¿AQUÍ NO HAY QUIEN VIVA?
@L.F./ 13, Rue del Percebe es uno de los máximos exponentes de cómo el resultado final de una simple página es muy, muy superior a la suma de las partes en su conjunto. En este curioso formato cuadriculado no secuencial, Francisco Ibáñez (Barcelona, 1936) desarrolla un sencillísimo gag en cada uno de sus apartamentos/viñetas, pequeños chistes que tal vez por sí solos no irían mucho más allá de esbozarnos una ligero signo de aprobación, pero que una vez reunidos en un edificio que podemos abarcar con la mirada y poblado de las más variopinta diversidad de ocupantes hace que resulte muy fácil identificarnos con alguno de ellos o con las situaciones expuestas, conduciéndonos a la franca y amplia sonrisa que produce su amena lectura. Cómo ya he comentado otras veces en esta misma sección la clave del éxito parece residir en aquellas propuestas innovadoras y aparentemente sencillas de puro obvio que resultan, pero para hacerlas calar hondo entre el público y ofrecer un producto de calidad sin altibajos constantes hay que ser un maestro experimentado, y de eso Ibáñez tiene muy mucho.
La historieta se publicó por primera vez el 6 de marzo de 1961 en el numº 1 de la segunda época de Tío Vivo e Ibáñez la dibujó ininterrumpidamente durante la friolera de 314 entregas hasta 1967, año en que fue sustituido por otro autor. En 1968 vuelve a retomarla para realizar 27 páginas más, hasta que agobiado por la exigencia y el encorsetamiento de su propia propuesta la deja de nuevo en manos de otros dibujantes que la prorrogarían hasta 1970. A partir de ahí empiezan a caer los recopilatorios en diferentes formatos y colecciones publicados por Bruguera y la depositaria de sus derechos a la extinción de esta, Ediciones B, en volúmenes como Magos del Humor, Colección Olé o Súper Humor, en la que Ibáñez publicó una última página original en 2002. Puede que no os lo creáis, pero la recopilación más completa de 13, Rue del Percebe se publicó a lo largo de nueve volúmenes en la República Federal Alemana entre 1981 y 1983 con el título Ausgeflippt – Fischstrasse 13 – irre Typen, heisse Sprüche (no me hagáis pronunciarlo, por lo que más queráis). Su éxito entre los bárbaros germánicos fue tal que Bruguera se animó a crear 36 nuevas historietas que conformarían el 10º volumen; pero no satisfechos con eso los alemanes llegaron a publicar nada menos que cinco álbumes más con historietas inéditas en España perpetradas presumiblemente por dibujantes alemanes…¿os imagináis? (Nótese que el abajo firmante ha obviado cualquier tipo de comentario jocoso en relación a los teutones y su gusto por los formatos cuadriculados)
Los habitantes arquetípicos del edificio seccionado transversalmente más popular de la historia de los tebeos también tienen su miga. Mucho se ha hablado de la relación del Gran Vázquez, ya reseñado en esta sección, y el propio Ibáñez, anverso y reservo complementarios de una misma moneda que sin embargo diferían absolutamente en su metodología de trabajo. Cuenta la leyenda que Manolo, el moroso de la buhardilla, no es otro que el propio Manuel Vázquez, a quien Ibáñez tal vez podría deber la concepción original de su propuesta al inspirarse en Un día en Villa Pulgarcito, trabajo rubricado por el insigne truhán en el cual los personajes de la revista homónima aparecen también en distintas plantas de un mismo edificio. En todo caso, ya sea esta u otras propuestas anteriores remotamente parecidas de otros autores, no son sino casos puntuales. Es a Ibáñez y solo a Ibañez a quien debe atribuírsele el mérito de convertirlo en algo habitual y exitoso.
La azotea del edificio es terreno exclusivo del maquiavélico ratón cuya finalidad única es hacerle la correspondiente puñeta al gato, y la tercera planta está habitada por el patoso ladrón Ceferino, un crack a la hora de apropiarse de las cosas más inútiles que vive acompañado de su atribulada esposa. Sus vecinos inmediatos son una señora y sus tres incorregibles hijos pequeños que en su primera época le hicieron todo tipo de trastadas a una hermana mayor que desapareció de la serie, tal vez por haber conseguido casarse al fin a pesar de las travesuras perpetradas por sus hermanitos a cualquier pretendiente que asomara la cabeza.
La segunda planta está ocupada por una adorable anciana de la Sociedad Protectora de Animales que por muy pequeño que sea su piso adopta toda clase de bicho viviente con las consecuencias que ello puede llegar a acarrear. En la puerta de al lado vivía uno de los personajes más curiosos de la serie, una suerte de profesor chiflado a lo Frankenstein cuya especialidad era crear monstruos de lo más variopinto. Y digo vivía porque este personaje fue víctima de la censura franquista de la época. Ibañez se vio obligado a prescindir de él porque según los dictámenes de la época sólo Dios podía crear vida…en fin. Su apartamento apareció vacío durante varias entregas, e incluso la portera aparece mostrándolo a hipotéticos compradores hasta que finalmente fue reocupado por un sastre con más cara que espalda.
La primera planta está habitada por un veterinario inepto y por la dueña de una pensión cuya principal característica es la sublimación del arte del realquilado, con lo que su piso tiene un índice de superpoblación tal que ríete tú de los pisos patera. Don Senén es el tramposo tendero de la planta baja, siempre presto a engañar a sus clientas con el peso del producto. Su vecina inmediata no es otra que la portera cotilla del edificio; y frente a la portería, metido en una alcantarilla, encontramos a Doroteo Hurón, realquilado, cómo no, por la dueña de la pensión de la primera planta. Mención aparte merece también el ascensor de la finca, del que Ibáñez también exprime el máximo rendimiento posible, y la araña de la escalera que suele aparecer disfrazada al más puro estilo Mortadelo, quién alguna vez que otra se ha dejado caer por el vecindario junto a otras creaciones del autor como el insigne Rompetechos. Personajes todos ellos que también se dejaron ver en La gran aventura de Mortadelo y Filemón, acertada adaptación cinematográfica dirigida por Javier Fesser en la que la madre del mismísimo Filemón habita el edificio. Fesser dirigió también el spot publicitario de una conocida marca de gaseosa donde también aparece el 13, Rue del Percebe con sus ocupantes originales casi al completo.
La cantidad de horas y horas de entretenimiento que proporcionan sin llegar a cansar las aventuras y desventuras de los habitantes de la disparatada finca, descubriendo a cada relectura nuevos detalles y gags visuales que habían pasado inadvertidos, dan buena fe del enorme talento del maestro Ibáñez, para quien no me cansaré de pedir a voz en grito la concesión del Premio Cervantes, merecidísimo a todas luces por haber sido el escritor con el que más gente a aprendido a leer en este bendito país, que no es moco de pavo.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada en El Hondero (2013), de los guiones de la webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13), y colaborador del programa televisivo/radiofónico de TEF y Radio Èxit, Supercultura Freak Chow (2013-14) otro despropósito relacionado con el mundo del cómic…como si no hubiera cosas más importantes que hacer.
Ibañez es genial.
Seguramente tienes razón en que «aquí no hay quien viva», se inspira en 13 rue del percebe.
Curioso lo del éxito en Alemania.