LOS AÑOS SALVAJES
@L.F./ Puede que esta semana los seguidores de esta página me tachen de hereje por reseñar esta versión de La torre del elefante antes que la dibujada en primer término por Barry Windsor-Smith a principos de los 70 en la serie regular Conan el Bárbaro, pero sobrepasados los cuarenta uno tiene bien definidos sus gustos y también sus debilidades, todo hay que decirlo. Sin lugar a dudas, mi preferencia por esta versión de entre las cuatro (que yo sepa) que recogen la misma historia viene dada por el sencillo hecho de que fue la primera que descubrí y también una de las primeras que leí del salvaje cimmerio. El impacto que supuso encontrarme de bruces con una publicación del estilo de La espada salvaje de Conan el bárbaro, tan diferente en cuanto a contenido de mis primigenios Mortadelos o Don Mikis, con su por entonces inusual formato para la época de magazine con 64 páginas publicadas a blanco y negro, consiguió que mis expectativas en lo referente al arte secuencial se abrieran de par en par, generando una amplitud de miras necesaria ante la desbordante cantidad y calidad de historias que se me venían encima, listas todas ellas para ser leídas y devoradas con avidez por un coleccionista compulsivo en ciernes.
La torre del elefante es uno de los poquísimos relatos originales publicados en la mítica revista Weird Tales del prematuramente fallecido escritor texano Robert E. Howard, padre de la criatura en primer término e icono de la literatura pulp norteamericana de los años 30. A principos de los 70, el guionista Roy Thomas (EE.UU, 1940), claramente influenciado por la obra de Howard, relanza de nuevo a Conan, pero esta vez en una serie de cómics que encumbró a su vez al estrellato al dibujante británico de estilo romántico Barry Windsor-Smith, quien lejos de posteriores interpretaciones de governeitors hiperhormonados nos deleitó durante cuatro años con su arte de corte prerrafaelista, algo nunca visto antes en los tebeos. La más reciente de las versiones de La torre… tiene por responsables al guionista Kurt Busiek y al dibujante Cary Nord, en una saga que se desarrolló a lo largo de varios números de la reciente serie regular publicada por Dark Horse Comics, actual propietaria de los derechos del personaje en detrimento de Marvel Comics.
Las razones por las que Roy Thomas adaptó otra vez el relato son sencillas. El nuevo magazine le permitía desarrollar la trama en toda su amplitud doblando la extensión de la primera, lejos de las estrecheces impuestas por las 20 páginas de su versión primigenia en formato comic book, y darle a su vez un toque más adulto acorde al público al que estaba destinado la revista. El segundo motivo es porque esta es la historia favorita de Thomas, así de simple. De este modo, La torre del elefante se convirtió (que yo sepa) en la primera historia que pasó de un formato a color a otro en blanco y negro con mayor calidad de dibujo y extensión.
El dibujante John Buscema (EE.UU, 1927-2002), acompañado del filipino Alfredo Alcalá, el mejor entintador que yo le recuerde, nos ofrecen una versión mas contundente, lejos de la estilizada figura del romántico Smith, dotando al bárbaro de un físico mas imponente que en la década posterior habría de marcar los cánones de futuras adaptaciones cinematográficas conocidas por todos. Tan solo mencionar al respecto que desde mi punto de vista Jorge Sanz ha sido el mejor actor que ha encarnado a Conan, y que los 15 minutos iniciales de la primera película es lo único rescatable del lote entero, funestas secuelas incluidas.
La historia nos muestra a un jovencísimo bárbaro recién llegado a la civilización ejerciendo el noble oficio de ladrón en la ciudad de Zamora (¡), ciudad perversa y decadente donde se encuentra la mencionada torre coronada con una cúpula de piedras preciosas. Conan asalta el edificio con intención de hacerse con sus tesoros, y es entonces cuando descubre en su interior a la criatura interestelar Yag-Kosha, una suerte de monstruosidad con cabeza de paquidermo esclavizada por el brujo malvado Yara. La providencial intervención del cimmerio resulta fundamental para la liberación y venganza de la criatura de su cruel patrón. Una historia sorprendentemente bella para un género del cómic, el de la espada y brujería, que vivió su momento álgido de mano de Conan el bárbaro, quién llegó desde las salvajes tierras del norte para pisar con sus sandalias los enjoyados tronos de la Tierra.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada recientemente en El Hondero (2013), y de los guiones de la Webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13)
Probablemente, la mejor adaptación de un relato original del padre de la criatura, Robert E. Howard, por cortesía de Roy Thomas y John Buscema. Imprescindible.
Probablemente, la mejor adaptación de un relato original del padre de la criatura, Robert E. Howard, por cortesía de Roy Thomas y John Buscema. Imprescindible.