Por D.V: En 1995 el presidente del Consell era Antoni Marí Calbet y la venerable institución insular –que entonces agrupaba a Eivissa y Formentera– estaba ubicada en la calle Bes, donde ahora está la ya vieja sede de la UIB. En 1995 el presidente del gobierno español era Felipe González, Mariano Rajoy era un oscuro diputado de la provincia de Pontevedra y el mundo era, sin lugar a dudas, un lugar mucho más feliz que ahora.En 1995 el Museo Arqueológico de Puig des Molins cerraba temporalmente sus puertas. La institución necesitaba una reforma para ampliar su capacidad expositiva y adaptar sus instalaciones a los nuevos tiempos. Diecisiete años más tarde, las obras han finalizado y, por fin, el Museo abre sus puertas.
El refranero popular abunda en frases que desaconsejan la prisa y la improvisación. “Vísteme despacio que tengo prisa”, afirma la clásica sentencia. Mejor trabajar poco a poco, con diligencia y prudencia para construir y consolidar de manera cauta pero provechosa. Según esta regla de tres, el Museo Arqueológico de Puig des Molins será, sin duda, la más maravillosa obra de ingeniería y el mayor prodigio museístico que jamás se haya realizado. Diecisiete años, nada menos.
“Nunca es tarde si la dicha es buena”, afirma otro refrán, y “quien no se consuela es porque no quiere”. Pues eso mismo, veamos el vaso medio lleno y digamos: bienvenidas hayan sido las filtraciones de agua en la cubierta, bienvenidos fueron los riesgos de derrumbe que estuvieron a punto de hundir la segunda planta, bienvenida haya sido la sustitución de la instalación eléctrica –que no se había tocado desde 1965–, bienvenida haya sido la reparación de la red de saneamiento y la recogida de aguas, bienvenidos todos los años en los que el proyecto de remodelación quedó atascado en los procelosos pasillos del Ministerio de Cultura –que los imagino parecidos a los que aparecían en ‘El castillo’ de Kafka–, bienvenida sea la negligencia de la constructora, su lamentable trabajo y que se tuviera que redactar un nuevo proyecto para solventarlas y que este nuevo proyecto volviera a perderse por los kilométricos pasillos del Ministerio.
Bienvenidas pues, todas las pruebas que han servido para templar nuestros ánimos y poner hasta el límite la infinita capacidad de resignación de este sufrido pueblo. Si, como dice la Iglesia, la paciencia es la madre de todas las virtudes, el pueblo ibicenco es el más virtuoso de todos los pueblos sobre la faz de la tierra y, sin lugar de dudas, todos iremos de cabeza al cielo.
El Museo Arqueológico de Puig de Molins abre sus puertas así que alabados sean Tánit y Bes y toda la mitología fenicio-púnica. Pueblo de Eivissa, aquí tenéis vuestro museo. Disfrutadlo.