de la gloria.
‘Freaks’ -grabado en verano de 1986 pero no publicado hasta enero de 1987- es el disco de la época de oscuridad, un disco extraordinario, con una producción muy modesta que lastra algunas canciones aunque contribuye a darle este tono de ‘cuento de la cripta’, de canciones grabadas en la cueva de suburbio industrial. ‘Freaks’ es, por encima de todo, un disco con canciones maravillosas y eternas pero que, por desgracia, siguen siendo unas absolutas desconocidas para el público mayoritario, para quienes los de Sheffield nacieron con el brit-pop de los 90.
Consejos para la escucha de ‘Freaks’. En primer lugar, hay que tener claro que Pulp -especialmente en su gloriosa composición inicial de Jarvis Cocker, Russell Senior, Candida Doyle, Peter Mansell y Magnus Doyle- no suena como ningún otro grupo de música pop ya que contaba con una formación muy curiosa: guitarra, violín, teclados, bajo y batería. El uso del violín y el teclado nos remiten a la primera Velvet Underground de John Cale, con ese sonido agudo, quejumbroso y, a veces, irritante, y son perfectos para puntuar los clímaxs emocionales de las canciones.
Además, y al margen de las etiquetas de pop experimental, de post-punk o de avant-garde, Pulp son por encima de todo un grupo de música emocional, marcado por las letras y la peculiar forma de cantar de su carismático frontman Jarvis Cocker, que en ‘Freaks’ tiene algunos momentos álgidos de histrinismo vocal e interpretativo.
El disco se abre con la tenebrosa ‘Fairground’ un tema compuesto y cantado por Russell Senior, y que nos pone en sintonía con el tono oscuro que predominara en el álbum. Prosigue la primera cumbre del disco: ‘I want you’, una canción maravillosa en el que Cocker realiza una extraordinario ejercicio de su inconfundible estilo. ‘I want you’ es la única canción de este disco que Pulp tocaba en directo en sus giras como grupo de éxito. Disfrutadla.
‘Being followed home’ es otra joya oculta. Un tema de seis minutos -abundan en este disco las canciones largas, ya que permiten contar una historia y dan cancha a largas intros o a los desvarios de Cocker- en el que tras una larga introducción Cocker realiza un recitado marca de la casa, y en el que el órgano marca un ritmo repetitivo y obsesivo. ‘Being followed home’ es un tema 100% Pulp, en el que Cocker no se limita a narrar una pequeña anécdota o experiencia amorosa -que es en lo que consiste el 99% de las letras de las canciones pop- sino que nos explica un relato. En muchas ocasiones, las canciones de Pulp son como cuentos cortos y, en este caso, Cocker nos explica las impresiones que experimenta cuando vuelve sólo a casa de noche, en aquel Sheffield deprimido y castigado por el thacherismo de la década de los 80. Otra nocturna maravilla.
‘Master of the Universe’ prosigue con el tono sombrío y histriónico con un Cocker desatado y sudoroso y ‘Life must be so wonderful’ tranquiliza un poco el ritmo del disco, con una letanía llena de resentimiento, convirtiéndose en las antípodas de lo que debería ser una canción de amor.
Con ‘There’s no emotion’ alcanzamos una nueva cumbre. Tema inolvidable, bellísimo, en el que Jarvis Cocker nos narra su incapacidad de amar y la soledad perpetua a la que está condenado.
I could hear / a thin voice say:
«In your heart / there’s no emotion, / and your soul,
your soul just dried away.
There’s no love, / no love left in your / body
standing empty forever, / and colder / every day.»
Melodía extraordinaria, intensidad emocional subyugante y nada empalagosa, y siento una debilidad especial por el solo de guitarra de Russell Senior. Una maravilla.
No I don’t
believe in voices, / because I hear / them all the time,
scraping tears / from hardened faces / with their stu- / pid ugly rhymes.
In your heart / there’s no emotion, / and your soul,
your soul just dried away.
There’s no love, / no love left in your body; / standing empty forever,
and colder / every day.
Standing empty forever, / and colder / every day.
Prosiguimos con ‘Anorexic beauty’ -a mi juicio, el tema más flojo del disco-, el malrollista ‘The neverending story’ -Candida Boyle se luce con un órgano crispante que transmite todo el desasosiego que quiere expresar la letra-, y ‘Don’t you know’, el momento más risueño y luminoso del disco.
‘Freaks’ finaliza con un tema glorioso: ‘They suffocate at night’. El cojín sonoro de órgano, violín y los punteos de guitarra ambienta a la perfección esta historia de insomnio y obsesión. Un tema largo, intenso, emocionalmente extenuante, con una atmósfera y una belleza inusuales, y que demuestra la forma absolutamente personal y única con la que los de Sheffield afrontaban el reto de hacer canciones pop como nunca nadie lo hubiera hecho antes. En este vídeo podreis escuchar la versión ‘single’ del tema -mucho más corta y, para mi gusto, inferior al tema original- pero que al menos no permite disfrutar de un rarísimo, cutre y pretencioso video con unos Pulp jovencísimos y entrañables.
28 años después de su grabación, ‘Freaks’ sigue sonando distinto y vanguardista, y algunas de sus canciones aguantan sorprendentemente bien el paso del tiempo. Una joya a descubrir.
Pocas son las reseñas en español que leí de este hermoso disco
Y que mejor forma de leerlo mientras escuchas esas sombrias canciones. Un hijo bastardo entre depeche mode y joy división…mm no tanto depeche mode y más joy división pero lo veo así
Joya incomprendida