Tras la exposición antológica celebrada el pasado verano en el Auditorio Caló de s’Oli y su viaje a la galería Malvin de Madrid en enero, con motivo de la Feria Internacional de Turismo (FITUR), la muestra ‘Road to Synesthesia’, del fotógrafo Joan F. Ribas, llega al establecimiento en el que fueron tomadas buena parte de las imágenes de gran formato que la componen: Can Jordi Blues Station. La inauguración tendrá lugar el miércoles 21 de junio, a las 19 horas, y permanecerá expuesta hasta el 7 de agosto. Está compuesta por casi veinte fotografías de conciertos que expresan la pasión e incluso la transformación de los músicos, en el momento en que están dando lo mejor de sí mismos sobre el escenario.
Joan F. Ribas es un fotógrafo vocacional y autodidacta, que después de décadas de captar paisajes y retratos dio un giro radical a su estilo para centrarse en el poder evocador de la música en vivo. Su trabajo trata de capturar la magia del directo y provocar cierta “sinestesia” en el observador, un fenómeno que ha inspirado esta exposición individual.
En psicología, el término sinestesia alude a la acumulación de diferentes tipos de sensaciones ante una misma percepción. Significa que aquello que las personas sinestésicas captan a través de un sentido acaba produciendo efecto sobre los otros. Hay quién experimenta, por ejemplo, un sabor dulce cuando acaricia una superficie suave con la punta de los dedos o personas que asocian colores al escuchar determinados tonos musicales o incluso números. En el mundo del arte, sin embargo, la sinestesia asocia los estímulos que captamos a través de los sentidos con las sensaciones internas que estos nos provocan; es decir, emociones y sentimientos.
La obra de Joan, de esta forma, busca congelar esos momentos únicos que transmiten la intensidad y emoción de los conciertos, y que a veces hasta incluyen una vibración superlativa que las sitúa en la frontera del sonido. La exposición de Can Jordi, que reúne casi la mitad de la muestra original, se centra en los artistas ibicencos y muy especialmente los que suelen actuar en Can Jordi. Además, mediante cartelas, incorpora la impresión y sensaciones que estas fotografías producen en sus protagonistas, cuando se ven congelados en mitad de una actuación memorable.
Ribas ha sido un apasionado de la fotografía desde siempre, pero hace veinte años comenzó a profundizar en nuevas técnicas. Primero se centró en los paisajes, continuando después con retratos y desnudos. Los primeros pasos en la fotografía musical los dio hace casi una década. Desde entonces, Joan viaja siguiendo el rastro de la música, de concierto en concierto. A día de hoy ya ha fotografiado muchos más de un millar.
“No hago fotos si la música y la actitud de quienes la interpretan no me inspira. Hay momentos en que me siente empujado a disparar el obturador y otros que no”, explica Ribas. Cuando se produce ese instante inspirador, Joan trata de capturar el gesto en su máxima expresión, congelando el movimiento y presentando la brutalidad, el éxtasis o la absoluta placidez que se concentran en una décima de segundo. El resultado, unas imágenes con un sello propio inconfundible y que a menudo revelan a los propios músicos gestos y expresiones fugaces en las que les cuesta reconocerse.