@Ben Clark/ La poesía y sus circunstancias ofrecen, muy de vez en cuando, libros realmente excepcionales que van más allá del género, del nombre que figura en la portada y, en ocasiones, del propio libro. Gracias a Pepo Paz, editor highlander, pude marcharme de la Feria del Libro de Madrid con la última aparición (creo recordar que les había llegado ese mismo día) de Bartleby Editores: Hasta aquí, el último libro de la gran poeta polaca y premio Nobel Wislawa Szymborska. Se trata, sin duda, de un libro excepcional por distintos motivos: en primer lugar habría que destacar la calidad de los poemas, que están a la altura, en mi opinión, del resto de la obra de Szymborska y cuya traducción, juzgando por cómo suena en castellano, me parece buena. Pero lo que hace, creo, que este libro sea realmente singular es que nos encontramos ante los últimos poemas de una gran poeta, es más; nos encontramos ante su último libro, es decir, el último libro que tuvo la voluntad de publicar. Su título, dictado por la poeta a su secretario, es significativo y siniestramente reconfortante: Hasta aquí. El camino de la poesía es largo y creo no estar solo, como poeta digo, cuando fantaseo sobre dejar de escribir. Dejar la poesía antes de que te deje a ti, o dejarla para demostrar que uno la puede dejar cuando quiere, como quien deja una adicción o escoge el suicidio ante el advenimiento de una larga enfermedad incurable. Pero sospecho, sospechamos, que lo más probable es que este empecinamiento nos acompañe mucho todavía, y es entonces cuando aparece la nueva fantasía, tras haber renunciado ya a la renuncia, a controlar lo incontrolable; la fantasía de que llegue el día, la noche, en que sepamos con un amargo contento que ya no habrá más poemas; que la obra se ha terminado, que es necesariamente perfecta. Hasta aquí, un título tan sencillo como excelente, tan enorme en su humildad. Sospecho que estas palabras hubieran servido bien para hablar de Wislawa Szymborska.
Pero regresemos al libro que acaba de sacar Bartleby. No hay muchos poemas, es verdad; trece textos que, con la edición bilingüe, suman 45 páginas de poesía (el libro tiene 70). Pero son los poemas que son, como nos recuerda el título, y no podemos más que estar agradecidos. Ante este problema de imposible solución, la editorial ha decidido complementar el libro con algo que me ha sorprendido y me ha parecido interesante: un epílogo donde Javier Rodríguez Marcos entrevista a los traductores Abel Murcia y Gerardo Beltrán, responsables de buena parte de las traducciones al castellano de Szymborska. No resulta difícil imaginar que han sido las circunstancias particulares de este libro las que han propiciado la inclusión de esta entrevista (un libro, por definición, muy corto y el último libro de la poeta, además), pero me parece que se ha abierto una puerta muy interesante; poder acercarnos un poco a la voz traductora, a la persona —o personas en este caso— que han hecho un esfuerzo inmenso por lograr lo imposible: que la poesía suceda lejos del idioma en que nació. Los traductores de poesía vivimos persiguiendo esta imposibilidad y al final de nuestra interminable lucha quijotesca tenemos, en contra de lo que uno podría suponer, muchas ganas de hablar de nuestras heridas y victorias pírricas. Bravo, pues, por Bartleby y por Abel Murcia y Gerardo Beltrán, por haber decidido incluir este epílogo que nos acerca un poco más a Szymborska y a las dificultades que supone verter su poesía al castellano.
Con permiso del editor y de los traductores, copio aquí un poema breve que me ha conmovido especialmente, esperando que os anime a pedir el libro, que por su palabra clara y directa gustará también a aquellas personas —mucho más sanas— que no leen poesía habitualmente.
Hasta aquí
Traducción: Abel Murcia y Gerardo Beltrán
Editorial: Bartleby Editores, junio 2014
70 páginas
PVP: 15 €