La Pasión según san Matthew Murdock
Born again (Renacido) es el mejor arco argumental de un superhéroe jamás publicado en una colección regular de formato cómic book americano (grapa con 24 páginas)…y punto.
Hoy podría dar por finalizado el artículo aquí mismo y quedarme mas ancho que largo, ya que estoy convencido de no equivocarme en absoluto, pero tal vez deba explayarme algo más para justificar una aseveración tan contundente. Daredevil (mal apodado Dan Defensor en sus comienzos en España) fue una apuesta personal de su creador Stan Lee (¿quién si no?) que lo lanzó directamente al mercado en su propia colección regular en 1964 sin pasar con anterioridad por ningún otro tebeo Marvel a modo de prueba. El horrendo uniforme original semejante a un zángano travestido con cuernos ideado por Jack Kirby y dibujado por Bill Everett es sus primeras aventuras, fue sustituido en el número 7 de la colección por el espectacular diseño rojo de Wally Wood que ha perdurado hasta nuestros días como uno de los mas chulos jamás creados. A pesar de ello, las aventuras del hombre sin miedo languidecieron durante quince años debido a unos guiones pobres e insulsos, respaldados tan solo por el buen hacer del maestro Gene Colan en el aspecto gráfico.
Así las cosas, a finales de los 70 Marvel decidió dar carpetazo a esta colección de culto cuya candencia había pasado de mensual a bimensual debido a las pésimas ventas con una maniobra habitual en la compañía: encargar a un pipiolo sin experiencia la responsabilidad de “reflotar” la colección. En la mayoría de los casos esto solía ser la puntilla definitiva al tebeo, y la editorial tenía la excusa perfecta para cancelar un producto que no generaba beneficio alguno sin que los fans más acérrimos se les echaran al cuello. Pero resulta que el encargado de “hundir” a Daredevil no era otro que un joven de 22 años llamado Frank Miller (EEUU, 1957) y resulta que en pocos números, el bueno de Miller, a cargo del dibujo y guión de la serie, la transformó hasta convertirla en uno de los mayores éxitos jamás publicados por la compañía. Ideó personajes nuevos como Elektra, Stick o los guerreros ninja de La Mano, reforzó a villanos como Bullseye y tomó prestado al por entonces infravalorado Kingpin del elenco de The Amazing Spider-man para crear una saga que bebía en las raíces de la novela negra y del Spirit de Will Eisner, aderezado todo ello con una concepción cinematográfica de sus páginas pocas veces vista hasta la fecha. Su primera etapa en la colección duró hasta 1983, año en que emigró a la “distinguida competencia”, D.C Comics, para dar a luz historias de talante parecido como pueda ser la extra-súper-hiper-mega-sobrevalorada e incomprensible Batman: El regreso del Caballero Oscuro (1986) y la magnífica Batman: Año Uno (1986), en esta ocasión acompañado a los lápices por David Mazzucchelli (EEUU, 1960).
Ese mismo año de 1986, el hijo pródigo regresa brevemente a la colección que le viera encumbrarse para escribir el arco argumental de siete partes que conforma el punto más álgido de su carrera y del personaje, y también ¿por qué no? uno de los mas elevados de la historia del cómic. Esta vez será Mazzucchelli quien se encargue del apartado gráfico, siguiendo, eso si, precisas indicaciones y bocetos del propio Miller, quien participará decisivamente en la composición de la estructura que determina el ritmo de la página.
El contundente inicio de la trama nos muestra a Karen Page, la otrora risueña y pizpireta ex-secretaria del abogado invidente Matthew Murdock (alter ego civil de Daredevil) y de su socio Foggy Nelson como a una actriz fracasada que se ha pasado al subgénero porno para sobrevivir. Conocedora de la identidad secreta de su jefe, la vende a cambio de una miserable papelina de heroína.
Es aquí donde empiezan los problemas de Murdock, ya que es el mismísimo Kingpin quien se hace poseedor de tan privilegiada información. El líder mafioso de la Cocina del Infierno neoyorkina donde se sitúa la acción se dedica entonces a destruir sistemáticamente tanto la vida tanto del abogado que ha interferido en sus negocios sucios, como por ende, la del superhéroe de profundas creencias religiosas católicas que se esconde tras la máscara. De la noche a la mañana, el abogado descubre que sus cuentas han sido congeladas por impago, que está siendo investigado por Hacienda y que ha sido formalmente acusado de sobornar aun testigo para que cometiera perjurio, con lo que además de encontrarse arruinado, su reputación es rebajada al nivel de un lodazal. Por si eso fuera poco, Kingpin, de quien Murdock sabe con certeza que está tras el complot, da clara muestra de sus intenciones volando su casa por los aires, consiguiendo que el abogado ciego pierda definitivamente la chaveta y se hunda en la mas mísera indigencia, tanto física como mental, hasta que es rescatado por su desconocida madre, Maggie (momento representado por Mazzucchelli con una espectacular versión de La Piedad de Miguel Angel) quien lo abandonara siendo un niño para meterse a monja.
Miller deconstruye al hombre sin miedo hasta darle la vuelta como a un calcetín. Lo precipita primero hacia el derrumbamiento, sometiéndolo después al purgatorio en el que deberá expiar sus penas antes de ser descendido a los infiernos y le obliga a pasar por un calvario atroz del que finalmente será redimido para renacer libre de todo pecado y culpa. La metáfora cristiana del desmoronamiento seguido del desastre, la purificación, la redención y el renacimiento, es evidente y palpable a lo largo de toda la saga trufada de simbología religiosa. Mención aparte merecen las emocionantes tramas paralelas de secundarios como el periodista Ben Urich, quien también se huele desde un principio que Kingpin es el responsable de la caída en desgracia de Murdock, sufriendo en sus propias carnes las consecuencias de su osadía por querer tirar del hilo. Tras su particular descenso a lo más profundo del averno, Karen Page es asimismo redimida y recuperada, lanzando así un mensaje optimista a todos los desesperados que se consideran causa perdida.
Apuntar además que el personaje mereció una digna adaptación cinematográfica en 2003 (nada que ver con la trama aquí explicada) con Ben Affleck en el papel protagonista, acompañado de Jennifer Garner (Elektra), Colin Farrell (Bullseye) y el recientemente desaparecido Michael Clarke Duncan como Kingpin. Destacable también la estupenda banda sonora que encumbró a Evanescence al estrellato; aunque yo de vosotros, si tuviera la oportunidad, me haría con la 2ª versión de la peli, mucho mas congruente, montada por su director, Mark Steven Jonson.
Daredevil: Born again es una historia de superación en toda regla, la que definiría para siempre al personaje y uno de los más altos hitos de la creación literaria en todas sus vertientes (sí, habéis leído bien). Tras su publicación, ya nada volvería a ser como antes para el abogado ciego de la Cocina del Infierno. De hecho, la imposibilidad de igualar la obra maestra de Miller propició una nueva caída de la colección en el ostracismo durante otra década y media, hasta que el director de cine y guionista de cómics ocasional, Kevin Smith, y mas tarde el escritor estrella de la compañía, Brian Michael Bendis, acompañado por Alex Maalev a los lápices, consiguieran reverdecer los laureles del hombre sin miedo…pero esa ya es otra historia.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios de malvivir, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) y de los guiones de la Webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13)