Miss Beige, alter ego de la periodista y actriz Ana Esmith (Madrid, 1976), es el plato fuerte del festival Territori Ibiza, que termina este domingo con la performance de la entrevistada. Bajo el lema ‘¡Se nota, se siente, el beige es incluyente!‘, la artista y cualquier persona (mayor de edad) que quiera participar darán un paseo por Eivissa a partir de las 19.00 horas, comenzando en s’Alamera (Vara de Rey) y continuando por el barrio de la Marina y el baluarte de Sant Pere. El único requisito para los voluntarios es ir vestidos de beige y llevar un martillo, dos cosas que siempre acompañan a Miss Beige, quien suele caminar sola por la calle de manera disruptiva.
El beige es un «no color» que la actriz madrileña utiliza para jugar con su propia imagen y burlarse de la presión por estar siempre perfecta e «instagrameable». Así, convierte un color insulso y aburrido en algo que llama la atención, haciendo «que el mirón sea el ser mirado».
Usted misma se refiere a Miss Beige como el “antiselfi”. ¿Cómo ha acabado viniendo a Ibiza, capital de la cultura del postureo?
Justamente por eso. Porque aquí hay más necesidad de martillo y hay que derrocar al blanco de su longevo reino.
Este domingo veremos en Ibiza una ‘marea’ de muchas Miss Beige, todos/as con su martillo. ¿Cuál es el propósito?
Dar una oportunidad a todo aquel que lo desee para reflexionar sobre el espacio que existe entre lo que somos y la imagen de aquello que se supone que somos.
Desde Territori han explicado lo siguiente: “La acción de Miss Beige consiste en un paseo a su lado. Durante la acción se puede hablar, usar el móvil, comer pipas, hacerse selfis o marcharse, pero cuando Miss Beige se detenga, todo el grupo se parará”. ¿Hay alguna otra pauta para los voluntarios?
No, es una acción libre. Se convierten en los protagonistas de la acción y, por lo tanto, en responsables de sus propios actos. El llamamiento les invita a expresar su propia visión del concepto.
¿Qué cree que les aportará esta performance a los participantes?
Invertir los roles convirtiendo al mirón en el ser mirado, formar parte de un grupo al que no conoces sin perder tu propia individualidad y estar abierto al juego y a la experimentación sin ninguna pretensión.
El escenario de Miss Beige es el espacio público, los teatros, pero también las redes sociales. A día de hoy, ¿se puede ser artista sin estar presente en la esfera virtual?
Claro que se puede, conozco a muchos maravillosos. Cada uno puede elegir, pero en mi caso no quiero perderme ese público virtual que ha traído la tecnología.
¿No le ocurre que a veces se difumina la frontera entre Ana Esmith y Miss Beige?
No, cada una sabe cuál es su espacio y su momento y hay un gran respeto entre ambas. No hay rivalidad.
¿Miss Beige es una especie de terapia para Esmith?
Miss Beige comenzó como una necesidad personal y ahora se ha convertido en una necesidad social, así que esa transición ha sido muy emocionante.
Pienso que el personaje de Miss Beige demuestra que este color también puede ser ‘cuqui’ y elegante. En una entrevista para Vogue utilizó el término “belleza atípica”.
Mi objetivo era hacer un color de un “no color” y creo que lo he conseguido. Ahora el beige ha encontrado un sitio. Sea el que sea.
Miss Beige no habla, no es panfletaria, pero es profundamente política. En sus redes hay referencias a la monarquía, a la Iglesia, al cambio climático o al feminismo. ¿Por qué se compromete políticamente como artista?
Porque para mí todo arte es político y como artista tengo una responsabilidad con la época que me ha tocado vivir. Para mí provocar un pensamiento crítico es la principal función del arte para que podamos evolucionar como sociedad e individuos.
¿El arte reivindicativo solo sirve para desahogarnos y evadirnos de la realidad o realmente puede cambiar el mundo?
Pues depende del día, pero yo, por si acaso, no suelto mi martillo.
Miss Beige, alter ego de la periodista y actriz Ana Esmith (Madrid, 1976), es el plato fuerte del festival Territori Ibiza, que termina este domingo con la performance de la entrevistada. Bajo el lema ‘¡Se nota, se siente, el beige es incluyente!‘, la artista y cualquier persona (mayor de edad) que quiera participar darán un paseo por Eivissa a partir de las 19.00 horas, comenzando en s’Alamera (Vara de Rey) y continuando por el barrio de la Marina y el baluarte de Sant Pere. El único requisito para los voluntarios es ir vestidos de beige y llevar un martillo, dos cosas que siempre acompañan a Miss Beige, quien suele caminar sola por la calle de manera disruptiva.
El beige es un «no color» que la actriz madrileña utiliza para jugar con su propia imagen y burlarse de la presión por estar siempre perfecta e «instagrameable». Así, convierte un color insulso y aburrido en algo que llama la atención, haciendo «que el mirón sea el ser mirado».
Usted misma se refiere a Miss Beige como el “antiselfi”. ¿Cómo ha acabado viniendo a Ibiza, capital de la cultura del postureo?
Justamente por eso. Porque aquí hay más necesidad de martillo y hay que derrocar al blanco de su longevo reino.
Este domingo veremos en Ibiza una ‘marea’ de muchas Miss Beige, todos/as con su martillo. ¿Cuál es el propósito?
Dar una oportunidad a todo aquel que lo desee para reflexionar sobre el espacio que existe entre lo que somos y la imagen de aquello que se supone que somos.
Desde Territori han explicado lo siguiente: “La acción de Miss Beige consiste en un paseo a su lado. Durante la acción se puede hablar, usar el móvil, comer pipas, hacerse selfis o marcharse, pero cuando Miss Beige se detenga, todo el grupo se parará”. ¿Hay alguna otra pauta para los voluntarios?
No, es una acción libre. Se convierten en los protagonistas de la acción y, por lo tanto, en responsables de sus propios actos. El llamamiento les invita a expresar su propia visión del concepto.
¿Qué cree que les aportará esta performance a los participantes?
Invertir los roles convirtiendo al mirón en el ser mirado, formar parte de un grupo al que no conoces sin perder tu propia individualidad y estar abierto al juego y a la experimentación sin ninguna pretensión.
El escenario de Miss Beige es el espacio público, los teatros, pero también las redes sociales. A día de hoy, ¿se puede ser artista sin estar presente en la esfera virtual?
Claro que se puede, conozco a muchos maravillosos. Cada uno puede elegir, pero en mi caso no quiero perderme ese público virtual que ha traído la tecnología.
¿No le ocurre que a veces se difumina la frontera entre Ana Esmith y Miss Beige?
No, cada una sabe cuál es su espacio y su momento y hay un gran respeto entre ambas. No hay rivalidad.
¿Miss Beige es una especie de terapia para Esmith?
Miss Beige comenzó como una necesidad personal y ahora se ha convertido en una necesidad social, así que esa transición ha sido muy emocionante.
Pienso que el personaje de Miss Beige demuestra que este color también puede ser ‘cuqui’ y elegante. En una entrevista para Vogue utilizó el término “belleza atípica”.
Mi objetivo era hacer un color de un “no color” y creo que lo he conseguido. Ahora el beige ha encontrado un sitio. Sea el que sea.
Miss Beige no habla, no es panfletaria, pero es profundamente política. En sus redes hay referencias a la monarquía, a la Iglesia, al cambio climático o al feminismo. ¿Por qué se compromete políticamente como artista?
Porque para mí todo arte es político y como artista tengo una responsabilidad con la época que me ha tocado vivir. Para mí provocar un pensamiento crítico es la principal función del arte para que podamos evolucionar como sociedad e individuos.
¿El arte reivindicativo solo sirve para desahogarnos y evadirnos de la realidad o realmente puede cambiar el mundo?
Pues depende del día, pero yo, por si acaso, no suelto mi martillo.
Miss Beige, alter ego de la periodista y actriz Ana Esmith (Madrid, 1976), es el plato fuerte del festival Territori Ibiza, que termina este domingo con la performance de la entrevistada. Bajo el lema ‘¡Se nota, se siente, el beige es incluyente!‘, la artista y cualquier persona (mayor de edad) que quiera participar darán un paseo por Eivissa a partir de las 19.00 horas, comenzando en s’Alamera (Vara de Rey) y continuando por el barrio de la Marina y el baluarte de Sant Pere. El único requisito para los voluntarios es ir vestidos de beige y llevar un martillo, dos cosas que siempre acompañan a Miss Beige, quien suele caminar sola por la calle de manera disruptiva.
El beige es un «no color» que la actriz madrileña utiliza para jugar con su propia imagen y burlarse de la presión por estar siempre perfecta e «instagrameable». Así, convierte un color insulso y aburrido en algo que llama la atención, haciendo «que el mirón sea el ser mirado».
Usted misma se refiere a Miss Beige como el “antiselfi”. ¿Cómo ha acabado viniendo a Ibiza, capital de la cultura del postureo?
Justamente por eso. Porque aquí hay más necesidad de martillo y hay que derrocar al blanco de su longevo reino.
Este domingo veremos en Ibiza una ‘marea’ de muchas Miss Beige, todos/as con su martillo. ¿Cuál es el propósito?
Dar una oportunidad a todo aquel que lo desee para reflexionar sobre el espacio que existe entre lo que somos y la imagen de aquello que se supone que somos.
Desde Territori han explicado lo siguiente: “La acción de Miss Beige consiste en un paseo a su lado. Durante la acción se puede hablar, usar el móvil, comer pipas, hacerse selfis o marcharse, pero cuando Miss Beige se detenga, todo el grupo se parará”. ¿Hay alguna otra pauta para los voluntarios?
No, es una acción libre. Se convierten en los protagonistas de la acción y, por lo tanto, en responsables de sus propios actos. El llamamiento les invita a expresar su propia visión del concepto.
¿Qué cree que les aportará esta performance a los participantes?
Invertir los roles convirtiendo al mirón en el ser mirado, formar parte de un grupo al que no conoces sin perder tu propia individualidad y estar abierto al juego y a la experimentación sin ninguna pretensión.
El escenario de Miss Beige es el espacio público, los teatros, pero también las redes sociales. A día de hoy, ¿se puede ser artista sin estar presente en la esfera virtual?
Claro que se puede, conozco a muchos maravillosos. Cada uno puede elegir, pero en mi caso no quiero perderme ese público virtual que ha traído la tecnología.
¿No le ocurre que a veces se difumina la frontera entre Ana Esmith y Miss Beige?
No, cada una sabe cuál es su espacio y su momento y hay un gran respeto entre ambas. No hay rivalidad.
¿Miss Beige es una especie de terapia para Esmith?
Miss Beige comenzó como una necesidad personal y ahora se ha convertido en una necesidad social, así que esa transición ha sido muy emocionante.
Pienso que el personaje de Miss Beige demuestra que este color también puede ser ‘cuqui’ y elegante. En una entrevista para Vogue utilizó el término “belleza atípica”.
Mi objetivo era hacer un color de un “no color” y creo que lo he conseguido. Ahora el beige ha encontrado un sitio. Sea el que sea.
Miss Beige no habla, no es panfletaria, pero es profundamente política. En sus redes hay referencias a la monarquía, a la Iglesia, al cambio climático o al feminismo. ¿Por qué se compromete políticamente como artista?
Porque para mí todo arte es político y como artista tengo una responsabilidad con la época que me ha tocado vivir. Para mí provocar un pensamiento crítico es la principal función del arte para que podamos evolucionar como sociedad e individuos.
¿El arte reivindicativo solo sirve para desahogarnos y evadirnos de la realidad o realmente puede cambiar el mundo?
Pues depende del día, pero yo, por si acaso, no suelto mi martillo.
Miss Beige, alter ego de la periodista y actriz Ana Esmith (Madrid, 1976), es el plato fuerte del festival Territori Ibiza, que termina este domingo con la performance de la entrevistada. Bajo el lema ‘¡Se nota, se siente, el beige es incluyente!‘, la artista y cualquier persona (mayor de edad) que quiera participar darán un paseo por Eivissa a partir de las 19.00 horas, comenzando en s’Alamera (Vara de Rey) y continuando por el barrio de la Marina y el baluarte de Sant Pere. El único requisito para los voluntarios es ir vestidos de beige y llevar un martillo, dos cosas que siempre acompañan a Miss Beige, quien suele caminar sola por la calle de manera disruptiva.
El beige es un «no color» que la actriz madrileña utiliza para jugar con su propia imagen y burlarse de la presión por estar siempre perfecta e «instagrameable». Así, convierte un color insulso y aburrido en algo que llama la atención, haciendo «que el mirón sea el ser mirado».
Usted misma se refiere a Miss Beige como el “antiselfi”. ¿Cómo ha acabado viniendo a Ibiza, capital de la cultura del postureo?
Justamente por eso. Porque aquí hay más necesidad de martillo y hay que derrocar al blanco de su longevo reino.
Este domingo veremos en Ibiza una ‘marea’ de muchas Miss Beige, todos/as con su martillo. ¿Cuál es el propósito?
Dar una oportunidad a todo aquel que lo desee para reflexionar sobre el espacio que existe entre lo que somos y la imagen de aquello que se supone que somos.
Desde Territori han explicado lo siguiente: “La acción de Miss Beige consiste en un paseo a su lado. Durante la acción se puede hablar, usar el móvil, comer pipas, hacerse selfis o marcharse, pero cuando Miss Beige se detenga, todo el grupo se parará”. ¿Hay alguna otra pauta para los voluntarios?
No, es una acción libre. Se convierten en los protagonistas de la acción y, por lo tanto, en responsables de sus propios actos. El llamamiento les invita a expresar su propia visión del concepto.
¿Qué cree que les aportará esta performance a los participantes?
Invertir los roles convirtiendo al mirón en el ser mirado, formar parte de un grupo al que no conoces sin perder tu propia individualidad y estar abierto al juego y a la experimentación sin ninguna pretensión.
El escenario de Miss Beige es el espacio público, los teatros, pero también las redes sociales. A día de hoy, ¿se puede ser artista sin estar presente en la esfera virtual?
Claro que se puede, conozco a muchos maravillosos. Cada uno puede elegir, pero en mi caso no quiero perderme ese público virtual que ha traído la tecnología.
¿No le ocurre que a veces se difumina la frontera entre Ana Esmith y Miss Beige?
No, cada una sabe cuál es su espacio y su momento y hay un gran respeto entre ambas. No hay rivalidad.
¿Miss Beige es una especie de terapia para Esmith?
Miss Beige comenzó como una necesidad personal y ahora se ha convertido en una necesidad social, así que esa transición ha sido muy emocionante.
Pienso que el personaje de Miss Beige demuestra que este color también puede ser ‘cuqui’ y elegante. En una entrevista para Vogue utilizó el término “belleza atípica”.
Mi objetivo era hacer un color de un “no color” y creo que lo he conseguido. Ahora el beige ha encontrado un sitio. Sea el que sea.
Miss Beige no habla, no es panfletaria, pero es profundamente política. En sus redes hay referencias a la monarquía, a la Iglesia, al cambio climático o al feminismo. ¿Por qué se compromete políticamente como artista?
Porque para mí todo arte es político y como artista tengo una responsabilidad con la época que me ha tocado vivir. Para mí provocar un pensamiento crítico es la principal función del arte para que podamos evolucionar como sociedad e individuos.
¿El arte reivindicativo solo sirve para desahogarnos y evadirnos de la realidad o realmente puede cambiar el mundo?
Pues depende del día, pero yo, por si acaso, no suelto mi martillo.
Miss Beige, alter ego de la periodista y actriz Ana Esmith (Madrid, 1976), es el plato fuerte del festival Territori Ibiza, que termina este domingo con la performance de la entrevistada. Bajo el lema ‘¡Se nota, se siente, el beige es incluyente!‘, la artista y cualquier persona (mayor de edad) que quiera participar darán un paseo por Eivissa a partir de las 19.00 horas, comenzando en s’Alamera (Vara de Rey) y continuando por el barrio de la Marina y el baluarte de Sant Pere. El único requisito para los voluntarios es ir vestidos de beige y llevar un martillo, dos cosas que siempre acompañan a Miss Beige, quien suele caminar sola por la calle de manera disruptiva.
El beige es un «no color» que la actriz madrileña utiliza para jugar con su propia imagen y burlarse de la presión por estar siempre perfecta e «instagrameable». Así, convierte un color insulso y aburrido en algo que llama la atención, haciendo «que el mirón sea el ser mirado».
Usted misma se refiere a Miss Beige como el “antiselfi”. ¿Cómo ha acabado viniendo a Ibiza, capital de la cultura del postureo?
Justamente por eso. Porque aquí hay más necesidad de martillo y hay que derrocar al blanco de su longevo reino.
Este domingo veremos en Ibiza una ‘marea’ de muchas Miss Beige, todos/as con su martillo. ¿Cuál es el propósito?
Dar una oportunidad a todo aquel que lo desee para reflexionar sobre el espacio que existe entre lo que somos y la imagen de aquello que se supone que somos.
Desde Territori han explicado lo siguiente: “La acción de Miss Beige consiste en un paseo a su lado. Durante la acción se puede hablar, usar el móvil, comer pipas, hacerse selfis o marcharse, pero cuando Miss Beige se detenga, todo el grupo se parará”. ¿Hay alguna otra pauta para los voluntarios?
No, es una acción libre. Se convierten en los protagonistas de la acción y, por lo tanto, en responsables de sus propios actos. El llamamiento les invita a expresar su propia visión del concepto.
¿Qué cree que les aportará esta performance a los participantes?
Invertir los roles convirtiendo al mirón en el ser mirado, formar parte de un grupo al que no conoces sin perder tu propia individualidad y estar abierto al juego y a la experimentación sin ninguna pretensión.
El escenario de Miss Beige es el espacio público, los teatros, pero también las redes sociales. A día de hoy, ¿se puede ser artista sin estar presente en la esfera virtual?
Claro que se puede, conozco a muchos maravillosos. Cada uno puede elegir, pero en mi caso no quiero perderme ese público virtual que ha traído la tecnología.
¿No le ocurre que a veces se difumina la frontera entre Ana Esmith y Miss Beige?
No, cada una sabe cuál es su espacio y su momento y hay un gran respeto entre ambas. No hay rivalidad.
¿Miss Beige es una especie de terapia para Esmith?
Miss Beige comenzó como una necesidad personal y ahora se ha convertido en una necesidad social, así que esa transición ha sido muy emocionante.
Pienso que el personaje de Miss Beige demuestra que este color también puede ser ‘cuqui’ y elegante. En una entrevista para Vogue utilizó el término “belleza atípica”.
Mi objetivo era hacer un color de un “no color” y creo que lo he conseguido. Ahora el beige ha encontrado un sitio. Sea el que sea.
Miss Beige no habla, no es panfletaria, pero es profundamente política. En sus redes hay referencias a la monarquía, a la Iglesia, al cambio climático o al feminismo. ¿Por qué se compromete políticamente como artista?
Porque para mí todo arte es político y como artista tengo una responsabilidad con la época que me ha tocado vivir. Para mí provocar un pensamiento crítico es la principal función del arte para que podamos evolucionar como sociedad e individuos.
¿El arte reivindicativo solo sirve para desahogarnos y evadirnos de la realidad o realmente puede cambiar el mundo?
Pues depende del día, pero yo, por si acaso, no suelto mi martillo.
Miss Beige, alter ego de la periodista y actriz Ana Esmith (Madrid, 1976), es el plato fuerte del festival Territori Ibiza, que termina este domingo con la performance de la entrevistada. Bajo el lema ‘¡Se nota, se siente, el beige es incluyente!‘, la artista y cualquier persona (mayor de edad) que quiera participar darán un paseo por Eivissa a partir de las 19.00 horas, comenzando en s’Alamera (Vara de Rey) y continuando por el barrio de la Marina y el baluarte de Sant Pere. El único requisito para los voluntarios es ir vestidos de beige y llevar un martillo, dos cosas que siempre acompañan a Miss Beige, quien suele caminar sola por la calle de manera disruptiva.
El beige es un «no color» que la actriz madrileña utiliza para jugar con su propia imagen y burlarse de la presión por estar siempre perfecta e «instagrameable». Así, convierte un color insulso y aburrido en algo que llama la atención, haciendo «que el mirón sea el ser mirado».
Usted misma se refiere a Miss Beige como el “antiselfi”. ¿Cómo ha acabado viniendo a Ibiza, capital de la cultura del postureo?
Justamente por eso. Porque aquí hay más necesidad de martillo y hay que derrocar al blanco de su longevo reino.
Este domingo veremos en Ibiza una ‘marea’ de muchas Miss Beige, todos/as con su martillo. ¿Cuál es el propósito?
Dar una oportunidad a todo aquel que lo desee para reflexionar sobre el espacio que existe entre lo que somos y la imagen de aquello que se supone que somos.
Desde Territori han explicado lo siguiente: “La acción de Miss Beige consiste en un paseo a su lado. Durante la acción se puede hablar, usar el móvil, comer pipas, hacerse selfis o marcharse, pero cuando Miss Beige se detenga, todo el grupo se parará”. ¿Hay alguna otra pauta para los voluntarios?
No, es una acción libre. Se convierten en los protagonistas de la acción y, por lo tanto, en responsables de sus propios actos. El llamamiento les invita a expresar su propia visión del concepto.
¿Qué cree que les aportará esta performance a los participantes?
Invertir los roles convirtiendo al mirón en el ser mirado, formar parte de un grupo al que no conoces sin perder tu propia individualidad y estar abierto al juego y a la experimentación sin ninguna pretensión.
El escenario de Miss Beige es el espacio público, los teatros, pero también las redes sociales. A día de hoy, ¿se puede ser artista sin estar presente en la esfera virtual?
Claro que se puede, conozco a muchos maravillosos. Cada uno puede elegir, pero en mi caso no quiero perderme ese público virtual que ha traído la tecnología.
¿No le ocurre que a veces se difumina la frontera entre Ana Esmith y Miss Beige?
No, cada una sabe cuál es su espacio y su momento y hay un gran respeto entre ambas. No hay rivalidad.
¿Miss Beige es una especie de terapia para Esmith?
Miss Beige comenzó como una necesidad personal y ahora se ha convertido en una necesidad social, así que esa transición ha sido muy emocionante.
Pienso que el personaje de Miss Beige demuestra que este color también puede ser ‘cuqui’ y elegante. En una entrevista para Vogue utilizó el término “belleza atípica”.
Mi objetivo era hacer un color de un “no color” y creo que lo he conseguido. Ahora el beige ha encontrado un sitio. Sea el que sea.
Miss Beige no habla, no es panfletaria, pero es profundamente política. En sus redes hay referencias a la monarquía, a la Iglesia, al cambio climático o al feminismo. ¿Por qué se compromete políticamente como artista?
Porque para mí todo arte es político y como artista tengo una responsabilidad con la época que me ha tocado vivir. Para mí provocar un pensamiento crítico es la principal función del arte para que podamos evolucionar como sociedad e individuos.
¿El arte reivindicativo solo sirve para desahogarnos y evadirnos de la realidad o realmente puede cambiar el mundo?
Pues depende del día, pero yo, por si acaso, no suelto mi martillo.
Miss Beige, alter ego de la periodista y actriz Ana Esmith (Madrid, 1976), es el plato fuerte del festival Territori Ibiza, que termina este domingo con la performance de la entrevistada. Bajo el lema ‘¡Se nota, se siente, el beige es incluyente!‘, la artista y cualquier persona (mayor de edad) que quiera participar darán un paseo por Eivissa a partir de las 19.00 horas, comenzando en s’Alamera (Vara de Rey) y continuando por el barrio de la Marina y el baluarte de Sant Pere. El único requisito para los voluntarios es ir vestidos de beige y llevar un martillo, dos cosas que siempre acompañan a Miss Beige, quien suele caminar sola por la calle de manera disruptiva.
El beige es un «no color» que la actriz madrileña utiliza para jugar con su propia imagen y burlarse de la presión por estar siempre perfecta e «instagrameable». Así, convierte un color insulso y aburrido en algo que llama la atención, haciendo «que el mirón sea el ser mirado».
Usted misma se refiere a Miss Beige como el “antiselfi”. ¿Cómo ha acabado viniendo a Ibiza, capital de la cultura del postureo?
Justamente por eso. Porque aquí hay más necesidad de martillo y hay que derrocar al blanco de su longevo reino.
Este domingo veremos en Ibiza una ‘marea’ de muchas Miss Beige, todos/as con su martillo. ¿Cuál es el propósito?
Dar una oportunidad a todo aquel que lo desee para reflexionar sobre el espacio que existe entre lo que somos y la imagen de aquello que se supone que somos.
Desde Territori han explicado lo siguiente: “La acción de Miss Beige consiste en un paseo a su lado. Durante la acción se puede hablar, usar el móvil, comer pipas, hacerse selfis o marcharse, pero cuando Miss Beige se detenga, todo el grupo se parará”. ¿Hay alguna otra pauta para los voluntarios?
No, es una acción libre. Se convierten en los protagonistas de la acción y, por lo tanto, en responsables de sus propios actos. El llamamiento les invita a expresar su propia visión del concepto.
¿Qué cree que les aportará esta performance a los participantes?
Invertir los roles convirtiendo al mirón en el ser mirado, formar parte de un grupo al que no conoces sin perder tu propia individualidad y estar abierto al juego y a la experimentación sin ninguna pretensión.
El escenario de Miss Beige es el espacio público, los teatros, pero también las redes sociales. A día de hoy, ¿se puede ser artista sin estar presente en la esfera virtual?
Claro que se puede, conozco a muchos maravillosos. Cada uno puede elegir, pero en mi caso no quiero perderme ese público virtual que ha traído la tecnología.
¿No le ocurre que a veces se difumina la frontera entre Ana Esmith y Miss Beige?
No, cada una sabe cuál es su espacio y su momento y hay un gran respeto entre ambas. No hay rivalidad.
¿Miss Beige es una especie de terapia para Esmith?
Miss Beige comenzó como una necesidad personal y ahora se ha convertido en una necesidad social, así que esa transición ha sido muy emocionante.
Pienso que el personaje de Miss Beige demuestra que este color también puede ser ‘cuqui’ y elegante. En una entrevista para Vogue utilizó el término “belleza atípica”.
Mi objetivo era hacer un color de un “no color” y creo que lo he conseguido. Ahora el beige ha encontrado un sitio. Sea el que sea.
Miss Beige no habla, no es panfletaria, pero es profundamente política. En sus redes hay referencias a la monarquía, a la Iglesia, al cambio climático o al feminismo. ¿Por qué se compromete políticamente como artista?
Porque para mí todo arte es político y como artista tengo una responsabilidad con la época que me ha tocado vivir. Para mí provocar un pensamiento crítico es la principal función del arte para que podamos evolucionar como sociedad e individuos.
¿El arte reivindicativo solo sirve para desahogarnos y evadirnos de la realidad o realmente puede cambiar el mundo?
Pues depende del día, pero yo, por si acaso, no suelto mi martillo.
Miss Beige, alter ego de la periodista y actriz Ana Esmith (Madrid, 1976), es el plato fuerte del festival Territori Ibiza, que termina este domingo con la performance de la entrevistada. Bajo el lema ‘¡Se nota, se siente, el beige es incluyente!‘, la artista y cualquier persona (mayor de edad) que quiera participar darán un paseo por Eivissa a partir de las 19.00 horas, comenzando en s’Alamera (Vara de Rey) y continuando por el barrio de la Marina y el baluarte de Sant Pere. El único requisito para los voluntarios es ir vestidos de beige y llevar un martillo, dos cosas que siempre acompañan a Miss Beige, quien suele caminar sola por la calle de manera disruptiva.
El beige es un «no color» que la actriz madrileña utiliza para jugar con su propia imagen y burlarse de la presión por estar siempre perfecta e «instagrameable». Así, convierte un color insulso y aburrido en algo que llama la atención, haciendo «que el mirón sea el ser mirado».
Usted misma se refiere a Miss Beige como el “antiselfi”. ¿Cómo ha acabado viniendo a Ibiza, capital de la cultura del postureo?
Justamente por eso. Porque aquí hay más necesidad de martillo y hay que derrocar al blanco de su longevo reino.
Este domingo veremos en Ibiza una ‘marea’ de muchas Miss Beige, todos/as con su martillo. ¿Cuál es el propósito?
Dar una oportunidad a todo aquel que lo desee para reflexionar sobre el espacio que existe entre lo que somos y la imagen de aquello que se supone que somos.
Desde Territori han explicado lo siguiente: “La acción de Miss Beige consiste en un paseo a su lado. Durante la acción se puede hablar, usar el móvil, comer pipas, hacerse selfis o marcharse, pero cuando Miss Beige se detenga, todo el grupo se parará”. ¿Hay alguna otra pauta para los voluntarios?
No, es una acción libre. Se convierten en los protagonistas de la acción y, por lo tanto, en responsables de sus propios actos. El llamamiento les invita a expresar su propia visión del concepto.
¿Qué cree que les aportará esta performance a los participantes?
Invertir los roles convirtiendo al mirón en el ser mirado, formar parte de un grupo al que no conoces sin perder tu propia individualidad y estar abierto al juego y a la experimentación sin ninguna pretensión.
El escenario de Miss Beige es el espacio público, los teatros, pero también las redes sociales. A día de hoy, ¿se puede ser artista sin estar presente en la esfera virtual?
Claro que se puede, conozco a muchos maravillosos. Cada uno puede elegir, pero en mi caso no quiero perderme ese público virtual que ha traído la tecnología.
¿No le ocurre que a veces se difumina la frontera entre Ana Esmith y Miss Beige?
No, cada una sabe cuál es su espacio y su momento y hay un gran respeto entre ambas. No hay rivalidad.
¿Miss Beige es una especie de terapia para Esmith?
Miss Beige comenzó como una necesidad personal y ahora se ha convertido en una necesidad social, así que esa transición ha sido muy emocionante.
Pienso que el personaje de Miss Beige demuestra que este color también puede ser ‘cuqui’ y elegante. En una entrevista para Vogue utilizó el término “belleza atípica”.
Mi objetivo era hacer un color de un “no color” y creo que lo he conseguido. Ahora el beige ha encontrado un sitio. Sea el que sea.
Miss Beige no habla, no es panfletaria, pero es profundamente política. En sus redes hay referencias a la monarquía, a la Iglesia, al cambio climático o al feminismo. ¿Por qué se compromete políticamente como artista?
Porque para mí todo arte es político y como artista tengo una responsabilidad con la época que me ha tocado vivir. Para mí provocar un pensamiento crítico es la principal función del arte para que podamos evolucionar como sociedad e individuos.
¿El arte reivindicativo solo sirve para desahogarnos y evadirnos de la realidad o realmente puede cambiar el mundo?
Pues depende del día, pero yo, por si acaso, no suelto mi martillo.
Madre mía Miss Beige, encima la gente a su alredeor lo toma en serio todo el tinclado?? Con esto usted se gana la vida? Ya sabía yo, hay artistas y hay artistas, a cuales pertenece usted??