Renacer de las cenizas
Dicen que el poder corrompe y que el poder absoluto corrompe absolutamente; buena muestra de ello es esta magnífica saga de los X-Men. Aunque tal vez, antes de adentrarnos en materia, deberíamos remontarnos algo atrás en el tiempo. La Patrulla X no fue desde un principio la inagotable franquicia mutante superventas de hoy en día.
La colección original Uncanny X-Men vio la luz en septiembre del 63 de mano de los inevitables Stan Lee y Jack Kirby, y la primera etapa de la serie con los alumnos del Profesor Charles Xavier: Cíclope (Scott Summers), La Bestia (Hank McCoy), El Hombre de Hielo (Bobby Drake), El Ángel (Warren Worthington) y la Chica Maravillosa (Jean Grey) alcanzó 66 números hasta su cancelación en 1970, y eso a pesar de contar con el magnifico Neal Adams en el apartado gráfico.
Sea como fuere, los tebeos atrasados de colección se convirtieron en objeto de culto. Fue entonces cuando Marvel decidió no publicar más reediciones y arriesgarse con una segunda génesis del equipo en marzo de 1975 de mano del guionista Len Wein y el dibujante David Cockrum, formado esta vez por una alineación más internacional que contaba entre sus filas con Tormenta (Ororo Munroe, keniata), Coloso (Piotr Rasputin, soviético), Rondador Nocturno (Kurt Wagner, alemán), Ave de Trueno (John Proudstar, nativo americano) Lobezno (Logan, canadiense) y Banshee (Sean Cassidy, irlandés).
La única reincorporación del grupo original sería la de su lider, Scott Summers, quien mantenía relación sentimental con Jean Grey, secundaria de lujo que pasaría a tener un papel más que destacado en el arco argumental La saga de Fénix (a secas) publicada entre 1976-77. En ella, la encantadora Chica Maravillosa pasó a convertirse en la todopoderosa Fénix tras una batalla interestelar en la que rescata al universo entero de su total aniquilación. Memorable es su frase: Oídme hombes-x, ya no soy la mujer que conocisteis, soy pasión y fuego encarnado ahora y siempre ¡soy Fénix!
Destacar que mencionada historia fue la que supuso el relevo de Cockrum por parte de un nuevo dibujante, John Byrne (Reino Unido, 1950), quien junto al también británico Chris Claremont (1950) a cargo del guión, conformaría el equipo creativo más celebrado de la colección mutante; y eso que la disparidad de criterios entre uno y otro era abrumadora. Byrne, de talante conservador, elevó al estrellato a un solitario y barriobajero Lobezno, mientras que Claremont, de perfil mucho más liberal, se volcó en Cíclope, mostrándolo como el líder perfecto que siempre trabajaba en equipo para mantener al grupo unido.
La saga de Fénix Oscura abarca los números del 129 a 138 de la edición original norteamericana, y en ella, se muestra el imparable ascenso de la fuerza Fénix en la psique de Jean Grey, quien pasa a convertirse en una simple muñeca de trapo a merced de la superpoderosa entidad que la domina a su antojo. Tras el enfrentamiento de la Patrulla X con la organización criminal más chula del mundo de los cómics, el elitista grupo de época conocido como el Club Fuego Infernal, el ente Fénix, necesitado de formidables cantidades de energía que debe reponer sistemáticamente, se desboca en toda su magnitud, provocando un desastre de proporciones épicas al devorar toda una estrella con la consiguiente aniquilación de los cinco mil millones de habitantes inocentes de su planeta vecino.
Semejante magnicidio colmó el vaso de la paciencia del por entonces editor en jefe de Marvel Comics, Jim Shooter, quien literalmente obligó a Claremont y Byrne a cargarse a Jean Grey en compensación por el desagravio. Ningún superhéroe de la compañía, por intocable que pudiera parecer, tenía derecho a tomar la vida de nadie (a excepción del Castigador o el propio Lobezno) y mucho menos, la de un sistema solar entero. El equipo creativo se vio obligado a cambiar el final previsto de la saga, en la que el Fénix era destruido, pero en la que su recipiente humano sobrevivía (hechos posteriormente relatados en la colección alternativa What if?). Shooter no iba a permitirlo de ningún modo, y aunque fue criticado, insultado y vilipendiado por todos los fans en todas las convenciones dedicadas al género, no dio su brazo a torcer (afortunadamente), dando lugar así a la saga con uno de los finales más celebrados de la historia de los cómics, el suicidio de Jean Grey como solución definitiva al conflicto.
Las consecuencias del heroico acto se prolongaron durante años, y en tebeos venideros se intentó aplacar la ira de los seguidores más acérrimos con ideas peregrinas como pudieran ser clones de la llorada Chica Maravillosa o hijas llegadas del futuro…y cuando finalmente las aguas se habían calmado, situando de paso a La saga de Fénix Oscura en los altares de la creación del medio; seis años más tarde, alguien tuvo la “brillante” idea de resucitar a Jean Grey de sus cenizas cual Ave Fénix (nunca mejor dicho) en las páginas de Fantastic Four numº 286. Dicha maniobra supuso un mazazo para la credibilidad de la compañía, ya que si bien estamos hablando de historias con una base fantástica, se presupone al menos que dichas historias deben ser consecuentemente realistas. Si Jean resucitaba, cualquier trama era susceptible de ser retocada o enmendada por simples motivaciones comerciales, tal y como fue el caso, dando un penoso ejemplo que aun a día de hoy se viene repitiendo sistemáticamente en los cómics de superhéroes de cualquier compañía (véase Superman, Capitán America…) pero esas ya son otras historias.
Yo me quedo con la metáfora del ascenso a los cielos de una Jean Grey que consiguió salvar al universo entero; con su posterior descenso a los infiernos tras abusar de su insondable poder y verse corrompida por ello, y con el sacrificio al que es capaz de someterse voluntariamente con tal de redimir la culpa y proteger a los suyos. ¿Veis?…a fin de cuentas, estamos ante otra historia de búsqueda de la redención.
Destacar por último que la saga mutante ha salido bien parada de sus respectivas adaptaciones cinematográficas; aunque precisamente la que recoge (en parte) los hechos aquí mencionados, X-Men 3, es la más floja de la trilogía. Pero es de justicia reconocer que su antecesora X-Men 2, es la mejor peli de superhéroes jamás producida. Solo por deleitarse con la secuencia inicial de mi mutante preferido, el teleportador Rondador Nocturno, asaltando la Casa Blanca en pos de atentar contra el presidente de los EUA ya merece la pena. Pero ¡ojo! que estamos hablando de una película con guión original, y no de la adaptación de un cómic. En ese aspecto, hay otra saga llevada al cine que se lleva la palma y de la que ya hablaremos más adelante en esta misma sección.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios de malvivir, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) y de los guiones de la Webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13)