@Noudiari / La Peña Depotriva ha perdido por 1 a 0 en el campo del Mallorca un partido igualado, con ocasiones por ambas partes y con hasta tres expulsados, dos por parte visitante y uno por los locales. Los ibicencos han reclamado hasta dos penaltis, uno en cada tiempo, que el colegiado no ha tenido arrestos para señalar y que podrían haber cambiado el signo del derbi balear.
Llegaba y dominaba el conjunto bermellón pero no lograba concretar en los últimos metros. A veces porque no llegaba al remate en los centro desde las bandas, otras porque el cuero no cogía portería y también porque el meta y los zagueros se defendían como un gato panza arriba.
Incluso tuvo la Peña su oportunidad para marcar en el primer tiempo, aunque Pau Pomar, agarrado por un defensor dentro del área, no pudo llegar a rematar un balón centrado por Bernal en una falta cercana al área local.
Pidieron penalti los jugadores del conjunto de Santa Eulària, aunque el árbitro no quiso complicarse la vida y obvió una acción que podría haber cambiado por completo el decorado del partido.
Tras el descanso, el Mallorca fue más vertical desde el primer segundo. Puso una marcha más y se fue con descaro a por el gol, que no tardaría en llegar. Solo habían transcurrido siete minutos desde la reanudación cuando los mallorquinistas hallaron el premio.
Lago Júnior remató a las mallas un centro de Reyna, que había entrado tras el descanso, para poner a los suyos por delante. Le costó al Mallorca abrir la lata pero con el marcador a favor se mostró más suelto y seguro de sí mismo a pesar de la oposición del bloque peñista, que no se rindió ni bajó los brazos, más bien todo lo contrario.
Los jugadores que entrena Dani Mori se despojaron de todo complejo y empezaron a mirar con valentía el marco mallorquinista. Hubo entonces un intercambio de golpes en el que tanto podría haber marcado uno como otro.
La ocasión más clara de todas la tuvo Jandrín, en el 68, cuando remató de cabeza desviado completamente solo dentro del área del Mallorca, que no acababa de matar un partido que se convertía en una ruleta rusa para ambos, puesto que un segundo gol hubiera liquidado a la Peña y un tanto visitante hubiese llevado el run run a la grada, donde se concentraron cerca de 6.000 aficionados.
Las cosas se complicaron para los locales en el minuto 74, cuando el colegiado mostró la segunda amarilla al lateral mallorquinista Sastre, que obligaba a los suyos a jugar un cuarto de hora en inferioridad ante una Peña que tiraba de orgullo para tratar de sumar al menos un punto en el campo de uno de los grandes favoritos al título en el grupo tercero de Segunda B.
Reclamó la Peña Deportiva un segundo penalti pero el árbitro, casero, tampoco se atrevió a señalar pena máxima en una acción de ataque del cuadro de Dani Mori que acabó con la roja directa a Rueda, que había ingresado en el partido segundo tiempo, por encararse a un defensor tras ser trastabillado.
Volvía la igualdad numérica a un encuentro en el que el equipo grande estaba siendo, presuntamente, beneficiado por un colegiado, Carlos Calderiña, con poca personalidad o mucha vista. Merecía más la Peña, que en los últimos instantes puso contra las cuerdas al primer equipo del RCD Mallorca, todavía falto de rodaje.
En líneas generales, el bloque mallorquín no justificó sobre el terreno de juego ni la superioridad técnica ni económica que media entre ambos ni tampoco el hecho de que pida más dinero que el resto de equipos del archipiélago por la retransmisión de sus partidos en Segunda B por parte de la televisión autonómica. Cuestión de solidaridad inversa.
En el descuento, Pau Pomar vio la segunda amarilla y fue también expulsado, dejando a los suyos con nueve sobre el terreno de juego en las postrimerías del encuentro.