Escribo esta reseña el día que David Foster Wallace hubiera cumplido 52 años. He decidido empezar así la reseña porque Ray Loriga –autor del libro que traigo hoy– afirmó en una delirante entrevista reciente que él y Foster Wallace son «exactamente del mismo año». Así que he decidido partir de esa coincidencia. Pero no es una coincidencia, porque Ray Loriga nació cinco años después, en el 67, el año de la botella de rioja que aún no había probado, en la canción, el cantante de Estopa, así que igual sería mejor empezar hablando de Estopa, para llegar a Ray Loriga, pero hasta donde yo sé los hermanos de Estopa nunca han tocado en Ibiza y, si tocaron, no estuve y tampoco tendría mucho que ver con Ray Loriga, salvo por el hecho de que David Muñoz Calvo (el Estopa que tiene perilla), se llama David, como Foster Wallace, y nació en el 76, que viene a ser 67 al revés, que es el año que nació Ray Loriga –autor del libro que traigo hoy–, y no el año que nació David Foster Wallace, porque él nació antes, el día después de que el astronauta John Glenn, que tiene un hijo que también se llama David, se convirtiera en el primer estadounidense en orbitar tres veces la Tierra (¿le emocionaba a la madre de DFW la carrera espacial?) durante 4 horas y 55 minutos, que es más o menos lo que uno tarda en leerse Za Za, emperador de Ibiza, el libro que traigo hoy, si tiene un perfil bastante activo en facebook. (John Glenn, por cierto, tiene hoy 92 años y nació el 18 de julio, que es un día del que no vamos a hablar, y del que tampoco habla Ray Loriga en su libro, así que todo en orden, salvo por el hecho de que Ray Loriga cree tener la misma edad que David Foster Wallace, algo que puede deberse a una confusión; a un artículo mal editado de la Wikipedia; al simple y llano capricho o a haber mentido sobre su propio año de nacimiento, en un momento de ebria lucidez, para encajar mejor en la Generación X, aunque si realmente hubiera nacido el mismo año que Foster Wallace también estaría dentro de la Generación X, pero así, naciendo cuando nació, resulta que lo hizo el mismo año que Agustín Fernández Mallo, que no tiene mucho que ver con Ray Loriga (aunque también acaba de sacar libro nuevo y también en Alfaguara), pero vive en Palma de Mallorca, que es donde se deciden muchas de las cosas que pasan en Ibiza, y como la novela de Loriga habla de Ibiza pero de una Ibiza independiente, donde ya no son los de Palma –y mucho menos los de Madrid– los que deciden qué se hace ni qué se perfora ni deja de perforar, pues quizá tenga bastante más sentido empezar esta reseña hablando de Agustín Fernández Mallo, para llegar a Ray Loriga, autor del libro que traigo hoy. Así que empecemos.)
Agustín Fernández Mallo, no tiene mucho que ver con Ray Loriga (aunque también acaba de sacar libro nuevo y también en Alfaguara), pero vive en Palma de Mallorca, que es donde se deciden muchas de las cosas que pasan en Ibiza.
Es una novela divertida. ¿Qué les puedo decir? Tiene algo de despropósito pero también lo tiene La broma infinita, de David Foster Wallace, autor del que hablaremos en otra ocasión. Eso sí, las frecuentes máximas filosóficas del narrador sólo pueden ser entendidas, espero, como un chiste: «(…) como otra mucha gente que ha decidido querer poco a cambio de no soportar demasiado o soportar lo justo sin querer mucho»; o como un sentido homenaje a Fito y los Fitipaldis, ángeles custodios de la nadería que sabe a nada cuando nadar es aprender que la nada no lo es (no lo es). A lo que vamos, esta novela cuesta 18 euros, que son tres mil de las antiguas pesetas, que ya siempre se dirán así, antiguas pesetas, de la misma forma que Ray Loriga parece empeñado en seguir siendo Ray Loriga el autor de Héroes o Ray Loriga el que hace veinte años escribió Héroes. Za Za, emperador de Ibiza, es una novelita divertida –realmente lo es– para leerte bebiendo sangría en una playa de Ibiza, mientras te ríes un poco de estar allí, la clase de novela que un autor escribe para pasárselo Ray Loriga y porque le apetece, que para algo es autor. Lo suyo, creo, sería que apareciera justo antes de o justo después de un La broma infinita que nos dejara a todos diciendo «¡Jorge, querido, qué bueno que viniste!», para que Za Za, emperador de Ibiza se pudiera leer como lo que es, una broma finita, un divertimento dentro de la producción del que fuera uno de los novelistas más prometedores de su generación. Tras ocho años de silencio –salvo por su novela de vampiros– podemos decir que no estamos ante el después de. Crucemos los dedos para que Ray Loriga deje pronto atrás las zetas de Za Za y de zángano, y nos sorprenda con un trabajo digno de su talento.
El lunes que viene: Barra americana, de Javier García Rodríguez (Editorial Delirio, 2013).
Za Za, emperador de Ibiza
Ray Loriga
Alfaguara, 2014
205 páginas
18 euros
Mucha bilis y poco ingenio. Lo normal, vamos.
todo el mundo se empeña en hablar de la «novela de vampiros de Ray Loriga» y no.
en su novela no hay vampiros, lo que hay son fantasmas… y muy poca literatura.
esta me ha gustado.