EL PEOR ENEMIGO POSIBLE
@Lluís Ferrer/ Muchos estaremos de acuerdo (so pena de que el director Luis Ávila os corra a gorrazos en caso de negar la mayor) en que las recientes películas de Iron Man, con un Robert Downey Jr. que parece haber nacido para encarnar al vengador dorado, son de lo mejorcito, o al menos de lo más comercial y taquillero en lo que a adaptaciones cinematográficas de personajes Marvel se refiere, pero así, a bote pronto ¿seríais alguno de vosotros capaces de nombrar algún archivillano o némesis reconocida del insigne hombre de hierro?…cuesta un poco ¿a que sí? La explicación es sencilla; el mayor enemigo de Tony Stark, alter ego civil de nuestro protagonista de la semana, no es otro que él mismo.
Con la creación de este personaje basado en el mismísimo Howard Hughes (Howard es tambíén el nombre del padre de Tony en la ficción) de talante cínico y machista, y multimillonario gracias a sus industrias armamentísticas de última tecnología, el Padre Creador de Todos Ellos en Primer Término, el inevitable Stan Lee (Alabado Sea), pretendía demostrar su capacidad de crear un personaje que sedujera y cayera simpático a los lectores aun a pesar de su evidente amoralidad y falta de ética. El resultado fue plenamente satisfactorio, y el binomio Tony Stark/Iron Man evolucionó en su propia serie regular hasta ser conceptualmente equiparable a otro tándem clásico de la literatura de acción, el agente James Bond/007 de Ian Fleming.
Aun así, la colección en solitario del hombre de hierro parecía ir siempre a remolque de su protagonismo más destacado como líder de Los Vengadores, la otra serie regular superventas donde aparecía en compañía de Thor, Hulk o el Capitán América entre otros. Aunque puede que fuera precisamente esa misma calidad de personaje y saga “menor” la que diera pie a los guionistas David Michelinie (EE.UU, 1948) y Bob Layton (EE.UU, 1953) a experimentar con el consentimiento de Marvel Comics un nuevo formato de historia que con posterioridad influiría de forma decisiva y con
todas sus consecuencias en grandes sagas de la compañía como pudieran ser Daredevil, Born Again, de Frank Miller, o incluso me atrevería a decir en las más renombradas de la Distinguida Competencia (D.C Comics): Batman, el Caballero Oscuro, también de Miller, o incluso Watchmen, de Alan Moore (sí, habéis leido bien…hoy estoy de un hereje desatado que me salgo de madre ¿y qué?)
En los números 120 al 128 de la serie regular publicada originalmente entre marzo y noviembre de 1979, Michelinie y Layton, acompañados de los realistas lápices del por entonces novato John Romita Jr. (EE.UU, 1956), quien con el tiempo habría de convertirse en uno de los pilares de la compañía tal y como lo fuera su padre John Romita (Sr.) con anterioridad, trazan las líneas maestras de un arco argumental que muestra la lucha de Iron Man contra el más infatigable y pavoroso enemigo que haya combatido nunca, su propio alcoholismo. La trama culmina en el número 128 con el revelador título de El demonio en una botella y una maravillosa portada que deja poco lugar a dudas sobre lo que encontraremos en las páginas interiores del cómic.
En los números previos se nos explica el ascenso del villano de turno, el también empresario del sector Justin Hammer, quien no parece aceptar ser el segundón en la industria armamentística y azuza una primera oleada de enemigos de tres al cuarto dirigida contra Stark. De forma teledirigida, Hammer se hace con el control de la armadura del propio Tony, dando lugar a toda una serie de desastres “accidentales” algunos y no tanto otros que, aderezados con su propia incompetencia debido a la imparable adicción al alcohol, desembocan en el homicidio público por parte de Iron Man del embajador de Carnelia. Su inestable situación sentimental, la
inevitable defenestración del liderato de Los Vengadores y su estresante carrera por conseguir pruebas que demuestren su inocencia confluyen para dar lugar al inevitable descenso del otrora invencible hombre de hierro a los infiernos mientras se ahoga en alcohol por el camino. El cómic final de la saga es el que nos muestra (tal vez de forma un poco precipitada para mi gusto) el resurgir de un Tony que ha conseguido expiar sus demonios internos y adicciones para regresar libre todo pecado y culpa; una historia de redención muy del estilo de las que se publicarían en años venideros tanto en Marvel como en otras compañías, tal y como ya he explicado con anterioridad.
Es precisamente ese talante innovador y visionario el que confiere a El demonio en una botella la categoría de clásico imprescindible a todas luces para cualquier aficionado a los cómics.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada recientemente en El Hondero (2013), y de los guiones de la Webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13)
O de como contra uno mismo no hay armadura que valga…que lo disfruteis.