@David Ventura: La imagen de la exestrella de la NBA Dennis Rodman aterrizando en el aeropuerto de Pyonyang tras atender la llamada del gobierno norcoreano para que les ayude a asesorar a la selección de baloncesto, ha generado una cierta consternación entre los que siguen la actualidad de la misteriosa y fascinante República de Corea del Norte.
¿Nueva extravagancia Kim Yong Un o una muestra del aperturismo del régimen? Pero, ¿qué quiere decir exactamente aperturismo cuando hablamos de Corea del Norte? También se utilizó esta palabra cuando, hace un año, consciente del enorme tirón que tiene el pop de Corea del Sur -conocido como K-Pop- en la juventud asiática, los gabinetes de prensa norcoreanos anunciaron la aparición del Juche Pop.
Efectivamente: Corea del Norte echaba el resto y se lanzaba a competir con sus enemigos del Sur en el terreno de la cultura pop. El combate se presumía absolutamente sublime, y quienes crean que una férrea dictadura es incompatible con el colorido pop les invito a que recuerden los fascinantes años del tardofranquismo: las minifaldas del Un, Dos, Tres, Marisol, los ye-yés y el Canet Rock convivieron con los fusilamientos y el garrote vil, y con esa alegría española.
De momento, Corea del Norte ha presentado su primera carta: la orquesta pop Moranbong. ¿Cómo definirlas? Veamos… Es un grupo muy numeroso de chicas. Encontramos una batería, bajo, guitarra eléctrica -que casi no se oye-, tres teclistas -con unos sintetizadores enormes y un sonido muy ochentero vintage-, un piano y cuatro violines. En algunas canciones, la banda sustituye cuerdas por vientos, y el escenario se llena de clarinetes y saxos.
Cantan cinco chicas de movimientos sincronizados y sonrisa amable. En ocasiones visten con uniforme militar y, otras veces, con unos vestidos sencillos y elegantes, que marcan sus cuerpecitos lo justo y con unas faldas discretamente por encima de sus rodillas.
¿Sexys? Para un adolescente norcoreano puede parecer el no-va-más de lo lascivo, pero comparado con los movimientos sepsis, el cucu prieto, las largísimas piernas y las coreografías marranas que son habituales en el K-Pop o en la MTV, las chicas de la orquesta Moranbong son enternecedoramente púdicas.
Musicalmente hablando, las Moranbong -o los funcionarios del Ministerio de Propaganda que les hacen las canciones- adolecen del típico cacao mental de quien se adentra por unos terrenos que le son por completo desconocidos. Su errático repertorio va desde baladas que fusilan el pop cantonés más melifluo, a un grandilocuente e impostado synth pop ochentero, pasando por improbables calipsos y marciales marchas militares con el modernizado barniz que dan los sistetizadores Roland y Krog. Con este brebaje musical entonan temas como ‘Viva el Partido de los Trabajadores’ que, claro, visto desde aquí, no deja de tener cierto encanto.
Moranbong se han convertido en uno de los nuevos estandartes propagandísticos del régimen de Kim Yong Un, y sus actuaciones se pueden disfrutar en la embajada oficiosa del régimen coreano en facebook: ‘Viva Corea del Norte’. En estos vídeos vemos a las Moranbong actuando en unos auditorios enormes ante un público en el que abundan los militares. Sus actuaciones tienen esos momentos de humorismo involuntario que tanto abundan en Corea del Norte, como cuando las chicas cantan baladas sentimentales mientras, a sus espaldas, una pantalla proyecta imágenes de tanques, bombardeos, lanzamientos de misiles y diversas estampas de destrucción masiva.
En resumen, que una cultura pop no la construyes de un día para otro y al Juche Pop le queda todavía mucho camino por andar, pero estoy seguro que todo es cuestión de tiempo. Dentro de diez o quince años, sería muy estimulante que el régimen norcoreano tuviera su propio Gangnam Style o una Lana del Rey comunista que, impávida, con los ojos en trance, bizqueante y como sometida a un embrujo mesmérico, murmurara lo cachonda que le pone el Gran Líder Salvador.
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