@D.V./ “La Ley de Impacto no permite dividir la evaluación de los efectos ambientales de un mismo proyecto, por lo que en el caso de los proyectos de hidrocarburos la evaluación debería contemplar las tres fases posibles que lo componen”. Estas palabras que recuerdan que es necesario un estudio de impacto ambiental global que incluyan todas las fases del proyecto de un prospecciones de hidrocarburos no ha sido redactado por la Alianza Mar Blava ni por ninguna organización ecologista. Pertenece del informe ‘Documento técnico sobre impactos y mitigación de la contaminación acústica marina‘ y ha sido publicado por el Ministerio de Medio de Medio Ambiente.
Este estudio, elaborado por Natacha Aguilar (Universidad de La Laguna) y Ana Tejedor (KAI Marine Services), con el apoyo del Grupo de Expertos Nacional de Ruido Submarino, dedica 25 folios a la contaminación acústica de la exploración y explotación de hidrocarburos -de los folios 54 a 78- y coincide en muchas de sus apreciaciones con las alegaciones que desde Eivissa y Formentera se han presentado contra el estudio de impacto ambiental que presentó la petrolera Cairn Energy.
Impacto global y protección especial a cetáceos
Así, este informe recuerda que cosas obvias como que “el proyecto de hidrocarburos se define por las siguientes fases: obtención de licencias, prospección sísmica, catas o sondeos exploratorios, diseño y construcción, producción o explotación y, finalmente, desmantelamiento de las instalaciones”, por lo que “las fases de prospección, cata y producción están inherentemente ligadas y constituyen un proyecto continuo que debe evaluarse globalmente”.
El informe, por tanto, coincide en las alegaciones presentadas por la Alianza Mar Blava en el que insistía especialmente en que el informe de impacto ambiental de Cairn Energy se centraba exclusivamente en los sondeos sísmicos y se olvidaba de la otras fases del proceso de extracción de crudo. Un elemento que es críticado duramente por este mismo informe del Ministerio de Medio Ambiente.
Así, en la página 69 de este informe leemos cosas como estas: “Una de las características más importantes del ruido como contaminante del hábitat es su carácter acumulativo y sinérgico. Los efectos psicológicos y fisiológicos del ruido en los organismos marinos, especialmente aquellos sensibles al ruido como los cetáceos, se multiplican si la exposición al ruido es de carácter crónico. También si los individuos o poblaciones afectadas están sometidos a la exposición de otros contaminantes, en particular los químicos. El promotor [Cairn Energy], durante la elaboración de la propuesta, así como la entidad evaluadora de la misma, deben considerar las características acumulativas”.
No sólo eso, sino que el informe del Ministerio también reclama que se debería “impedir las actividades [petroliferas] en áreas de presencia de especies sensibles y en áreas marinas protegidas”, y aconseja “respetar una zona de amortiguamiento de 20 kilómetros alrededor de las mismas en el caso de cetáceos”. También asegura que “las prospecciones sísmicas propuestas deben evitarse en áreas críticas (alimentación, migración, reproducción y cría) cuando coincidan con la temporada en la que estas son utilizadas por especies sensibles”. A continuación, establece una lista de ‘especies sensibles’ que incluyen algunos cetáceos frecuentes en el mar balear, como el delfín común (Delphinus delphis) el delfín mular (Tursiops truncatus) y el rorcual común (Balaenoptera physalus)
El informe concluye que todas estas consideraciones “deben considerarse por los promotores de las prospecciones sísmicas durante la fase de diseño y también deben ser evaluadas por las autoridades que regulen este tipo de actividades durante la fase de obtención de permisos”. La pregunta es, ¿hará caso el Ministerio de Medio Ambiente a los informes que realiza el mismo Ministerio?