BARBARIE PRERRAFAELISTA
@L.F./ Pocas historias originales del escritor tejano Robert E. Howard, creador de Conan el Bárbaro para las publicaciones pulp norteamericanas de los años 30, tienen un historial de publicación tan rocambolesco como el relato corto en que se basa la adaptación al cómic de La Hija del Gigante Helado.
Cuando The Frost-Giant’s Daughter (título original del autor) fue rechazada para su publicación, Howard la reescribió con otro título ligeramente diferente, The Frost King’s Daughter, cambiando también al bárbaro protagonista por otro personaje llamado Amra de Akbitana. Finalmente y para añadir más confusión al meollo, la nueva versión vio la luz en el número de marzo de 1934 de The Fantasy Fan bajo el título de Gods of the North. Pero su intricado periplo no termina aquí; años más tarde, tras el prematuro fallecimiento de su creador en 1936, un escritorzuelo iluminado de tres al cuarto llamado L. Sprague de Camp se dedica a “revisar, mejorar y completar” el legado que Howard dejara inconcluso, perpetrando una desafortunada y extensa reescritura del relato que se publicaría en agosto del 1953 en Fantasy Fiction, esta vez con el título The Frost Giant’s Daughter (sin guión de por medio). La historia original y primigenia de Howard, tal y como él la concibiera en un principio antes de ser retocada por su propia mano o la de otros infames continuadores no vería la luz hasta 1976 (cuatro años después de su primera adaptación en cómic que desarrollaremos en un momento, palabra), cuando fue recopilada en el volumen titulado Rogues in the House (Villanos en la casa), que recogía también este otro relato homónimo protagonizado por Conan…creo que queda más o menos claro ¿no?
Sea como fuere, la historia narra las aventuras de un jovencísimo bárbaro enrolado como mercenario en las filas de los rubios aesires, los vecinos al norte de su Cimmeria natal en lucha permanente contra las fuerzas de los pelirrojos vanires. Tras el cruento enfrentamiento que deja un extenso campo de batalla sembrado de cadáveres, un Conan superviviente observa a una bellísima y provocativa mujer ataviada sólo con un velo de gasa tan liviana y etérea que resulta imposible que haya sido tejida por manos humanas. La visión enciende la lujuria del bárbaro cimmerio, quién emprende la persecución aun a pesar de hundirse hasta las rodillas en la nieve sin otra pretensión que hacerla suya por la fuerza; mientras, la joven descalza corre velozmente sobre ella hasta conducirle a una emboscada preparada por sus gigantes hermanos de hielo.
Pero Conan, embravecido por la sed de sangre y el deseo derrota a los dos colosos, alcanzando finalmente a una aterrorizada muchacha que antes de ser violada implora ayuda a su padre, el mismísimo dios Ymir, quien escucha sus súplicas y la hace desaparecer en medio de un relámpago que deja inconsciente al joven guerrero.
Los aesires dan con él tras seguir su rastro, el único que ha quedado impreso en la nieve. Al recobrar la consciencia narra su aventura entre las chanzas de sus compañeros, excepto las de un viejo guerrero, quien explica que la joven a la que ha perseguido es Atali, la hija del dios Ymir, y que él mismo la vio en otra ocasión de joven, cuando yaciendo herido en un campo de batalla gemía por no poder echar a correr tras ella. Ninguno de los demás aesires les cree, al menos, hasta que descubren que Conan retiene aun en su mano un velo de gasa, tan liviana y etérea que resulta imposible que haya sido tejida por manos humanas…
La magnífica adaptación del relato original a las viñetas corrió por cuenta del guionista Roy Thomas (EE.UU, 1940) auténtico devoto y especialista de las historias de Howard que se convirtió por mérito propio en el más prolífico y reconocido escritor del personaje en su vertiente de cómic. Pero por encima del muy buen hacer de Thomas debe destacarse sobretodo el maravilloso trabajo de Barry Windsor-Smith (Reino Unido, 1949) artistazo en toda regla e ilustrador de influencias prerrafaelistas que en el momento de la publicación de La hija del gigante helado, en el numº 16 de la serie regular Conan el Bárbaro fechado julio de 1972, se encontraba en su máximo apogeo. Una plenitud de la que dio sobrada muestra con su delicioso trabajo en este cómic en particular, uno de mis favoritos, sino el que más, de todos los dibujados por él. Smith nos presenta a un bárbaro estilizado, lejos del estándar ochentero y descerebrado que habría de llegar más tarde de mano del dibujante John Buscema o, sin ir más lejos, del recientemente recuperado para el 7º arte governeitor hiperhormonado en persona.
El artista británico, que tuvo serios problemas con la censura del Comics Code de la época por su interpretación de Atali, la provocativa hija del dios Ymir de la que podéis ver imágenes por aquí mismo, conjuga a la perfección la barbarie con el romanticismo gracias a su intrincado dibujo hiperrealista combinado con un magnífico ritmo narrativo secuencial. Apoyándose en la excelente adaptación de Thomas del relato original de Howard, ambos recrean una historia colosal en un formato tan pequeño y limitado como pudiera parecer a simple vista un comic book norteamericano.
Años más tarde, y tras pasar los derechos del personaje a manos de la editorial Dark Horse en detrimento de Marvel Comics, Kurt Busiek al guión y Cary Nord a los lápices reinterpretaron de nuevo la historia en 2005, y aunque meritoria, no se acerca ni de lejos a la obra maestra del binomio Thomas-Smith. La hija del gigante helado también ha disfrutado/padecido de otras adaptaciones, entre ellas, la del 2º episodio de la serie animada de Conan, y también la de un cortometraje amateur financiado por crowfunding en el portal Kick Starter. Son muchos los ilustradores que han rendido tributo y portafolios enteros a la historia, y el relato tiene incluso canción propia compuesta por Sword, un potente grupo con claras influencias de Black Sabbath. También era intención de John Milius, director de la primera adaptación cinematográfica del bárbaro cimmerio recordada por todos, utilizar esta misma historia en Rey Conan. La Corona de Hierro, un filme que nunca llegó a producirse.
Y es que algo tendrá Atali, la hija del dios Ymir, que a todos encandila…pero ojo, recordad que debéis tener mucho cuidado con sus hermanos mayores, por no decir con su padre, que también se las trae.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada en El Hondero (2013), de los guiones de la webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13), y colaborador del programa televisivo/radiofónico de TEF y Radio Èxit, Supercultura Freak Chow (2013-14) otro despropósito relacionado con el mundo del cómic…como si no hubiera cosas más importantes que hacer.