ARQUETIPO DE NOVELA SOVIÉTICA MALA
@L.F./ A día de hoy todavía siguen sorprendiéndome las erróneas interpretaciones que relacionan ideológicamente a un personaje tan popular como el Capitán Trueno con en funesto período histórico en el que fueron publicadas sus aventuras. Y eso por no hablar del grandísimo desconocimiento del público en general de los avatares de la biografía de su creador, el insigne Víctor Mora (Barcelona, 1931), quien diera a luz en 1956 junto a Ambrós (Miguel Ambrosio, Valencia, 1913-1991) al clásico por excelencia del tebeo español, con el permiso de dos descacharrantes agentes de investigación conocidos por todos, claro está.
Mucha gente cree que el Capitán Trueno era un personaje afín al régimen cuando la verdad es que resultaba ser todo lo contrario, y los autores se las veían y se las deseaban para insinuar su mensaje dentro del estricto contexto dictado desde la censura de la época, pero salieron bien parados a la hora de recrear a un grupo de héroes que se completaba con el gigante Goliath, el jovial Crispín, y Sigrid, la eterna novia de Trueno y reina de la isla de Thule. Sus aventuras discurrían a finales del siglo XII, un periodo que podría englobarse en tiempos de la 3ª Cruzada, aunque a lo largo de la serie abundan varios anacronismos históricos utilizados expresamente por Mora como recurso añadido a sus historietas sin menguar por ello la calidad de las mismas. El extraño trío, acompañado ocasionalmente de Sigrid, recorre el mundo desfaciendo entuertos y liberando oprimidos, erigiéndose en defensores de la justicia por encima de todo. El propio Mora declaró que el equivalente actual del Capitán sería un acérrimo defensor de los derechos humanos, aunque también reconocía sus defectos en estas palabras textuales en la que tal vez sea la mejor descripción posible de su personaje: “Este caballero es fuerte, simpático, lucha con noble idealismo moral por la justicia, la libertad, la fraternidad, la paz (…) Su papel fue a menudo el de hacer que masas de gentes tomaran conciencia de la bestial explotación a que eran sometidas por un grupo de vampiros (…) Si algo se le puede reprochar es que, desde un punto de vista estético, el Capitán tiene todos los defectos de los héroes positivos de la novela soviética mala… jamás tiene una flaqueza. Jamás tiene nada que reprocharse. Es el hombre que se reprime constantemente para estar a la par de los ideales que defiende…”
El grafismo de la serie del Capitán Trueno, que en su primera época publicada de 1956 a 1968 se alzó de largo con el título a la más popular en todo el país con una tirada regular máxima de 350.000 ejemplares y que dio lugar también a series similares de estructura parecida con guiones de Mora pero ambientadas en diferentes épocas y lugares como la estupenda El Jabato, El Corsario de Hierro y El Cosaco Verde, se basa en el magnífico trabajo, muy adelantado para su época, del gran Ambrós, a quien tras su marcha sustituiría Beaumont , su entintador habitual. Llegaría después un baile de autores para satisfacer la cadencia de la serie condicionada por la gran demanda del público de entre los que merece la pena destacar las portadas de Antonio Bernal para las ediciones a color y el dibujo de Ángel Pardo y Fuentes Man para los interiores. Pero a excepción de los tres ilustradores mencionados a quienes se permitió mantener su identidad, la editorial Bruguera tenía muy claro que el estilo que debía predominar en la serie era el del creador visual de la misma, con lo que muchos de los autores contratados por la editorial se veían obligados a imitar su trazo, debiendo pegar, literalmente, las cabezas recortadas previamente dibujadas por Ambrós a los cuerpos de sus personajes. Una práctica habitual que según Bruguera conseguía fidelizar al lector, al comprobar este que sus héroes favotitos eran “siempre los mismos”. Se impidió a muchos autores firmar sus propios trabajos, y en un ejercicio del esperpento más absoluto se obligó a algunos incluso a “imitar”, por no decir falsificar, ya no solo el grafismo, sino también la firma del propio Ambrós.
A otro de los destacados dibujantes de Capitán Trueno lo tenemos bien cerca. Juan Escandell, el insigne ilustrador ibicenco de Sa Penya, cuenta en su haber con la meritoria cifra de 18 historietas completas y 43 portadas. Su primer encargo llegó de mano del propio Víctor Mora, quien le vio dibujar mientras compartían redacción en Barcelona. Fruto de esta relación llegaron otros trabajos suyos en equipo como la serie Aventura en el fondo del mar o adaptaciones para las legendarias Joyas Literarias Juveniles (ya reseñadas en esta sección) como la magnífica Aventuras de tres rusos y tres ingleses en el África Austral. Cuenta el propio Escandell que resultaba muy gratificante trabajar con Mora, a la vez que sencillo, ya que él mismo, a pesar de prodigarse poco, también era dibujante y sabía exactamente como planificar las historietas, cómo enfocar las viñetas, y lo que es más difícil, hacérselo ver al encargado de ilustrar sus guiones. Otra de las anécdotas que me cuenta el maestro ibicenco tiene que ver con la censura que, curiosamente, se hizo paulatinamente más asfixiante durante el tardofranquismo, viéndose obligados a borrar de las reediciones de Capitán Trueno las espadas con las que combatían héroes y malvados, con lo que la incomprensible pose de algunos de ellos, con el puño en alto y a punto de arrancarse por La Internacional de un momento a otro, provocaba la hilaridad en un Víctor Mora notoriamente reconocido por su militancia comunista y republicana que le acarreó mas de un problema.
Nacido en Barcelona, Mora vivió su infancia en Francia, país del que volvió a los 11 años y al que se exilió en 1963 harto de la presión y la persecución a la que era sometido por su pertenencia al PSUC, una actividad que le llevó a ser encarcelado en la Modelo durante varios meses junto a Armonía Rodríguez, su también militante esposa. Y es precisamente en el país vecino, del que finalmente regresó según sus propias palabras por su amor a Catalunya y España, donde Mora, prolífico e inquieto como él solo, desarrolló buena parte de su trabajo escribiendo en francés no sólo guiones de tebeos, sino novelas “convencionales” como la excelente Los plátanos de Barcelona, y también traducciones al castellano como la adaptación al cómic de la televisiva Érase una vez el hombre o de varios álbumes de Asterix, por poner solo unos ejemplos. Al contrario de lo que sucede en este país, en el que tienes que morirte sí o sí para que con mucha suerte alguien se digne a reconocer tu trabajo (y desafortunadamente esto es lo que sucederá con el a día de hoy muy enfermo Víctor Mora…como si lo estuviera viendo), los enfants de la patrie ya le reconocieron la ingente cantidad y calidad de su trabajo nombrándole ni más ni menos que Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres (Caballero de la Orden de las Artes y las Letras)
Estoy convencido de que una vez conocido el perfil del creador de una de las más importantes sagas, si no la que más, de la historia del tebeo nacional, ninguno de vosotros releerá de nuevo un ejemplar del Capitán Trueno con los mismos ojos. Vaya desde aquí mi más sentido y humilde reconocimiento (aun en vida y esperemos que por muchos años) al maestro de maestros que al mismo tiempo que nos entretenía con sus historietas consiguió inculcarnos a través de ellas, con toda la intención del mundo, conceptos y valores tan necesarios como la igualdad, la solidaridad y la justicia.
P.D: Por motivos de tránsito intestinal que ahora no vienen al caso obviaré cualquier mención al engendro de película? (por llamarlo de algún modo) estrenada en 2011 bajo el título El Capitán Trueno y el Santo Grial. Avisados estáis.
P.D 2: Estoy convencido de que el gran coleccionista ibicenco Joan Ramis (70.000 tebeos escrupulosamente clasificados le avalan), quien también ha prologado varias reediciones del Capitán Trueno, estará pendiente de los despropósitos vertidos por el autor de este artículo, y agradecería sobremanera que corrigiera la información que pudiera ser errónea en el hilo de comentarios dispuesto a tal efecto si fuera menester.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada en El Hondero (2013), de los guiones de la webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13), y colaborador del programa televisivo/radiofónico de TEF y Radio Èxit, Supercultura Freak Chow (2013-14) otro despropósito relacionado con el mundo del cómic…como si no hubiera cosas más importantes que hacer.
¡Qué grande, Víctor Mora!Y que buenos ratos con el Capitán Trueno. Lo que me llamaba la atención es lo bien que «el jodío» se desenvolvía con los idiomas. Estando en la mismísima Cochinchina le preguntaba Crispín mismo… ¿Entiendes lo que dicen?, a lo que el capitán solía contestar…Habla un dialecto que me es familiar.
Como bien dices, transmitía valores esenciales, pero también algo más… Los escenarios que describía, así como ritos y costumbres eran bastante fidedignos. Particularmente, creo que influyó en mí para que me gustara la Historia. Me lo pasaba «bomba» con estos tebeos.
FE DE ERRORES. Joan Ramis, especialista en Capitán Trueno dixit: Ambrós falleció en 1992, y no en el 91 como se afirma erróneamente en el texto. Y a pesar de dibujar varios ejemplares de Capitán Trueno Extra fue Angel Pardo, y no Beaumont, quién lo sustituyera en la serie apaisada clásica. Aclarado queda. ¡Gracias, Joan! 😀
Sin querer desmerecer el trabajo de tu ibicenco paisano, aclarar tan sólo que el trabajo de colaboración de ese «otro de los destacados dibujantes de Capitán Trueno… Juan Escandell, el insigne ilustrador ibicenco de Sa Penya (18 historietas completas y 43 portadas), es en la serie EXTRA de «El Capitán Trueno» y no en la original, en la efectivamente fueron varios los autores que suplieron el desorbitado pluriempleo a que la creciente demanda editorial sometía a sus autores, obligados a desdoblarse y multiplicar su actividad, provocándo en muchos casos un notable deterioro en su labor artística, y promoviendo por otra parte la incorporación de muchos otros «mercenarios continuadores» de las aventuras del personaje, a lo largo de cuya andanza editorial, ahora ya (¡desgraciadamente! como bién adviertes…), también cinematográfica, no siempre han tenido la misma interesante o meritoria manera de argumentarse o realizarse. Y lo dejo aquí ya, por unos ciertos y reales motivos de tránsito intestinal que sí que vienen al caso. Disculpamé.
¡Buff!! (¡Ya!).
https://lacebolladecristal.files.wordpress.com/2008/05/el-capitan-trueno-ilustrado-completo-2.ppt
El enlace de mi comentario anterior muestra un archivo de producción personal que en realidad es un proyecto. Originalmente se dedicaba a la edición en cuadernillos exclusivamente, pero siguiendo un «justiciero» afán pedagógico, no he podido evitar añadir otros diversos asuntos y aspectos relacionados con la serie. Si se quiere, se pueden retirar y dejarán ver de forma más tranquila el cuadro con la representación de la distribución de los diferentes autores gráficos de la serie «Original». Algunas marcas blancas en varias partes del mismo son una deformación técnica involuntaria (deberían ser estrellas y con diferente color; tengo que arreglarlo…). El dibujo del Capitán del principio sale al revés (¡dále la vuelta!), y el tipo de letra del título en la parte superior de la diapositiva, debería ser «Old English Text MT» (no Garamond), con máyúsculas iniciales y el resto en minúsculas, y en tamaño 28 (no 20).
P.d: No es que ande demasiado bién del estómago, pero tampoco tardo tanto en «evacuar», como en «contestar» o redactar comentarios.
Pd2: Me ha gustado tu artículo. Hasta otra.