R. Beltrán/ Un pez globo surca unas aguas calmadas y transparentes, inflándose y desinflándose a ritmo de música electrónica. De repente, un disparo y una violenta ola barren el mar y borran de él cualquier signo de vida. Treinta y cuatro segundos bastan a la organización ecologista OceanCare para representar qué ocurriría si los planes de Cairn Energy siguieran adelante y comenzara la fase de exploración en busca de petróleo: unos cañones de aire comprimido dispararían burbujas de aire a tan alta presión que penetrarían hasta 7.000 metros en el suelo marino y producirían un sonido entre 10.000 y 100.000 veces superior al del motor de un avión a reacción.
OceanCare, que se fundó en 1989 para proteger los océanos y a los mamíferos marinos, ha iniciado una campaña de concienciación y recogida de firmas para evitar por todos los medios que esto ocurra frente a las costas de Eivissa y Formentera. Esta asociación, organismo consultor del Consejo Económico y Social de la ONU desde 2011, reclama al Gobierno español que evalúe el impacto medioambiental de la extracción de crudo frente a las Pitiüses y le recuerda que las áreas marinas protegidas no pueden someterse a sondeos en busca de petróleo o gas. Un apoyo más que se une a la causa antiprospecciones y, de nuevo, un apoyo que viene de fuera de nuestras fronteras.