@Pablo Sierra del Sol / El CV Eivissa parece haber nacido para no salir bien en las fotos de familia que se toman los días de fiesta. Cuanto más se espera un partido, peor rinde el bloque amarillo. Le pasó a los ibicencos en la Copa del Rey que se celebró en la isla y ha vuelto a sucederles en el primer derbi balear que se juega en Superliga. El Can Ventura ha demostrado una superioridad aplastante en los dos primeros sets y ha conseguido llevarse por 1-3 el primer encuentro televisado en directo por IB3 con el Ushuaïa Ibiza Voley como protagonista.
Los jugadores de Marcelo de Stéfano tuvieron dos caras durante el duelo. La mala se exhibió al principio. En el voleibol no hay contacto físico, pero ciertos puntos encajados duelen más que un gancho al mentón de Mohamed Ali, un mate in your face de Shaquille O’Neal o una dejada de Pete Sampras sobre la hierba de Wimbledon. En los dos primeros parciales, los mallorquines desconectaron casi por completo la capacidad competitiva del Ushuaïa. Mientras los locales vagaban por la pista, preguntándose por lo que estaba sucediendo, los siete hombres de confianza de Marcos Dreyer (que no hizo cambios a lo largo de los cuatro sets) se ponían las botas. Les funcionaba su bloqueo, con Guillerme Hage intimidando en la red. Les funcionaban los remates que soltaba desde el opuesto Villena, que ya ha pasado por Es Viver con unas cuantas camisetas distintas y siempre ha cuajado buenos partidos. Les funcionaba la actitud descarada de Fran Ruiz, un pequeñajo de 178 centímetros con muelles en las zapatillas que le inyecta una buena dosis de adrenalina a los suyos cada vez que entra en acción.
Con estas bazas, el Can Ventura se puso 0-2 en el marcador, ganando el segundo por un sonrojante 10-25. Los 400 espectadores que le dieron buen color al pabellón vilero se quedaban petrificados. Los aficionados al voley que veían el partido desde sus casas por el canal autonómico veían a los mallorquines adelantar por el exterior a sus vecinos del sur y situarse segundos en la tabla. Ese era el objetivo en juego antes del pitido inicial, pero al visitante aún le faltaba ponerle el lazo al regalo antes de llevárselo para la capital del archipiélago.
Arthur Borges y Elvis Oliveira no estaban dispuestos a ponerles las cosas tan fáciles al rival. En el tercer parcial, ambos se sacaron de la manga un soplete para romper el hielo y devolverle la temperatura al pabellón, que se fue caldeando a base de puntos de los dos brasileños, bien combinados en el bloqueo. El CV Eivissa empezó a mostrar su cara buena. Borges, que salió como receptor a pesar de ser opuesto, mezcló bien con el uruguayo que le arrebató la titularidad hace unas temporadas, un Nico Ronchi que asumió galones e hizo daño al Can Ventura desde su zona. El 20-25 parcial se cerró gracias a la implicación que pusieron referentes como Edmond Solanas o Raúl Muñoz al dejarse la piel en defensa.
Parecía que aún se podía arreglar el desaguisado, pasar por la ducha, planchar la camisa, enfundarse la americana y llegar a tiempo para salir guapo en la foto de familia. Y conservar, de paso, las opciones para ser subcampeón de invierno y cabeza de serie en la próxima Copa del Rey junto al inalcanzable Unicaja Almería. La grada empujaba a los amarillos que salieron enchufados en el cuarto cuarto. Dreyer seguía sin mover el banquillo y había esperanzas en ver desfondarse al Can Ventura y culminar una remontada épica. Pero no pudo ser. El oficio del adversario fue una piedra demasiado grande para retirarla del camino. Perdido el segundo puesto, los ibicencos tienen una semana para recuperarse anímicamente y conseguir que la derrota en el derbi quede en un simple accidente.