INCISIVAS PARODIAS ULTRAMARINAS
@L.F./ Poco podía imaginar Bill Gaines, director de la mítica revista MAD, que aquel inmigrante que no tenía ni repajolera de inglés al que rechazó argumentando a modo de chanza que ya tenía la revista llena a excepción de los márgenes en blanco, se presentaría un par de horas más tarde con esos mismos márgenes rellenos de gags visuales mudos que con el tiempo se convertirían en uno de los sellos de identidad más reconocibles de la revista, y que su autor se encumbraría como uno de los dibujantes más reputados de la historia del medio, tanto por su trabajo en MAD como por ser el creador de Groo, el errante, una hilarante parodia de Conan, el bárbaro cuya peculiaridad consistió en ser el primer comic book publicado por una editorial estadounidense de gran calado en la que el autor mantenía los derechos de propiedad legal del personaje.
El azaroso periplo de infancia de Sergio Aragonés Domenech (1937) empieza cuando, a los pocos meses de su nacimiento en San Mateo, Castellón, la familia se traslada en primer término a Francia escapando de la guerra civil española para pasar con posterioridad a Méjico durante la 2ª guerra mundial cuando el autor contaba seis años. En 1962 emigra a Estados Unidos con solo 20 pavos en el bolsillo en busca de fortuna en el mundo de la historieta. El mencionado encuentro con Bill Gaines y posterior fichaje para el magazine se produce en 1963, el resto ya es historia.
La década de los 90 fue sin ningún lugar a dudas la peor de la historia de los cómics. El gusto por personajes e historias de marcado carácter oscuro propiciadas por la pléyade de incompetentes imitadores de los trabajos de Alan Moore en Watchmen y de Frank Miller en Batman, el regreso del caballero oscuro, publicados ambos a mediados de los ochenta, desembocó en toda suerte de historias deprimentes donde los superhéroes perdían su luminosidad transformándose en creaciones ambiguas a las que costaba diferenciar de sus propios villanos de turno. Los nefastos dibujantes de la época también aportaron su granito de arena cuando sin venir a cuento se empecinaron en inventarse nuevos músculos con los que sobrecargar a los superhéroes en unas viñetas desordenadas y mal dibujadas que obviaban cualquier tipo de consideración a conceptos tan elementales como la perspectiva o la anatomía humana.
Pero más allá de cualquier consideración artística, y por lo tanto discutible, la estocada de gracia al medio surgió desde la propia industria, que en un afán desmesurado por publicar cualquier cosa que se vendiera, aunque que fuera en detrimento de la calidad, lanzó al mercado auténticas mierdas adornadas de slogans como edición exclusiva para coleccionistas de las que se llegaban a publicar varias ediciones del mismo tebeo con multitud de portadas alternativas. El bulo hizo su efecto, y multitud de lectores y especuladores se lanzaron en masa a comprar cómics editados en tiradas millonarias como si fueran una inversión infalible que habría de revalorizarse hasta límites insospechados a medio plazo, creando así una burbuja artificial que ríete tú de la inmobiliaria. El auge de editoriales como Image o de “dibujantes” como el infame Rob Liefeld son buenos ejemplos del fiasco y posterior pinchazo que dejó con cara de bobo a los coleccionistas de ediciones “exclusivas” con tropecientas portadas alternativas al comprobar que su inversión era de una calidad tan rematadamente pésima que no valía ni el precio del papel en que había sido impresa.
Fue precisamente durante el apogeo de semejante despropósito cuando nuestro protagonista de esta semana acompañado de Mark Evanier (EE.UU, 1952) al guión, puso los puntos sobre las íes en una doble entrega, publicada en un único volumen en España, que bajo el revelador título de Sergio Aragonés Destruye D.C y Masacra a Marvel deja poco lugar a dudas sobre lo que nos encontraremos en las páginas interiores de este devastador cómic que, aprovechando el encasillamiento del autor en el género de la parodia, a lo tonto a lo tonto, no deja títere con cabeza en ninguna de las dos grandes compañías generalistas del medio.
En la entrega dedicada a D.C, un Aragonés deseoso de entrar a formar parte de su plantilla de dibujantes (aun a pesar de las poco sutiles largas que le da la editorial al respecto) reúne a los pesos pesados de la compañía para demostrar que él también es capaz de dibujar superhéroes. Acompañado de su guionista Mark Evandier (ambos son protagonistas destacados del cómic) hilvanan una trama en la que el supergrupo formado por sus peculiares versiones de Superman, Batman, Wonder Woman, de los chicos de la Legión de Superhéroes, Hawkman, Aquaman, Linterna Verde, Flash y el Detective Marciano se enfrentan ni más ni menos que al mismísimo Johnny D.C, una mascota de la empresa (¡!) que aparecía en las portadas y tenía por cuerpo un sello redondo en el que anunciaba sus cómics a principios de los 60. Un Johnny atormentado por su inesperado despido se dio a la mala vida y a la indigencia llegando a compartir miseria y cartones junto a otros logos descartados de la época. Pero según sus propias palabras, lo peor fue comprobar como los héroes a los que solía promocionar y respetar habían cambiado, transformándose en seres oscuros y atormentados, incapaces, como en el caso de Superman, de rescatar a un peatón sin desgarrase la capa. Si ellos habían cambiado a peor, ahora había llegado su turno.
Dicho y hecho, el enclenque logotipo se actualiza para los 90 transformándose en un engendro “sicótico y mal dibujado” (palabras textuales). Al final es Batman quien le engaña para que pronuncie su propio nombre al revés, algo que, como todo el mundo debería saber, no debe hacerse jamás en un tebeo de la D.C so pena de ir a parar para los restos a una dimensión alternativa del quinto pino. Aragonés entrega la historieta en las oficinas de D.C, de donde evidentemente le echan a patadas, pero por un afortunado error administrativo sus páginas terminan en imprenta, donde los encargados de revisar los originales presuponen que semejante despropósito debe formar parte de algún nuevo y extraño lanzamiento de la línea de carácter alternativo Vértigo.
En el siguiente episodio dedicado a la compañía rival, el incansable Sergio, acompañado de Mark, se presenta en las oficinas de Marvel Comics para descubrir que están vacías. Al ver una nota en el tablón de anuncios de la empresa avisando de que todas las series van retrasadas y que los dibujantes serán despedidos si no llegan a tiempo a las entregas, Aragonés decide ponerse manos a la obra dibujando en un pispas tooodos los tebeos de tooodas las series pendientes de entrar a imprenta – Un pequeño inciso para destacar un hecho verídico y contrastable: Sergio aragonés es conocido por ser el dibujante más rápido del mundo, y no es broma; siempre está encantado de demostrárselo a quien quiera comprobarlo. Durante las firmas con sus fans siempre les hace un dibujo a todos sin acrecentar por ello la longitud de la cola, e incluso ha llegado a redibujar álbumes suyos enteritos de arriba abajo después de haber perdido los originales…y no, eso tampoco es broma – En esta ocasión el villano de turno es Seagoing Soarer, quien reunirá entre los muchos, muchímos superhéroes que aparecen en sus páginas, a un selecto grupo formado por los solitarios Spiderman, Silver Surfer, Hulk (gris) y Daredevil. Lobezno y Tormenta de La Patrulla X; Sue Richards, La Cosa y La Antorcha Humana de los 4F, y Thor y Iron Man de Los Vengadores completan la alineación titular al más puro estilo Secret Wars del supergrupo ocasional que, como ya es tradición en Marvel, se fostian entre ellos antes de ponerse de acuerdo para hacer frente al enemigo común, que a fin de cuentas no resulta ser sino una suerte de reverso tenebroso o hermano gemelo malvado del propio dibujante (Seagoing Soarer es un anagrama de Sergio Aragonés). Cuando la plantilla de Marvel al completo regresa al tajo tras un opíparo almuerzo descubren con sorpresa que no queda papel de dibujar. El buenazo de Sergio lo ha utilizado todo para sacarles del apuro. Pero los dibujantes, escandalizados con la monstruosidad que acaba de engendrar, le corren a gorrazos hasta echarlo a él y al propio Mark de sus oficinas.
Ambas historias están repletas de gags e hirientes referencias a personajes y situaciones de la época, y el autor no deja escapar tampoco la oportunidad de despacharse a gusto con la clase política estadounidense en un incisivo ejercicio de sarcasmo aparentemente solapado por su desenfadada manera de exponerlo, algo que no impide que su mensaje sea alto, claro y contundente.
Aun a pesar de haberse criado fuera de España, parece que el autor llevara impreso en su código genético la especial predilección de nuestros autores patrios (Vázquez, Ibáñez…) por la parodia satírica en todas sus vertientes. Sergio Aragonés Destruye D.C y Masacra a Marvel, así como el resto de la inmensa producción de este genio absoluto del cómic son una buena prueba de ello. Según palabras textuales de su compañero de fechorías en MAD, el también historietista Al Jaffe: Literalmente, Sergio ha dibujado más caricaturas en servilletas de restaurantes que lo que muchos caricaturistas han dibujado en toda su carrera.
Y todavía una curiosidad más: Sergio es un autor muy conocido y respetado en Estados Unidos, y como tal tuvo su propio cameo estelar en un episodio de la serie animada Futurama (T.6, cap.11) concebida por Matt Groening, padre de Los Simpson. Su cabeza parlante aparece conservada dentro de un frasco en un Salón de Cómic del año 3000, y cuando Fry, el protagonista de la serie, se le acerca para pedirle su sincera opinión sobre la historieta que ha dibujado, la cabeza de Sergio le dice que es una mierda…pero que le gustan los garabatos dibujados en los márgenes.
Lluís Ferrer Ferrer (Cala Mastella, 1971) Especialista en tebeos y demás vicios insalubres, es el escritor (i)responsable de la Trilogía ibositana (2008-09-10) traducida al castellano y recopilada en El Hondero (2013), de los guiones de la webserie Salvador, un superhéroe low cost (2012-13), y colaborador del programa de Radio Èxit, Supercultura Freak Chow (2013) otro despropósito relacionado con el mundo del cómic…como si no hubiera cosas más importantes que hacer.
Felicidades, Lluís. Este análisis, es de lo mejor que he leído. Estás ¡que te sales! chaval. Me entran unas ganas locas de leer este cómic. ¿Donde lo puedo encontrar?
Un abrazo.
Yo lo rescaté no hace mucho de un mercadillo de ocasión, pero lo puedes encontrar facilmente a buen precio siguiendo el enlace. Suerte. http://www.todocoleccion.net/buscador.cfm?P=1&D=t
Muchas gracias, buen enlace.