El IV Festival Internacional de Indumentaria Tradicional ‘Florido Jardín’ de Zamora ha abierto sus puertas esta semana con una importante representación ibicenca dentro de una muestra que incluye 40 conjuntos de indumentaria y joyería tradicional datados entre los siglos XVIII y XX.
Por una parte, la exposición cuenta con dos trajes tradicionales de fiesta, femenino y masculino, y por, otra, las actividades del festival incluyen una conferencia sobre la Ballada de Pou e incluso una pasarela de vestimenta tradicional y joyería de la mano de una colla de Ibiza.
Se trata de un festival organizado por la Agrupación Belenista La Morana, que cuenta con el apoyo de la Diputación de Zamora, entre otros patrocinadores, y que ya está plenamente consolidado.
Además de los dos trajes que se pueden ver en la muestra y que han llegado a Zamora desde colecciones particulares, la presencia ibicenca tendrá un protagonismo especial el sábado 20 de abril a las 11 horas, cuando los expertos en joyería e indumentaria ibicenca María Lena Mateu Prats y Antoni Manonelles hablarán de la Ballada de pou. Indumentaria y ceremonial de una tradición festiva en la isla de Eivissa.
Además, para ilustrar y dar vida a sus palabras, se trasladarán hasta Zamora los integrantes del Grup Folklòric Sant Josep de sa Talaia que protagonizarán una pasalera para mostrar las originales vestimentas y la espectacular joyería que las acompaña. Las dos actividades serán en el Teatro Ramos Carrión de Zamora.
La Sala de exposiciones se puede visitar en el mismo recinto, el Teatro Ramos Carrión de la Diputación Provincial de Zamora, del 8 al 21 de abril de 12 a 14 horas y de 18 a 21 horas.
La muestra incluye unos paneles informativos en los que han querido explicar a los visitantes esa Eivissa que muy poca gente conoce.
«Hoy en día la isla de Eivissa, bajo la denominación/marca Ibiza, es mundialmente famosa. Especialmente se la conoce por ser considerada punta de lanza de la vanguardia en música y moda. El lugar donde el tiempo transcurre a toda prisa… Sin embargo, durante siglos y hasta la irrupción del fenómeno turístico, allá por la década de 1960, las personas que llegaban a ella, ya fuera para ocupar cargos públicos o bien en calidad de viajeros turistas, acostumbraban a coincidir en lo opuesto. Solían calificar los diferentes aspectos de la cultura isleña de anticuados, y aseveraban que estaba anclada al pasado; algunos llegaron a afirmar que pareciera que Eivissa hubiese quedado parada en el tiempo», relatan.
Y es que sus costumbres, prácticas agrícolas, arquitectura, creencias, gastronomía, música, canciones, bailes y, cómo no, su indumentaria, solían llamar la atención de estos visitantes debido a que mantenían usos y formas que ya hacía décadas o incluso siglos que habían desaparecido de sus lugares de origen.
La muestra recuerda que los turistas «se topaban con la habitual presencia de mujeres aun vestidas con largos vestidos, mantones y pañuelos sobre la cabeza y con un remate de vistoso lazo de seda ciñendo sus cabellos peinados en trenza. Hoy, tan solo nos quedan las últimas cuatro o cinco ancianas que siguen vistiendo a la antigua…».
En la muestra recuerdan, entre otros detalles, que «el cáñamo y el lino cultivado en la isla era transformado en rudimentarios telares en el paño conocido como drap para la confección de camisones de mujer y camisas y pantalones de hombre. Finalmente, el esparto recolectado en la cercana isla de s’Espartar, servía, junto a la fibra de la pita y la del cáñamo para la confección de las tradicionales y casi atemporales espardenyes«.
«Como contrapunto a estas materias primas y técnicas locales se unían caros y lujosos elementos de importación como, finas telas de algodón de fabricación industrial; tules bordados; sedas para pañuelos, mantones, cintas y lazos; terciopelos, y ¡sombreros importados de Londres! No, no nos engañemos, ser una isla nunca fue sinónimo de aislamiento», destacan.
Obviamente, merece mención a parte la espectacular emprendada, que siempre es motivo de admiración para quien no conoce esta joya. En verdad «una exuberante profusión de joyas». «Conjunto formado por rosarios, cruces, cadenillas y collares, relicarios, botones y anillos que en un primer momento fueron de plata, coral y nácar, y más adelante serían de oro. Una exhibición mezcla de alarde de cristianismo y demostración de estatus social».
«Esta es, ni más ni menos, la indumentaria tradicional de Eivissa, un ecléctico conjunto formado por arcaicos elementos insulares combinados con suntuosas piezas de importación y todo ello aderezado con profusión de oro y plata en una isla donde el tiempo transcurría lentamente…», concluye la información que ofrece la muestra y que, sin duda, sorprenderá a los visitantes, acostumbrados a tener una visión de Ibiza condicionada por el enfoque de los medios de comunicación y basada en la noche, la fiesta y la playa.
Con esta muestra ya son dos los centros culturales que acogen elementos tradicionales de la indumentaria y joyería ibicenca, también presente en el Museo del Traje de Madrid.