Los vándalos eran unos simpáticos germánicos que cuando el Imperio Romano se fue al carajo se internaron por la Península Ibérica arrasando con todo lo que pillaban por delante (o eso dicen algunos libros de Historia). Gracias a esa afición por el saqueo de los vándalos, nuestras queridas lenguas latinas acuñaron el término ‘vandalismo’ (y de este nació el adjetivo ‘vandálico’) para referirse a un «espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna, sagrada ni profana».
En Sant Antoni, mi pueblo de toda la vida, este mediodía se han reunido 150 vecinos para protestar por la gestión del gobierno municipal. Lo han hecho pacíficamente, cantando, gritando, silbando y aporreando unas cacerolas. Desde hace tres décadas, el PP es el partido que controla el Ayuntamiento y en esos años les ha dado tiempo a algunos para llenarse los bolsillos mientras llenaban el municipio de cemento de forma ilegal, entre otras cacicadas, propias de quien tiene el poder y no conoce el miedo a perder la poltrona.
Por primera vez desde que tengo uso de razón unos vecinos protestan públicamente y, por suerte o por desgracia, no habrán hecho más ruido que el que se monta cuando Madrid, Barça, Betis, Sevilla o selección española levantan un título. Curiosamente, la gota que colma el vaso de la indignación de algunos no es solo el saqueo de nuestro pueblo por parte de nuestros representantes sino que estos representantes hagan la vista gorda mientras unos ‘vándalos’ (de verdad) de nacionalidad extranjera nos destrozan las calles y se mean en nuestros portales por culpa del turismo barato que unos cuantos nos obligan a ofrecer señalando con dedo acusador al que propone cualquier alternativa sostenible económicamente y respetuosa con el medio ambiente.
En 26 años de vida no recuerdo una sola queja de un solo alcalde del PP por la actitud de esos becerros llamados ‘hooligans’. Por supuesto, tampoco he visto ninguna decisión política para atajar ese problema. Ya se pueden nuestros queridos turistas tirar de los balcones, ahogarse en las piscinas, atacar a un camarero, liarse a palos delante de menores de edad, destrozar apartamentos. Ya pueden ocurrir navajazos, tiroteos o atropellos (que haberlos, haylos). Ya puede reventar Sant Antoni de droga y prostitución como si fuera una Las Vegas mediterránea, decadente y de bolsillo. Siempre se mira para otro lado, siempre se escurre el bulto con la indecencia del que se forra a costa de joder el bienestar de los vecinos a los que representa.
Dan ganas de perder los estribos (y afortunadamente tenemos más educación que ese grupo de mentirosos profesionales llamados concejales y caminamos por el sendero de la educación y el respeto) cuando uno se entera de que esa casta gobernante utiliza un documento oficial del Ayuntamiento para calificar de «acto vandálico» los carteles reivindicativos que unos vecinos indignados con su deplorable gestión han colgado con celo en la puerta del edificio consistorial. Supongo que el coste de despegarlos superará los 60.000 euros que, según esta ‘colla sense ànima’, según estos sinvergüenzas que se hincharon fraudulentamente sus sueldos –lo ha dicho un juez al que estos garantes del orden y la ley no hacen ni caso– en plena época de desahucios y paro, costó el gran carril bici con que nos obsequiaron en primavera, no se pudo utilizar en verano y en otoño aún no sabemos quién lo pintó. Dios quiera que en mayo nuestros votos hagan pillar a estos vándalos y sinvergüenzas otro carril: uno que los mande muy lejos del poder.
Pablo Sierra – miembro de Reiniciando Sant Antoni
Me uno a la indignación, maldita casta!!
Desde lejos se puede ver las ganas de pertenecer a esa clase o casta que llamas en tu desvirtuada misiva. Hooligans son los seguidores radicales de los equipos de fútbol de Inglaterra, ya que te gustan las definiciones…
Vaya por delante que detesto la deplorable gestión que ha » perpetrado » este mal llamado equipo de gobierno, pero no caigamos en la demagogia fácil. Posiblemente esos vándalos, como les llamas, te estén dando dando de comer a ti y a tu familia, pues de cierto modo, todos vivimos del turismo. Otra cosa diferente es pedir a los organismos públicos que cumplan con su deber, que es vigilar, denunciar y por supuesto, tramitar las denuncias,y no criminalizar al turismo. Tu has visto la infraestructura que te rodea?, has visto en el estado que están los hoteles y hostales de San Antonio?, has pensado en qué tipo de personas son las que aguantarían y pagarían por estos establecimientos ?( salvo algunas excepciones, claro ) He nacido aquí, y vivo aquí con mis hijos y quiero un pueblo mas limpio, mas seguro y mas respetado, pero las simples descalificaciones no ayudan para nada. Como he dicho al principio, se ve de lejos que te vas a presentar a las próximas elecciones municipales, pues a ver tu programa y suerte. Construir, no destruir.