R. Beltrán/ Un flamante Rolls Royce entra el pasado 10 de julio en la gasolinera situada junto a la rotonda de Pacha, la más próxima a la zona del Paseo Marítimo de Ibiza, donde se concentran la mayoría de locales de lujo de la isla, así como los puertos deportivos. Las cámaras de seguridad de la estación de servicio graban como, después de que el Rolls Royce detenga su marcha, un joven que viaja de paquete se baja de un ciclomotor con el casco puesto.
Con cierto disimulo, aunque no demasiado, el joven que ha descendido de la moto pasa junto al lujoso vehículo y echa una rápida mirada al interior. Víctima detectada. Tras acercarse a las oficinas de la gasolinera pero no entrar en ellas, el individuo se da la vuelta, deshace el camino andado y con un movimiento más que veloz, mete un brazo dentro del Rolls Royce y arranca de la muñeca de su propietario un reloj de la exclusiva marca Richard Mille, cuyo precio se cifra en 500.000 euros. El ladrón sale a la carrera, se monta en el ciclomotor donde le espera su compinche y ambos huyen sin que las víctimas del robo puedan impedirlo.
Detección de la víctima e inicio de la vigilancia
Agentes de la Comisaría de la Policía Local de Ibiza y de la Polizia di Stato, en Italia, detuvieron el pasado fin de semana a dos capos de la mafia napolitana, en concreto del clan de los Giuliano, que se dedicaban a este tipo de robos. Junto a ellos también fueron detenidos otros tres implicados en esta red criminal, que sustraía los relojes en la isla para venderlos en Italia utilizando una infraestructura que había sido orquestada durante el mes de mayo y que incluía varios pisos de seguridad, motocicletas y vehículos de apoyo. En las denominadas ‘Bandas del Rolex’ todo está más que pensado.
Los dos principales detenidos, un hombre y una mujer, habían alquilado un piso en el Paseo Marítimo de Vila, que les servía como atalaya para controlar a sus próximas víctimas, así como para organizar los accesos a los lugares donde se perpetraban los robos y las huídas de los mismos. La pareja, además, trabajaba sobre el terreno y frecuentaba los locales de lujo de la zona, algo que les permitía seleccionar a sus objetivos. Sólo tenían que fijarse en qué relojes llevaban el resto de personas congregadas en el local, señalar al elegido e iniciar la fase de vigilancia.
Huída a un piso de seguridad y transporte del reloj a Nápoles
En este momento, los miembros del clan de los Giuliano realizaban un control exhaustivo de los horarios y principales rutinas de las víctimas potenciales, para hallar el momento óptimo para perpetrar el robo, algo de lo que se encargarían tres compatriotas italianos expertos en robos y en conducción evasiva. Realizado el asalto, sólo quedaba esconderse en uno de los dos pisos de seguridad con los que contaba la banda y transportar los relojes mediante terceras personas, ‘mulas’ que se hacían pasar por turistas y que viajaban a Ibiza con la única finalidad de transportar a Nápoles los relojes robados.
En el momento de la detención, los agentes de la Brigada Central de Crimen Organizado de la Comisaría General de Policía Judicial y de la UDYCO de la Comisaría de Ibiza, se incautaron de dos relojes valorados en 10.000 euros y 12.500 euros, además de unos 8.000 euros en efectivo. El resto del dinero y de los relojes han volado, como el tiempo que marcan sus manecillas de titanio.