Contra el Lleida, la Peña tenía un encuentro difícil de negociar. La lluvia había dejado muy mojada la hierba del Municipal y rasear la bola era complicado. El partido, como se preveía, fue duro, de brega, un ecosistema en el que futbolistas como Carlos Selfa se movieron bien.
Guille Andrés tuvo la primera ocasión a las primeras de cambio. El valenciano no acertó de cara al gol. Fue la oportunidad más clara hasta que en el inicio del segundo tiempo Borja Navarro remató con contundencia un centro que Diego Rivas, el meta del Lleida, desvió a córner.
Después, y aunque los peñistas fueron superiores tras la reanudación, tuvo el equipo visitante sus opciones de llevarse el gato al agua. Primero, con una volea de Valiente que se fue cerca del palo derecho de Imanol. Luego, con un jugadón de Jorge Félix donde solo falló la definición.
La Peña se oxigenó con un chut lejano de Salinas, que bien podría haberse estrenado como goleador en su nueva etapa en Santa Eulària si no se le hubiese escapado la bola cuando recibió un centro de Erik Polanco en el área.
Gçorriz, que volvió a salir como revulsivo, pudo marcar en el último suspiro de forma casi fortuita: el irundarra persiguió a un defensa que, al despejar, convirtió un balón rebotado en el cuerpo del vasco en un remate que se fue arriba por poco.
Allí esperará el todopoderoso Elche, herido en su orgullo al caer hoy contra el Peralada, rival directo de la Peña por la permanencia.
Contra el Lleida, la Peña tenía un encuentro difícil de negociar. La lluvia había dejado muy mojada la hierba del Municipal y rasear la bola era complicado. El partido, como se preveía, fue duro, de brega, un ecosistema en el que futbolistas como Carlos Selfa se movieron bien.
Guille Andrés tuvo la primera ocasión a las primeras de cambio. El valenciano no acertó de cara al gol. Fue la oportunidad más clara hasta que en el inicio del segundo tiempo Borja Navarro remató con contundencia un centro que Diego Rivas, el meta del Lleida, desvió a córner.
Después, y aunque los peñistas fueron superiores tras la reanudación, tuvo el equipo visitante sus opciones de llevarse el gato al agua. Primero, con una volea de Valiente que se fue cerca del palo derecho de Imanol. Luego, con un jugadón de Jorge Félix donde solo falló la definición.
La Peña se oxigenó con un chut lejano de Salinas, que bien podría haberse estrenado como goleador en su nueva etapa en Santa Eulària si no se le hubiese escapado la bola cuando recibió un centro de Erik Polanco en el área.
Gçorriz, que volvió a salir como revulsivo, pudo marcar en el último suspiro de forma casi fortuita: el irundarra persiguió a un defensa que, al despejar, convirtió un balón rebotado en el cuerpo del vasco en un remate que se fue arriba por poco.
Allí esperará el todopoderoso Elche, herido en su orgullo al caer hoy contra el Peralada, rival directo de la Peña por la permanencia.
Contra el Lleida, la Peña tenía un encuentro difícil de negociar. La lluvia había dejado muy mojada la hierba del Municipal y rasear la bola era complicado. El partido, como se preveía, fue duro, de brega, un ecosistema en el que futbolistas como Carlos Selfa se movieron bien.
Guille Andrés tuvo la primera ocasión a las primeras de cambio. El valenciano no acertó de cara al gol. Fue la oportunidad más clara hasta que en el inicio del segundo tiempo Borja Navarro remató con contundencia un centro que Diego Rivas, el meta del Lleida, desvió a córner.
Después, y aunque los peñistas fueron superiores tras la reanudación, tuvo el equipo visitante sus opciones de llevarse el gato al agua. Primero, con una volea de Valiente que se fue cerca del palo derecho de Imanol. Luego, con un jugadón de Jorge Félix donde solo falló la definición.
La Peña se oxigenó con un chut lejano de Salinas, que bien podría haberse estrenado como goleador en su nueva etapa en Santa Eulària si no se le hubiese escapado la bola cuando recibió un centro de Erik Polanco en el área.
Gçorriz, que volvió a salir como revulsivo, pudo marcar en el último suspiro de forma casi fortuita: el irundarra persiguió a un defensa que, al despejar, convirtió un balón rebotado en el cuerpo del vasco en un remate que se fue arriba por poco.
Allí esperará el todopoderoso Elche, herido en su orgullo al caer hoy contra el Peralada, rival directo de la Peña por la permanencia.
Contra el Lleida, la Peña tenía un encuentro difícil de negociar. La lluvia había dejado muy mojada la hierba del Municipal y rasear la bola era complicado. El partido, como se preveía, fue duro, de brega, un ecosistema en el que futbolistas como Carlos Selfa se movieron bien.
Guille Andrés tuvo la primera ocasión a las primeras de cambio. El valenciano no acertó de cara al gol. Fue la oportunidad más clara hasta que en el inicio del segundo tiempo Borja Navarro remató con contundencia un centro que Diego Rivas, el meta del Lleida, desvió a córner.
Después, y aunque los peñistas fueron superiores tras la reanudación, tuvo el equipo visitante sus opciones de llevarse el gato al agua. Primero, con una volea de Valiente que se fue cerca del palo derecho de Imanol. Luego, con un jugadón de Jorge Félix donde solo falló la definición.
La Peña se oxigenó con un chut lejano de Salinas, que bien podría haberse estrenado como goleador en su nueva etapa en Santa Eulària si no se le hubiese escapado la bola cuando recibió un centro de Erik Polanco en el área.
Gçorriz, que volvió a salir como revulsivo, pudo marcar en el último suspiro de forma casi fortuita: el irundarra persiguió a un defensa que, al despejar, convirtió un balón rebotado en el cuerpo del vasco en un remate que se fue arriba por poco.
Allí esperará el todopoderoso Elche, herido en su orgullo al caer hoy contra el Peralada, rival directo de la Peña por la permanencia.
Contra el Lleida, la Peña tenía un encuentro difícil de negociar. La lluvia había dejado muy mojada la hierba del Municipal y rasear la bola era complicado. El partido, como se preveía, fue duro, de brega, un ecosistema en el que futbolistas como Carlos Selfa se movieron bien.
Guille Andrés tuvo la primera ocasión a las primeras de cambio. El valenciano no acertó de cara al gol. Fue la oportunidad más clara hasta que en el inicio del segundo tiempo Borja Navarro remató con contundencia un centro que Diego Rivas, el meta del Lleida, desvió a córner.
Después, y aunque los peñistas fueron superiores tras la reanudación, tuvo el equipo visitante sus opciones de llevarse el gato al agua. Primero, con una volea de Valiente que se fue cerca del palo derecho de Imanol. Luego, con un jugadón de Jorge Félix donde solo falló la definición.
La Peña se oxigenó con un chut lejano de Salinas, que bien podría haberse estrenado como goleador en su nueva etapa en Santa Eulària si no se le hubiese escapado la bola cuando recibió un centro de Erik Polanco en el área.
Gçorriz, que volvió a salir como revulsivo, pudo marcar en el último suspiro de forma casi fortuita: el irundarra persiguió a un defensa que, al despejar, convirtió un balón rebotado en el cuerpo del vasco en un remate que se fue arriba por poco.
Allí esperará el todopoderoso Elche, herido en su orgullo al caer hoy contra el Peralada, rival directo de la Peña por la permanencia.
Contra el Lleida, la Peña tenía un encuentro difícil de negociar. La lluvia había dejado muy mojada la hierba del Municipal y rasear la bola era complicado. El partido, como se preveía, fue duro, de brega, un ecosistema en el que futbolistas como Carlos Selfa se movieron bien.
Guille Andrés tuvo la primera ocasión a las primeras de cambio. El valenciano no acertó de cara al gol. Fue la oportunidad más clara hasta que en el inicio del segundo tiempo Borja Navarro remató con contundencia un centro que Diego Rivas, el meta del Lleida, desvió a córner.
Después, y aunque los peñistas fueron superiores tras la reanudación, tuvo el equipo visitante sus opciones de llevarse el gato al agua. Primero, con una volea de Valiente que se fue cerca del palo derecho de Imanol. Luego, con un jugadón de Jorge Félix donde solo falló la definición.
La Peña se oxigenó con un chut lejano de Salinas, que bien podría haberse estrenado como goleador en su nueva etapa en Santa Eulària si no se le hubiese escapado la bola cuando recibió un centro de Erik Polanco en el área.
Gçorriz, que volvió a salir como revulsivo, pudo marcar en el último suspiro de forma casi fortuita: el irundarra persiguió a un defensa que, al despejar, convirtió un balón rebotado en el cuerpo del vasco en un remate que se fue arriba por poco.
Allí esperará el todopoderoso Elche, herido en su orgullo al caer hoy contra el Peralada, rival directo de la Peña por la permanencia.
Contra el Lleida, la Peña tenía un encuentro difícil de negociar. La lluvia había dejado muy mojada la hierba del Municipal y rasear la bola era complicado. El partido, como se preveía, fue duro, de brega, un ecosistema en el que futbolistas como Carlos Selfa se movieron bien.
Guille Andrés tuvo la primera ocasión a las primeras de cambio. El valenciano no acertó de cara al gol. Fue la oportunidad más clara hasta que en el inicio del segundo tiempo Borja Navarro remató con contundencia un centro que Diego Rivas, el meta del Lleida, desvió a córner.
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La Peña se oxigenó con un chut lejano de Salinas, que bien podría haberse estrenado como goleador en su nueva etapa en Santa Eulària si no se le hubiese escapado la bola cuando recibió un centro de Erik Polanco en el área.
Gçorriz, que volvió a salir como revulsivo, pudo marcar en el último suspiro de forma casi fortuita: el irundarra persiguió a un defensa que, al despejar, convirtió un balón rebotado en el cuerpo del vasco en un remate que se fue arriba por poco.
Allí esperará el todopoderoso Elche, herido en su orgullo al caer hoy contra el Peralada, rival directo de la Peña por la permanencia.
Contra el Lleida, la Peña tenía un encuentro difícil de negociar. La lluvia había dejado muy mojada la hierba del Municipal y rasear la bola era complicado. El partido, como se preveía, fue duro, de brega, un ecosistema en el que futbolistas como Carlos Selfa se movieron bien.
Guille Andrés tuvo la primera ocasión a las primeras de cambio. El valenciano no acertó de cara al gol. Fue la oportunidad más clara hasta que en el inicio del segundo tiempo Borja Navarro remató con contundencia un centro que Diego Rivas, el meta del Lleida, desvió a córner.
Después, y aunque los peñistas fueron superiores tras la reanudación, tuvo el equipo visitante sus opciones de llevarse el gato al agua. Primero, con una volea de Valiente que se fue cerca del palo derecho de Imanol. Luego, con un jugadón de Jorge Félix donde solo falló la definición.
La Peña se oxigenó con un chut lejano de Salinas, que bien podría haberse estrenado como goleador en su nueva etapa en Santa Eulària si no se le hubiese escapado la bola cuando recibió un centro de Erik Polanco en el área.
Gçorriz, que volvió a salir como revulsivo, pudo marcar en el último suspiro de forma casi fortuita: el irundarra persiguió a un defensa que, al despejar, convirtió un balón rebotado en el cuerpo del vasco en un remate que se fue arriba por poco.
Allí esperará el todopoderoso Elche, herido en su orgullo al caer hoy contra el Peralada, rival directo de la Peña por la permanencia.