Marianne Costa es maestra del tarot pero también es escritora, actriz, cantante, traductora (domina cuatro idiomas y se maneja en otros tantos) y apasionada tanguera. Está viviendo en Ibiza desde octubre y ya considera quedarse de manera permanente. Desde la isla promociona su nuevo libro El Tarot paso a paso (Ed. Grijalbo), que podría considerarse una biblia de esta disciplina. Formada con Alejandro Jodorowsky, que fue su pareja y con el que ha coescrito varios libros, Costa desgrana y desmonta en esta entrevista muchos mitos y falsas creencias sobre una disciplina que dista mucho de ser ‘cosas de brujas’. Incluso niega que su fin sea adivinatorio.
Muchas personas tenemos grandes prejuicios sobre el tarot, pero al leer su libro enseguida desmonta creencias: no es adivinatorio sino más bien una guía. ¿Qué es el tarot?
Es un juego que apareció en el siglo XV, probablemente en Italia, y que tenía una innovación importante con respecto a otros juegos: los Triunfos, que podían vencer a cualquier otro tipo de carta. La serie de los Triunfos del tarot evolucionó entre los siglos XV y XVII y en un momento dado se fijó un estándar al que llamaron el Tarot de Marsella.
¿Se fabricaba allí?
En realidad, no. Era de origen italiano y comenzó a fabricarse en Francia, probablemente en Lyon, y rápidamente se convirtió en el juego más popular, el que toda la gente compraba. Era un juego de mesa. Es el ancestro del bridge y de otros juegos con triunfos. Es decir, hasta final del siglo XVIII era un simple juego. Entonces, un masón de origen suizo, Court de Gébelin, comenzó a proyectar en el tarot símbolos egipcios, que en realidad no están porque el tarot es hijo del Renacimiento cristiano.
¿Por eso el tarot tiene símbolos cristianos, como el Papa?
El tarot tiene símbolos cristianos pero trataban de mostrar el recorrido espiritual del ser humano desde un punto de vista que no era exactamente el de la Iglesia. El triunfo más alto del tarot es El Mundo y representa a una mujer bailando en un óvalo, que llaman la mandorla, la almendra, en un espacio donde generalmente se representa a Jesucristo. Es cristiano, pero al ser de la época del Renacimiento, no es de la ortodoxia de la Iglesia sino que es un cristianismo místico simbólico.
El objeto tarot tomó el misticismo y la espiritualidad de su época para crear un recorrido de cartas que son triunfos para jugar, pero que representan también el triunfo de la conciencia, el triunfo del ser. La poesía del Renacimiento es así: el poeta se enamora de una mujer y, a través de ese amor humano, llega al amor sublime, al amor divino. Es una temática muy presente en el Renacimiento. La idea de que tenemos que transitar desde las pasiones y sufrimientos humanos a un estado de consciencia que se acerca a la santidad y a la sabiduría.
¿Y entonces cuándo comienza a emplearse como herramienta de videncia?
A mediados del siglo XIX, que fue una época súper materialista, con el colonialismo, la revolución industrial y una burguesía muy fuerte… La pasión por la astrología o por el magnetismo contrabalanceaba ese materialismo y el movimiento ocultista reinventa el tarot como herramienta espiritual y mágica. Salieron teorías delirantes: que era egipcio, que lo habían llevado los gitanos desde no sé dónde… Al mismo tiempo surge la cartomancia, la gente que aprende a leer el futuro en las cenizas, en la caca de ratas, de pájaros, en las velas o en el café y por ello comenzaron a leer el futuro en las cartas… que es algo que yo no hago.
Etteilla (que en verdad se llamaba Jean-Baptiste Alliette pero le dio la vuelta a su apellido porque no le parecía lo suficientemente friki) puso las bases de leer el futuro con el tarot y hasta la Segunda Guerra Mundial fue una herramienta de videncia.
¿Y cuándo cambió eso?
En los años 20 del siglo pasado, cuando los surrealistas franceses, fascinados por todo lo que estaba fuera de lo común, hicieron renacer el tarot como herramienta a la vez espiritual y psicológica, sobre todo con André Breton. Los surrealistas tuvieron que dejar Francia cuando llegó la ocupación de los alemanes, porque tenían la misma reputación que los homosexuales o los judíos. Breton se va a Norteamérica y allí escribe Arcano 17 [que hace referencia al arcano de la Estrella del tarot]. Años después de su regreso a París, en 1953, conoce al joven Jodorowsky en el café La promenade de Vénus. Digamos que el tarot empezó entonces su camino como herramienta de coaching o investigación psicológica. Eso es bastante reciente y todavía hay mucha gente que lee el futuro con el tarot, cosa que yo no hago pero que no voy a condenar. Yo lo uso como herramienta de contemplación de símbolos, como instrumento de autoayuda.
¿Cómo funciona esa herramienta de contemplación de símbolos?
Es una enciclopedia de símbolos, que impacta en el cerebro derecho, que es el cerebro imaginativo que gobierna el sentimiento de unión con los demás y la sensación corporal. Así que activamos el cerebro derecho con esas imágenes y las traducimos a palabras y a soluciones, con lo que activamos también el cerebro izquierdo. Es una herramienta de meditación contemplativa, porque reunir las dos partes del cerebro es hacernos más humanos. Se trata de tomar en cuenta la parte intuitiva, sensorial y afectiva y conectarla desde lo artístico y psicológico con el deseo que tenemos de explicar el mundo, de encontrar soluciones y de que la vida sea más bella, al final.
El tarot trata de hacer de nuestras vidas una obra artística, para ser más creativos y más bondadosos y más felices, que es lo que todos queremos…»
Lo cierto es que el libro sorprende porque habla de arte, de historia, de espiritualidad… es un libro rico en ese sentido.
Yo vengo de una familia francesa, burguesa e intelectual. Soy licenciada en Literatura comparada y mi recorrido me llevó a la Psicología y también al Arte, para salir un poco del ‘todo académico’ y meterme más en ‘la vida’. El tarot trata de hacer de nuestras vidas una obra artística, para ser más creativos y más bondadosos y más felices, que es lo que todos queremos… Bueno, me imagino que hay gente que quiere ser más próspera pero esa no es mi especialidad [ríe]. ¡Yo no doy cursos sobre la abundancia!
¿Cómo llegó usted al tarot?
A través de mi mamá, que era la persona artística y atípica de mi árbol genealógico. Pero a ella le daba pereza aprender, así que me regaló un mazo y un libro de tarot cuando yo tenía 17 años para que me convirtiera en su taróloga particular. Era una época un poco complicada porque mis padres se estaban divorciando… Yo empecé realmente a estudiarlo para complacer a mi mamá y como tengo pasión por los idiomas…
¿Cuántos habla?
Español, francés, italiano e inglés y luego bastante bien alemán, serbocroata y tengo nociones de sánscrito y de otros idiomas.
¿Y el tarot es una especie de idioma?
Exacto, porque las imágenes pueden ser consideradas como ideogramas. Me fascinó este lenguaje. Pero desde los 20 años hasta los 30 no toqué el tarot porque estaba harta… Hay un aspecto muy dark, muy oscuro y delirante en el mundo del tarot y estaba harta. Estaba buscando a alguien que conociera el fondo del tarot cuando me encontré a Alejandro Jodoroswky. Era 1997 cuando le vi hablando del tarot y comprobé que sabía de lo que hablaba, me sentí resonar con esa perspectiva educada intelectualmente y a la vez artística y atrevida sobre el tarot.
Desde los 20 años hasta los 30 no toqué el tarot porque estaba harta… Hay un aspecto muy dark, muy oscuro y delirante en el mundo del tarot y estaba harta. Estaba buscando a alguien que conociera el fondo del tarot cuando me encontré a Alejandro Jodoroswky»
¿Qué ha hecho por usted el tarot, qué le ha aportado?
Uf, tantas cosas… Según mi árbol genealógico yo tenía que ser profesora, porque mis dos abuelos maternos eran profesores de literatura… Saber y enseñar era lo más importante en mi árbol genealógico, pero eso me aburría… ¡no sabes cuanto! Yo quería ser escritora, actriz, cantante… El tarot me devolvió la enseñanza y la pedagogía que hago escribiendo, dando charlas o entrevistas como esta. Creo que he aprendido a ver y a interpretar. Yo soy más musical y sensorial que visual y el tarot me ha enseñado a ver. Me da una estructura interna, es una especie de anatomía del alma. Me dio solidez con sus símbolos y me devolvió la práctica espiritual, la fe, la práctica de la bondad y la autoobservación y meditación de mí misma.
El tarot me ha hecho muchos regalos, como venir a Ibiza. Casi siempre encuentro que ha sido muy generoso conmigo en lo personal. Creo que el tarot devuelve a quien le sirve. Las tradiciones tienen un alma, como la tiene la fabricación de las alpargatas en Ibiza. Las tradiciones a veces están escondidas y son humildes pero siempre te devuelven algo, porque les encanta que las mantengas vivas.
El tarot tiene desde luego un valor estético. ¿Tiene muchos mazos, los colecciona?
Tengo muchos, sí [ríe] Algunos son facsímiles de mazos antiguos y también tengo algunos un poco frikis como el tarot de los gatos o el tarot del tango, el que que participé. He sacado al mercado una copia de uno muy antiguo, de 1709, en blanco y negro que puede ser pintado y trabajado del mismo modo que la gente pinta mandalas.
Las tradiciones tienen un alma, como la tiene la fabricación de las alpargatas en Ibiza. Las tradiciones a veces están escondidas y son humildes pero siempre te devuelven algo, porque les encanta que las mantengas vivas»
He visto en sus entrevistas que lleva con humor a quienes tachan el tarot de paparruchas y de invención.
Es más profundo que eso. El tarot me enseñó a respetar a la gente, pero muy profundamente. Leerle el tarot a alguien es hacerse traductor de la tirada de la persona eligió. Es una posición de autoridad, porque alguien te pide ayuda, pero la única autoridad que puedes tener es la de borrarte y ser útil, al servicio del otro. Yo era muy fanática, como todos los jóvenes, pero con la edad, porque ya tengo 55 años y soy una señora [ríe], he aprendido que cada persona tiene su propio universo y que el acto de bondad es compartir desde el mundo de la persona y no del mundo propio.
Si alguien me dice: el tarot es asqueroso, una herramienta diabólica, yo le digo, de acuerdo, hablemos de otra cosa. No quiero imponer nada a nadie. Si la persona me dice: ¿acaso el tarot es una herramienta diabólica? ahí sí empieza un diálogo y le puedo exponer mi punto de vista.
Si no lee el futuro, ¿qué aporta el tarot a la persona a la que se le hace una tirada?
Dentro de un ser humano hay capas: la primera es la capa consciente y después está la capa racional. Esa capa racional se encuentra a veces contra un muro porque hay un conflicto o algo que no puedes resolver. Entonces es el momento de entrar en el pozo y buscar el agua profunda, limpia y clara que está en cada uno de nosotros. Dentro de nosotros tenemos las soluciones y el tarólogo es el traductor.
¿Hay que tener un don especial para ser tarólogo?
El don es la atracción. Si el tarot te atrae, estúdialo y, si no, no lo hagas. Sentí que había recibido el 80 por ciento del conocimiento del tarot cuando conocí a mi maestro principal, Alejandro Jodorowsky, pero desarrollar el arte de la relación es más complejo. Es como el ajedrez: puedes aprender a mover las piezas en un día pero para ser maestro necesitas la vida entera. En el libro del Tarot paso a paso trato de ofrecer una pedagogía y de apoyar a la gente en su práctica. Ayudar a desarrollar la relación no solo con el tarot sino, sobre todo, la relación con uno mismo y con otros seres humanos. El gran arte no es interpretar el tarot y sus símbolos sino la relación compleja entre el vocabulario de las cartas, uno mismo y la persona que viene a consultar. Ese es el trabajo de una vida entera, en la que todos, incluso gente como yo, somos principiantes eternos.
El gran arte no es interpretar el tarot y sus símbolos sino la relación compleja entre el vocabulario de las cartas, uno mismo y la persona que viene a consultar. Ese es el trabajo de una vida entera, en la que todos, incluso gente como yo, somos principiantes eternos»
El libro es feminista…
Es imposible no ser feminista. Lo femenino va a salvar el mundo y no porque sea superior a lo masculino, sino simplemente porque lo femenino ha quedado escondido demasiado tiempo y ha habido un desequilibrio.
¿Por qué acuden más mujeres que hombres al tarot?
Las mujeres tienen más costumbre de pedir ayuda que los hombres y son muy verbales. Lo femenino tiene más facilidad para preguntar que lo masculino. Para los hombres consultar el tarot es un salto porque supone acudir a una herramienta intuitiva. En un hombre abierto y vulnerable hay una honestidad que a mí me revienta el alma. Contactas con algo muy genuino, que entiende muy claramente cómo puede avanzar y cambiar. Las mujeres hacemos más tejido, más tela. Pero son generalidades porque hay mujeres muy mentales. Hay gente que viene cuando está a punto de resolver el asunto y otros que vienen con una pregunta de una vida entera.
En su libro afirma que al tarot le perjudica ser el medio exclusivo de vida de alguien: ni gratuidad total ni demasiado monetizado.
Yo soy escritora, cantante, actriz y traductora y parte de mi vida está dedicada al tarot, pero no toda. Siento admiración por los maestros sufíes del Islam y del Shivaísmo de Cachemira porque los maestros siempre tienen un trabajo añadido relacionado con el arte o la artesanía y por ello tienen la libertad de dejar de enseñar en cualquier momento. Del mismo modo, yo tengo que cobrar por mi tiempo, eso sí, pero no me gano la vida con ello. Ni doy millones de talleres ni hago mucha publicidad. Siempre enseño a mis alumnos a valorar su tiempo y a encontrar el precio justo de sus tiradas. El dinero es una energía muy intensa y el tarot no es un comercio. Admiro mucho a los comerciantes pero el comercio consiste en comprar barato para vender caro y el tarot es exactamente lo contrario: comprar muy caro, con muchos años de estudio y dedicación y, al final, vendemos muy barato.
Marianne Costa nació en Francia y es licenciada en Literatura comparada. También es cantante, actriz (formada por Jacques Lecoq), escritora y traductora. En los años noventa, aprendió serbo-croata y trabajó en Sarajevo, durante la posguerra, como asistente benévola de literatura francesa en la facultad de letras.
Ha publicado libros de poemas, la novela El infierno prometido y varias obras en olaboración con Alejandro Jodorovsky sobre Tarot como Metagenealogía y Psicomagia entre otras.
Desde 2011, recorre el mundo como profesora y artista itinerante, impartiendo talleres e iniciando dinámicas interdisciplinarias que mezclan artes visuales, música y poesía con herramientas iniciáticas y terapéuticas. Además, es una tanguera apasionada.¿