Ibiza recorre toda la poesía de Antonio Colinas (La Bañeza, León, 1946), un escritor que vivió en la isla 21 años y que nunca ha cortado la ‘conexión ibicenca’. Encontrar precisamente ese hilo que teje la conexión isleña en la poesía de Colinas ha sido la labor del escritor navarro Alfredo Rodríguez (Pamplona, 1969), que ha publicado Los caminos de la isla (Ed. Olé Libro) una antología que recoge todos los poemas de temática ibicenca del escritor leonés.
«Es la isla de Ibiza y no otra isla la protagonista de estos poemas que tan certeramente ha seleccionado Alfredo Rodríguez. […] no responden a una ideación o a una visión tópica de un espacio, sino a una serie de vivencias que se prolongaron de manera continuada a lo largo de veintiún años y de manera esporádica a lo largo de más decuarenta. Por tanto, estos poemas son una muestra de […] fusión entre poesía y vida, entre la experiencia de vivir y la experiencia de crear, que ha sido otra de las ideas claves de mi escritura», describe el propio Colinas en el prefacio.
El autor de la antología señala, por su parte, que los versos Colinas hablan «del estanque, del muro blanco, del barranco, de la gruta, del torrente, del bosque o de la fuente, porque el poeta se encuentra físicamente en la isla de Ibiza, esto es, nos escribe desde allí y sobre lo que allí contempla en ese momento […] o bien escribe un tiempo después, recordándola o añorándola, cuando ya no vive en ella de continuo por haberla tenido que abandonar. En estos últimos casos el poeta recuerda la Isla desde el presente peninsular. Es un recuerdo que permanece vivo en el poeta y se abre paso en los días fríos de la ciudad mesetaria en la que ahora habita [Salamanca], y de la que con frecuencia desea escapar para volver a la isla en cuanto le es posible«.
Su casa de Can Furnet, en Jesús, el barranco verde y hondo que está al final del jardín de la casa, el antiguo safareig en el que las mujeres lavaban a mano la ropa o las grutas perdidas por los montes de la isla son algunos de los lugares que recorren sus poemas más ibicencos.
«Todo un mundo lírico propio geográficamente muy concreto y en unas coordenadas muy precisas: la isla de Ibiza», destaca el autor.
«Este fino hilo de oro de unión de los poemas ibicencos de Antonio Colinas va hilvanando sus libros, atravesando diferentes épocas de su vida y portando en su sangre los ritmos y la sabiduría de la mejor poesía mediterránea. Una poesía a veces desnuda, de una aparente simplicidad, que en realidad es fruto de un proceso de refinamiento y decantación en el tiempo. Es como si esos poemas semejaran la estructura de un enorme puzle fragmentario, y solo al unir aquí todas esas piezas dispersas encontrásemos una unidad de significación y de sentido que solo les proporciona la atmósfera de la isla», añade el autor.
Rodríguez subraya en un texto para la editorial que Ibiza está presente en toda la poesía de Colinas, desde Astrolabio, libro publicado en 1979, hasta En los prados sembrados de ojos, su último libro de poemas hasta la fecha, publicado en 2020.
«El regreso perpetuo a esa Isla, a ese origen, a ese espacio de felicidad hallado, que se va dando a lo largo de la vida del poeta, lleva consigo siempre un volver a la escritura de poesía una y otra vez, a esa conmoción, a ese estado de sabia confusión que solo ella hace posible y convoca», subraya el autor de la antología, que añade: «Allí Colinas sabe que tiene que escribir poesía, que se siente poeta. Y siente eso como una necesidad absoluta, ineludible. Es el eterno retorno a la emoción que solo ella despierta. Porque la escritura de poesía en la Isla comprende una forma de despertar, una forma de resurrección. Las ansias de vivir y la sed de libertad del poeta se ven profundamente acrecentadas en ese espacio sagrado. Ahí puede vislumbrar salvación en la poesía y una libertad individual que ya casi nadie entiende en un mundo embrutecido».
Rodríguez es autor, además, de otro libro que recopila las mejores entrevistas a Colinas reunidas en un volumen en el que Ibiza es también protagonista, empezando por su portada: una acualera de Dalt Vila y la Marina, obra de Rubén de Luis.
Colinas es Premio Nacional de Literatura y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, entre otros galardones y su obra destaca no solo por la poesía sino por sus ensayos y traduciones.