EL PRIMER MANGA ESPAÑOL
@L.F./ Puede que los lectores de esta sección semanal piensen (y con razón) que el abajofirmante de la susodicha haya perdido definitivamente la chaveta ya que ¿a quién demonios se le ocurriría reseñar a un sucedáneo patrio antes que a la creación original de Go Nagai?. El manga del Mazinger Z por todos conocido vio la luz por vez primera en el semanario Shonen Jump fechado el 12 de septiembre de 1972, y su legendario anime televisivo sobrevino apenas tres meses más tarde, en diciembre de ese mismo año. Este gigantesco robot tripulado fue el primero de su especie, y sentó las bases de lo que con posterioridad se conocería como género mecha. La fulgurante y desproporcionada popularidad alcanzada generó lo que generan siempre las ideas buenas y originales, una pléyade de imitadores que con mayor o menor fortuna crecieron al amparo del omnipresente Mazinger.
De entre esas imitaciones merece la pena destacar Super Robot Mach Baron, una serie de 26 capítulos de imagen real emitida en Japón entre 1974 y 1975 con actores de verdad de la buena que podría considerarse como la predecesora antidiluviana de los Power Rangers. Pero eso es solo el principio de esta rocambolesca historia, ya que una productora taiwanesa compró con posterioridad los derechos de la serie con intención de editar un montaje cinematográfico que exhibir en salas. Dicho y hecho, los taiwaneses aprovecharon todos los planos de las luchas entre robots (que no dejaban de ser señores disfrazados para dar el pego) y se sirvieron también de las tomas generales de la serie con los protagonistas japoneses que solo serían sustituidos por actores locales en los primeros planos donde resultaran reconocibles. De todo este batiburrillo consiguieron recrear una suerte de engendro frakensteiniano que doblaron al chino y al inglés para su posterior distribución bajo el título The Iron Superman (¡!) en aquellos mercados internacionales donde ya estaba triunfando la adaptación televisiva del personaje de Nagai.
Pero la broma no termina aquí; los distribuidores occidentales, siempre rizando el rizo, aprovecharon la similitud de argumento, personajes y estética (a fin de cuentas la serie japonesa no dejaba de ser una imitación descarada del conocido anime) para retitularla Mazinger Z, el robot de las estrellas (¡¡!!); pero no contentos con eso, también insertaron con calzador los conocidos temas de la serie de dibujos animados alternándolos con las canciones taiwanesas, se inventaron descaradamente los nombres de los técnicos y artistas acreditados en los carteles promocionales y aprovecharon el tirón mediático de la serie animada emitida por TVE en 1978 programando el estreno en cines para verano de ese mismo año. Cualquier cosa resultaba válida con tal de satisfacer la creciente demanda de productos relacionados con Mazinger…o de cualquier cosa que se le pareciera. Y vistos los resultados, lo cierto es que no les fue nada mal. Los cines se llenaron hasta las trancas y la música de la película se editó en vinilo y cassette con notable éxito, así como su correspondiente álbum de cromos e incluso su propia fotonovela con fotogramas de la película (sí, amiguitos, habéis leído bien). Pero el producto más conocido y relacionado con esta divertida infamia que escandalizaría sobremanera a los mastuerzos de la SGAE fue la adaptación al cómic de candencia semanal serializado por el guionista Federico Amorós (Valencia, 1914-1991) y el también dibujante valenciano José Sanchis (1932-2011). Estos recibieron el apresurado encargo de Editorial Valenciana, por entonces en franca decadencia, deseosa también de subirse a la chepa del robot de moda que tan jugosos dividendos rentabilizaba.
Pero lo que en un principio debía ser una simple adaptación de una película de serie Z (nunca mejor dicho) terminó convirtiéndose en algo muchísimo más interesante. Los autores sustituyeron el guión original al que en teoría debían ajustarse por otro mucho más intrincado y sobretodo coherente respecto al descacharrante corta/pega taiwanés. Y no solo eso; el grado de elaboración y desarrollo de los personajes, dando más relevancia su modo de interrelacionarse que a las inevitables luchas entre robots monstruosos, elevan nuestro primer manga patrio (y ahora es cuando los otakus me canean…) a un nivel incluso superior al cómic original de Go Nagai…sí, amiguetes, habéis leído bien, otra vez. La prioridad que ambos autores dieron a las tramas subyacentes de los protagonistas por encima del arquetípico baremo japonés por todos conocido (Mazinger derrota a un robot del Dr. Infierno, el Dr. Infierno envía un nuevo robot para derrotar a Mazinger) consiguieron dotar al primer volumen de 12 números de la serie de una calidad inusual teniendo en cuenta lo sinuoso del recorrido. Sea como fuere, el último ejemplar de la primera tanda de su particular adaptación terminaba con la escena final de la película…pero no así el recorrido en la historieta española de este insigne sucedáneo.
Editorial Valenciana había olido la sangre, y necesitada como estaba de publicar tebeos de éxito para rellenar sus exiguas arcas, lanzó a la semana de la finalización del anterior un segundo volumen de la serie bajo el inevitable título Nuevas Aventuras de Mazinger Z, el robot de las estrellas. Esta vez sería Sanchís quien se encargaría en solitario del guión y dibujo de la saga, desarrollando a lo largo de sus 30 números lo ya apuntado en el volumen I, pero al contrario que en esa tanda inicial en la que debía ceñirse aunque fuera mínimamente a una referencia previa, ahora las historias podían ser completamente inéditas (WTF!?). De este modo el autor gozaba total libertad para campar por sus fueros creando nuevas situaciones y personajes secundarios y ¿por qué no? versionar también a sus homónimos de la serie televisiva que no se habían dejado caer por la película taiwanesa.
Las diferencias de diseño, ataques y colorido de un Mazinger respecto a otro son evidentes, pero las similitudes no lo son menos. En el tebeo, Afrodita-A se convirtió en Adriana-D, Koji Kabuto en Tin-Yu, el Profesor Yumi era el profesor Lu, Sayaka se llamaba Lin y el Dr. Infierno…bueno, el Dr. Infierno seguía siendo el Dr. Infierno, algo que demuestra a todas luces quien era, desde mi punto de vista, el auténtico protagonista de la serie.
El conjunto de las aventuras de nuestro Mazinger castizo constituyeron una serie de tebeos ágiles y muy, muy divertidos. Tanto da que fuera un Mazinger de mentirijilla; en aquella época teníamos todos tantísimas ganas de ciencia ficción que nos hubiéramos tragado lo que fuera (como demostró pocos años más tarde Diana la lagarterana en la también televisiva V) y la enorme calidad de sus páginas consigue hacerla plenamente acreedora de ser reseñada en esta sección de tan infame y dudosa reputación.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada en El Hondero (2013), de los guiones de la webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13), y colaborador del programa de Radio Èxit, Supercultura Freak Chow (2013) otro despropósito relacionado con el mundo del cómic…como si no hubiera cosas más importantes que hacer.
En aquella época, no entendía por qué el Mazinger de de la serie de dibujos animados tenía un aspecto y el de las películas y cómics otro totalmente diferente. Las películas, con siete años, me parecieron toda una decepción.
Gràcies!
De res 😀
Me encantó ese tebeo, pero no llegué a conseguir todos los ejemplares de la segunda serie, y además no sé si los he conservado bien. Compraría una buena reedición completa (42 números de 16 páginas con sus portadas en 7 tomos mensuales de 6 episodios cada uno a un precio de 15-20 euros no creo que suponga un suicidio editorial, ahora que se está reeditando otras adaptaciones de aquellos años en tomos de tapa dura, como aquellos álbumes del Mazinger original que adaptaron de mala manera sólo 8 episodios de la serie de dibujos. Si los nostálgicos de mi quinta pueden comprar eso y la reedición de aquellos tebeos de Marco, es que mi propuesta no es un disparate). A ver si se anima Planeta, Panini, Ediciones B… alguien con una distribución aceptable en librerías especializadas y grandes superficies, por favor, que en las ediciones para suscripción por correo da pereza, y hasta que te suscribes no puedes examinar los ejemplares. Gracias.
Excelente artículo, muchas gracias. Anda que no leí yo de estos cuando era niño… dónde estarán ahora esos ejemplares… tan perdidos y lejanos como ni niñez….