Querer dejar constancia
Creo estar capacitado para afirmar con rotundidad, y estoy convencido de que los conocedores del trabajo de Giménez no me quitarán la razón, que Paracuellos es sin ningún género de duda el mejor tebeo (auto)biográfico español jamás editado y uno de los mejores del mundo mundial (ahí es ná…).
Las primeras historietas, publicadas a partir de 1975 en revistas nacionales ya extintas como El Papus o Muchas Gracias pasaron con más pena que gloria, y únicamente su aceptación en el mercado francés, que en esto de los tebeos nos lleva más o menos como unos mil años luz de ventaja, animó al autor a continuar con esta saga que recoge sus memorias y las de sus compañeros de infancia recluidos en los pavorosos “Hogares de Auxilio Social” durante la posguerra española. El resultado final fueron seis álbumes publicados, el último de ellos fechado en 2003, que ahora pueden adquirirse fácilmente en recopilatorios integrales como Todo Paracuellos, un volumen muy interesante que viene prologado por Juan Marsé y el propio autor aunque, todo hay que decirlo, su edición apaisada no termina de convencerme, ya que si bien Giménez intenta rendir así tributo a los tebeos de su infancia publicados en ese formato, no es menos cierto que la concepción y estructura originales de la página no estaban concebidos como tal, y el ritmo de lectura varía respecto del esquema de compaginación clásico…peccata minuta, en todo caso.
En las páginas de la historieta, que en un principio no debía llamarse así, sino que fue titulada de este modo por los propios lectores, el autor recoge toda una serie de sucesos reales ocurridos entre las paredes de los Hogares de Auxilio Social: General Mola, Batalla del Jarama (Paracuellos), Batalla de Brunete, Generalísimo Franco, Joaquín García Morato (Barajas), Enfermería y Chipiona. Dichos recuerdos, propios y de otros compañeros, fueron recopilados y corroborados en reuniones de ex-internos de mencionados centros de reclusión para hijos de combatientes republicanos en su mayoría. Remitiéndome a sus propias palabras, Gímenez quería “no contar solamente la historia de unos colegios raros y perversos, sino además, también, de una pequeña parte de la posguerra española. Quizá una parte no muy importante en términos generales, pero si en términos particulares para los que nos tocó vivirla y para nuestros familiares, suficientemente importante como para querer dejar constancia de ella.”
Hay que decir que el autor cumple a rajatabla con su cometido, con una técnica precisa en los primeros planos de los chavales que describen a la perfección sus intensas emociones a cada instante. Retratos de miedo ante curas sádicos que patententaron la “bofetada doble” que dejaba clavado de pie en el mismo sitio al niño que la recibía, con la ventaja de dejarlo predispuesto a recibir otra ración del invento. Chiquillos atemorizados por falangistas que inculcaban el amor a la patria a fuerza de hostias, llegando a competir por la cantidad de crios en formación que podían tirar al suelo de un solo golpe. Niños obligados a dormir directamente sobre los hierros del somier por meones; desatendidos por “cuidadoras” obsesionadas con rezar a todas horas pero muy capaces de dejarlos desangrarse tras haberse cortado profundamente por accidente, creyendo que solo buscaban llamar la atención. Y por supuesto, también estaba la ley del más fuerte, la de los bravos abusones capaces de ejercer la violencia más cruel contra sus compañeros con tal de comer un mendrugo más de pan que el otro…y a pesar de todo, de su crudo realismo y de la desesperanza que impregna sus páginas, Paracuellos es un retrato optimista de chiquillos que consiguen salir adelante sorteando hambre, palizas, y el desprecio de una sociedad que les dio la espalda.
Carlos Giménez adelantó hace un par de años que su obra será llevada al cine por Daniel Sánchez Arévalo este próximo 2013. Esperemos que la adaptación haga justicia al mejor cómic español publicado hasta la fecha.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios de malvivir, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) y de los guiones de la Webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13)
El primer tebeo patrio de la seccion…ribaspañacoño!!!!!!!
Fe de errores: Carlos Giménez (con «G») y no con «J» tal y como aparece escrito en el titulo (inconvenientes de los correctores artograficos me marras, supongo). Y un olvido mio, el autor nacio en Madrid, el año de nuestro señor de 1941, acalarado queda.
Creo que mi (poca) «fe de errores» seria digna merecedora de otra «fe de errores» en exclusiva…en fin, vosotros ya me entendeis.
Ok, ya tenemos solucionao el problemilla de la «G» por la «J», gracias, Soldier.
Quienes vivimos largos años en esos «hogares» damos fé,de que fué peor en muchos casos de lo que Gimenez cuenta en ellos.
A mi,con unos nueve años,el hambre,me obligó a ir a la cocina del internado a media noche(arriesgandome el fisico) en busca de una barra de pan duro como una piedra,para mitigar el rugido de las tripas y como no podia incarle el colmillo,lo mojaba en una pequeña piscina,con agua verdosa y pestilente,una vez consumido el pan duro/mojado regresaba al dormitorio cagado de miedo,pues las represalias si me hubieran pillado habrian sido…
Quienes vivimos largos años en esos «hogares» damos fé,de que fué peor en muchos casos de lo que Gimenez cuenta en ellos.
A mi,con unos nueve años,el hambre,me obligó a ir a la cocina del internado a media noche(arriesgandome el fisico) en busca de una barra de pan duro como una piedra,para mitigar el rugido de las tripas y como no podia incarle el colmillo,lo mojaba en una pequeña piscina,con agua verdosa y pestilente,una vez consumido el pan duro/mojado regresaba al dormitorio cagado de miedo,pues las represalias si me hubieran pillado habrian sido…