Por Rebecca Beltrán
Toni Hill ha conseguido demostrar que la novela negra no es patrimonio exclusivo de los escritores nórdicos. Stieg Larsson, Henning Mankell, Leif G. W. Persson… Los grandes nombres de la intriga que han copado las listas de bestsellers más recientes venían del frío, hasta que llegó Toni Hill y ambientó sus historias en su ciudad natal, Barcelona. Y parece que los lectores agradecieron el cambio, ya que de su primera novela, El verano de los juguetes muertos (Debolsillo), se han vendido más de cien mil ejemplares. Hill ha ejercido como traductor, corrector, lector, editor… Sólo le quedaba dar enfundarse el traje de escritor y ha demostrado lucirlo con muchísimo éxito, como demuestra la proyección internacional de sus novelas, que han sido publicadas en más de una veintena de países entre los que se encuentran Estados Unidos, Reino Unido, Brasil, México, Argentina, Alemania, Francia, Italia, Finlandia, Dinamarca, Canadá…
Usted es un asiduo visitante de Ibiza. ¿No ha pensado en ambientar una de sus novelas en la isla? Por “personajes” no será…
La verdad es que fui bastante asiduo hace unos años, así que tendría que volver para ver cómo está la isla, aunque no me cabe duda de que daría de sí…
¿Cuál es su rincón favorito de Ibiza? ¿Viene de vacaciones o a escribir?
Siempre fui de vacaciones. Era la época álgida del Café del Mar, y recuerdo las puestas de sol con música después de un día de sol. Lo que más me gusta de Ibiza es una especie de sensación de libertad que flota por la isla.
Comenzó escribiendo novela negra porque le fascina. ¿Piensa en cambiar de género una vez terminada la trilogía o le apetece ahondar más en la intriga?
En este momento aún no lo sé. Por un lado el género criminal (negro, policíaco o como quieran llamarlo) me sigue fascinando. La intriga me parece un buen medio para contar todo tipo de cosas, pero al mismo tiempo a veces siento la tentación de hacer algo distinto, con otra cadencia; desarrollar una trama que no esté marcada por descubrir al “culpable”, aunque no por ello esté exenta de tensión.
Héctor Salgado, su protagonista, vive atormentado por la desaparición de su exmujer y apenas puede comunicarse con su hijo adolescente. Leire Castro, la coprotagonista, está obsesionada con su trabajo hasta tal punto que puede poner en riesgo su embarazo. ¿Por qué los personajes de la novela policiaca tienen una vida personal tan catastrófica?
Me voy a permitir disentir en este punto. Dejando a un lado la desaparición de Ruth, las vidas de Héctor y de Leire Castro entran dentro de la normalidad. Un tipo separado que no sabe cómo ser padre no es un ejemplar raro, si lo piensas bien; y una joven profesional ambiciosa con sentimientos ambivalentes hacia una maternidad que le llega de manera imprevista, tampoco. Yo diría que ambos son muy humanos.
Los personajes que tiran de los hilos en sus novelas suelen ser femeninos. ¿Me enfado o le doy las gracias?
Es algo que me dicen a menudo. Yo creo que me inspiro en la sociedad que me rodea, y en ella encuentro más mujeres fuertes que débiles. De todas formas creo que llama la atención que un ‘autor’ cree personajes femeninos potentes, algo que se da por supuesto si es una mujer la que escribe. Intento equilibrar la balanza: en El verano de los juguetes muertos había también personajes masculinos de gran fuerza (Aleix, el cura…) y femeninos muy débiles (como Gina, por ejemplo). Reconozco, sin embargo, que el personaje de Sílvia Alemany (de Los buenos suicidas) es uno de mis favoritos, y es todo menos débil…
Aunque su experiencia laboral se ha enmarcado en el mundo editorial como editor, traductor, lector y corrector, usted es psicólogo de formación. ¿Ayuda esto a la hora de definir los perfiles de los personajes o no deja que la realidad interfiera en la ficción?
Algo ayuda, claro. Pero creo que lo que más útil resulta es aplicar una especie de ‘ojo clínico’ a la realidad. Preguntarse por qué alguien se mete en relaciones destructivas, o no se mete en ninguna, o trabaja como si no hubiera nada más en el mundo… Dicho esto, me gusta inventar personajes, no copiarlos de la realidad, aunque como es lógico uno va sacando detalles de lo que conoce.
En sus novelas los malhechores no son psicópatas sin escrúpulos sino gente aparentemente corriente a quien un mal día el cerebro da un chispazo y les hace cometer un crimen atroz. ¿Da más miedo la locura de la normalidad que la clínicamente diagnosticada?
Da mucho más miedo, porque nos sitúa a todos en esa línea tan frágil que supone el paso del deseo a la acción. Mi interés no radica en cárteles de tráfico de drogas ni en el crimen organizado, sino en esa persona ‘normal’ que un día no puede resistir la tentación de matar.
El detonante de Los buenos suicidas estalla en unas jornadas de “team building” de una firma de cosmética. ¿Cuánto hay en su novela de crítica de estos vicios de las grandes empresas? ¿Es el ambiente laboral proclive al crimen?
Las empresas, como todo, se mueven por modas y tendencias. Ya hace mucho que se instaló en la cultura empresarial una serie de valores que, en teoría, funcionan muy bien: cohesión, trabajo en equipo, buen ambiente… Está claro que es mucho más eficaz el jefe que dialoga que el líder autoritario… pero todo ello conlleva una cierta perversión, porque el jefe sigue siendo el jefe, igual que el profesor sigue siendo el que te va a evaluar. La relación nunca es del todo simétrica aunque las formas sugieran lo contrario.
No es exactamente proclive al crimen, pero sí a las simpatías y odios. En tu vida personal puedes dejar de relacionarte con un amigo al que empiezas a detestar, pero en la profesional no. Tienes que verlo, todos los días, durante al menos ocho horas… Y, en los tiempos que corren, es más fácil romper con tu pareja que abandonar un trabajo donde no te sientes a gusto.
El verano de los juguetes muertos se publicó en 2011 y Los buenos suicidas en 2012. ¿Tendremos el año que viene la tercera y última entrega de su trilogía?
Está previsto, y estoy trabajando en ello. Me gustaría aclarar que esa tercera novela supone un cierre “parcial” de la serie, no necesariamente un punto final.
Su Barcelona huye de los tópicos y se centra en lugares muy poco fotografiados, nada turísticos. ¿Qué comentarios le han llegado de sus editores y lectores extranjeros a este respecto? ¿Han descubierto una ciudad que no conocían?
Es curioso porque todos llegan a la conclusión de que Barcelona es una ciudad preciosa, una idea que ya tenían de antemano. Y lo es, ciertamente, pero en mis novelas intento sacar su lado menos atractivo, o al menos no caer en la postal turística… pero da lo mismo: Barcelona seduce, sobre todo a los extranjeros, y a los nacionales también.
Sus tramas y sus personajes son sumamente cinematográficos. ¿Veremos al inspector Héctor Salgado en la gran pantalla?
De momento estamos trabajando para una miniserie, así que no en la gran pantalla, pero sí en la pequeña. El proyecto parece que va adelante, contra vientos de crisis y mareas financieras.
Terminamos con la pregunta de rigor. ¿Qué está leyendo actualmente y qué libros recomendaría a los lectores de NouDiari?
Soy muy ecléctico en mis lecturas. Siempre leo más de un libro a la vez y lamento decir que algunos se quedan a medias. Voy a hacer unas recomendaciones por categorías. Drama: Stoner de John Williams; La lluvia antes de caer de Jonathan Coe; comedia: Algún día este dolor te será útil de Peter Cameron y El libro de la señorita Buncle de D.E. Stevenson; policíaca: Delitos a largo plazo de Jake Arnott y, por supuesto, El verano de los juguetes muertos y Los buenos suicidas.