Iker Karrera es uno de los jóvenes coreógrafos españoles más respetados y conocidos. En 2018 participó en el talent televisivo Fama ¡a bailar!, primero como profesor y después como director, lo que le dio una gran proyección. Además, su escuela Danza 180, en Madrid, y sus espectáculos como #7fm le han granjeado una fama de trabajador meticuloso e innovador en sus propuestas, que a la vez resultan asequibles para el gran público. Una oportunidad única de ver su espectáculo No Pleasure en Ibiza llega de la mano de la Temporada de Danza que organiza el Consell en el auditorio de Cas Serres este domingo 17 de octubre.
Karrera ha coreografiado la última película musical del cineasta David Serrano, Voy a pasármelo bien, y ha recibido el XVIII Premio de la Danza de Gipuzkoa por toda su trayectoria
No es la primera vez que le entrevisto: ya hablamos cuando participó como profesor en Ibiza Danza Platform en 2019…
Sí, es verdad. Estuve con ellos y estoy encantado de volver. De hecho, tener un bolo en Ibiza a mediados de octubre nos parecía un planazo. Qué maravilla aunque sea para trabajar.
¿De dónde nace la inspiración para crear un montaje como No Pleasure? ¿Cuenta una historia?
Es un espectáculo de danza contemporánea que surgió en febrero de 2020, justo antes de la pandemia y, como dice el título, trata sobre el ‘no placer’. Estuve investigando un poco sobre ello y encontré un término, la anhedonia, que significa la incapacidad para experimentar placer, la sensación de que todas aquellas cosas que nos han gustado alguna vez nos dejan de gustar. La pieza comienza con seis intérpretes de danza muy fríos, con cero emoción. Como meros ejecutores que son incapaces de experimentar placer en sus movimientos. El viaje de la pieza, que dura una hora, es el de estos intérpretes en busca de ese placer, satisfacción o felicidad.
¿Y el origen de esa idea?
Venía de trabajar en televisión un par de años en un formato intenso. Fue genial y me lo pasé en grande, pero fue tal cantidad del trabajo en tan poco tiempo que acabé como vacío por dentro. No podía hacer nada. Estaba cansado, no me quedaba nada dentro. Y justo en ese momento me dieron la oportunidad de presentar un trabajo en la sala Cuarta Pared de Madrid. Empecé a pensar en qué me podía basar y, finalmente, recurrí a esa sensación de cansancio y extenuación que tenía en ese momento. Busqué más ideas para ayudar a los bailarines a entender el punto de partida. No pretendo contar una historia con principio y fin. Tampoco que la gente entienda lo que yo quiero que entienda. Me gusta que los espectadores conecten mucho con los bailarines. La danza es abstracta y cada uno puede entender lo que quiera entender.
Desde luego creo que mucha gente puede entender esa idea de saturación y apatía de la que parte el espectáculo.
Tratamos de aparentar justamente lo contrario, pero es verdad que mucha gente que ha visto la pieza y con la que he hablado me dice que se sienten así, con esa apatía hacia cualquier cosa, y no me refiero únicamente al placer entendido sexualmente, sino a que te hartes de algo que antes te interesaba mucho y no sabes el motivo.
Creo que la acogida ha sido muy positiva…
Muy buena. En Madrid lo llenamos e incluso hay personas que nos han dicho que lo quieren volver a ver porque pasan muchísimas cosas en muy poco tiempo y no les da para asimilarlo todo. Los bailarines son increíbles y se pegan una paliza brutal en este espectáculo. Es una danza contemporánea consumible. Y con ‘consumible’ quiero decir que es asequible para la gente que no entiende de danza. Muchas veces pecamos de crear cosas para nuestros compañeros de profesión, pero esta producción es un término medio. La danza es también entretenimiento y me gusta que mis trabajos entretengan a la gente.
La danza sigue siendo minoritaria pero al mismo tiempo se ha hecho muy popular con programas como el talent en el que participó, las coreografías que llevan casi todos los cantantes más populares, las redes… ¿se nota en su academia un interés creciente por bailar?
Sí, se nota. La danza es cada vez más accesible. A nivel profesional y de compañías o laboral la danza es muy precaria todavía pero, al mismo tiempo, se está acercando cada vez más al público. A mí el mundo Tik Tok me parece terrible pero es verdad que se ve danza todo el rato. Yo me enfoco en otra cosa que no es Tik Tok precisamente… pero sí que en la escuela hay muchísima gente amateur que viene a bailar después de trabajar. Y aún con la pandemia y mascarillas la gente ha venido como vía de escape para desconectar y conectar a la vez con otras personas con las que comparten la clase y el espacio.
No se puede comparar con una clase online. La danza tiene la capacidad de conectar a las personas y eso a través de una pantalla no se logra. Ir al teatro te hace sumergirte en algo que sucede en ese momento para ti. En la era de las pantallas y de lo digital que tengas a alguien bailando en directo, en persona, es un lujo. Ir al teatro y consumir cosas en directo es lo más especial que puede haber. Y la danza tiene que ser en directo.
Le confieso que esta semana me ha apuntado a danza moderna. Soy malísima pero me gusta.
[Ríe] Uno se tiene que marcar sus objetivos, que no son iguales para todos. Cada uno tiene sus motivos. En todo caso, genial, adelante.
Antes ha dicho que la experiencia de Fama ¡a bailar! fue agotadora… pero imagino que muy importante para su proyección
Me lo pasé muy bien. Hice de mí mismo, no tuve que crear un personaje. Fue muy positiva pero, como pasa con todos los proyectos, al terminarlo me dejó como vacío. Es verdad que fue tan intenso que el vacío fue más grande. Pero conté con medios maravillosos y puede hacer mi trabajo, me lo pasé pipa. Gracias a las cosas que hicimos en ese programa mucha gente me ha conocido y se me han abierto muchas puertas, así que agradecido y contento.
NO PLEASURE en la temporada del danza del Consell de Ibiza:
Las entradas tienen un precio de 8 euros en venta anticipada y de 12 euros en taquilla.
Información en promociocultural@conselldeivissa.es y venta de entradas en eivissacultural.es