@David Ventura: Decía Bill Shankly que el fútbol no es una cuestión de vida o muerte, sino que es algo más importante que eso. No podemos estar más de acuerdo con el legendario entrenador del Liverpool. Si nada de lo que es humano nos debe ser ajeno, es imposible permanecer de espaldas a algo tan terriblemente humano como es este juego. El fútbol es capaz de inspirar los sentimientos más nobles de esfuerzo, compañerismo y sacrificio, como los más repugnantes de fanatismo, ignorancia y violencia. El fútbol, con su grandeza y su miseria, es también un reflejo de las luces y las sombras del ser humano.
Libros sobre fútbol se han escrito muchos, aunque la mayoría se hicieron para ser olvidados al instante. El fútbol no acostumbra a ser un tema literario, aunque en él encontramos todos los elementos que conforman el Drama. De esta mediocre mayoría rescatamos cinco títulos, tres ensayos y dos relatos literarios, en los que se habla de fútbol pero en los que, como siempre, el fútbol es sólo es una excusa para hablar de lo que realmente importa: ese extraño animal que es el ser humano.
‘Historias del calcio’, Enric González (RBA Libros). ¿Es posible entender un país a través del fútbol? Enric González intentó hacerlo durante los años en que fue corresponsal de El País en Roma. El calcio no destaca por su juego espectacular, pero tiene características únicas e intransferibles. Así, las lealtades a unos colores son sagradas, al margen de los triunfos de un equipo. Mientras que en España casi todos los futboleros toman partido por el Barça o el Real Madrid, en Italia cada uno es del equipo de su pueblo o de su barrio, y punto. La filiciación futbolística no tiene nada que ver con la victoria sino con una fidelidad a ultranza, casi masoquista.
En Italia encontramos equipos comunistas -Livorno-, equipos fascistas -Lazio, Pro Patria-, motocicletas lanzadas al césped en pleno partido, scudettos amañados y campeones como la Juve que son descendidos a la serie B. Un país cargado de misterios y zonas de sombras, incomprensible, tanto como lo es el ritual que se inicia con el silbato del árbitro.
‘Fútbol. Dinámica de lo impensado’, Dante Panzeri (Capitán Swing). El periodista argentino Dante Panzeri escribió este ensayo en 1967 y habla, paradógicamente, de la “muerte del fútbol”. Los años sesenta del pasado siglo marcan en Europa el triunfo del cattenacio, el juego defensivo y avaro simbolizado por el Inter de Helenio Herrera, mientras que en Argentina vive la eclosión de los equipos ultraviolentos, expertos en malas artes, que convertían cada encuentro en una masacre, como el Raging de Avellaneda y el Estudiantes de la Plata.
En este contexto, Panzeri reivindica el fútbol de su niñez, el fútbol de picardía, de gambeteo, de regate, el fútbol alegre y travieso, el fútbol que es alegría de jugar, el fútbol que practican los niños en los descampados, el fútbol como deporte popular, como patrimonio de los que hacen vida en la calle. Así, la jugada maestra es el fruto de una inspiración genial, de una idea loca, y cada partido es como una improvisación de jazz, una puerta abierta al azar, una dinámica de lo impensado en la que todo puede suceder.
‘El autoestopista de Grozni y otras historias de fútbol y guerra’, Ramón Lobo (Libros del K.O.). Corresponsal de guerra en Bosnia, Irak, Chechenia o en Liberia, Ramón Lobo intentaba cada semana, bajo el fuego de las bombas enemigas, enterarse de qué había hecho el Real Madrid. En este breve tomo -apenas 50 páginas- Lobo realiza unas pequeñas de memorias de guerra en las que el fútbol es un leit-motiv. El fútbol como un agarradero a la vida cuando el mundo parece haber enloquecido. En situaciones en las que el ser humano se sitúa al límite, cuando la vida y la muerte se dan la mano, cuando cada instante puede ser el último, las pasiones futbolísticas se viven de una forma singular.
Las reflexiones de Lobo en Bosnia son estremecedoras y, personalmente, me han llegado al alma. Yo también conocí a familiares de Meho Kodro -ex del Barça y de la Real Sociedad- en Mostar, y también conocí la historia del Velez, y lo que significa este club para los bosnios-musulmanes. Sí, el fútbol no es sólo vida o muerte, es más que eso.
“Belgrado 1976” dentro del libro ‘Llenad la tierra’, Juan Carlos Márquez (MenosCuarto). Sepp Maier, el portero de la selección de la República Federal Alemana en la final de la Eurocopa 1976, es el protagonista de este inquietante relato. Márquez fabula sobre la jornada previa a aquella final que pasó a la historia por el triunfo de Checoslovaquia gracias al mítico gol de Panenka en la tanda de penaltis.
Márquez utiliza la mitología futbolística para realizar un pieza de orfebrería bruñida con los elementos más clásicos del género del suspense y la intriga. Unos anónimos misteriosos, un chantaje y una extraña expedición nocturna por los bajos fondos de Belgrado son los elementos de esta historia, que se desarrolla bajo la sombra de una amenaza que no se acaba de concretar y que, a veces, parece que no sea más que el presentimiento de una derrota. Una pequeña maravilla.
“El fin de los buenos tiempos” dentro del libro ‘El fin de los buenos tiempos’, Ignacio Martínez Pisón (Anagrama). Este relato del aragonés Martínez Pisón es uno de los más hermosos que habré leído en mi vida. La historia está cuajada de elementos clásicos, eternos: el hombre que abandonó su hogar para comerse el mundo -era un prometedor futbolista- vuelve a su pueblo natal fracasado y alcoholizado, aunque con una última oportunidad para redimirse: entrenar al equipo de fútbol local -en el que juega un hijo al que apenas conoció- para salvarlo del descenso.
Los amores pasados, las oportunidades que se perdieron, los errores cometidos y la posibilidad de una redención imposible son los elementos de una historia en el que los sentimientos son indisociables del suspense futbolístico: un infartante final de liga que llega al clímax en el último partido en el que unos pobres diablos pueden arrojar su vida a la basura o conseguir mirarse al espejo con una maltrecha dignidad.