@Noudiari / El 15 de junio de 1982, en una calurosa del verano de Naranjito, el Martínez Valero de Elche acogía un duelo que fijó un récord mundial todavía hoy, 36 años después, no superado. Aquel día, Hungría ganó por 10-1 a El Salvador en la que sigue siendo la mayor goleada de la historia de los Mundiales de fútbol.
Una anécdota que sirve para una cosa: situar al lector respecto a la grandeza del rival que la Peña tenía delante, y la magnitud del estadio que tocó visitar. Y los peñistas, aunque lo intentaron todo, no salieron indemnes de tamaño reto.
La Peña, desde luego, es otra en este 2018. Los de Dani Mori se plantaron en el estadio ilicitano todavía invictos en el nuevo año, con la “flecha para arriba” y la moral intacta pese al empate en casa ante el Lleida siete días antes. Querían los pitiusos jugar con la ansiedad de un Elche que, pese a ir tercero, quiere (y debería) tener más.
Josico, el míster que apunto estuvo de llevar a la Liga 123 al Atlético Baleares el pasado junio, dispone de una plantilla de muchos quilates, donde seguramente el jugador de banquillo profundo en la rotación sería titular indiscutible para Dani Mori.
Pero la irregular marcha del Elche en Liga hace a sus futbolistas jugar ansiosos, contagiados por una grada que ya no pasa ni media. La Peña salió a lo suyo, con el único cambio de Rueda por Marco Rosa respecto al último partido. La primera mitad fue algo sosa, con un Elche bien atado por el planteamiento defensivo pitiuso, una vez más con Pau Cendrós en el eje de la zaga junto a Borja Navarro.
A la Peña (de nuevo con su equipaje negro con infinidad de patrocinadores, “Moto GP style”) le costaba muchísimo enlazar cinco pases, pero tampoco pasaba apuros. Al descanso se llegó sin prácticamente una ocasión que llevarse a la boca.
Nuevo aire
El paso por vestuarios dio un aire nuevo a la Peña. Ganó metros, y metió el miedo en el cuerpo al Elche en una gran ocasión en la que a Salinas se le hizo de noche en un mano a mano con José Juan. Pero precisamente cuando más controlado parecía el choque, llegó el “minuto de la muerte”.
Primero una doble ocasión clarísima del Elche, prácticamente la primera del duelo para los locales. Lolo Pla estrella una vaselina en el larguero, y el rechace le cae a Nino, que hubiera marcado si no la saca Selfa en la misma línea de gol.
Parecía que la suerte sonreía, pero en la siguiente jugada, no lo hizo tanto. Caída de Pla en el área por agarrón de Navarro, y penalti. Dani Mori se cabreó muchísimo (luego diría en rueda de prensa que de esas acciones “hay 23 o 24” cada partido), pero el árbitro no dudó. Benja transformó bien, con solvencia, desde los 11 metros, y la cosa se puso muy cuesta arriba, todavía con 25 minutos por jugarse.
La Peña acusó muchísimo el golpe. Tanto, que tan sólo 10 minutos después encajó el segundo, ya con algunos desajustes defensivos inéditos hasta entonces. Un balón le cayó dentro del área a Sory Kaba, y el espigado delantero de Guinea Conakry no perdonó y fusiló a Imanol. 2-0 y partido despachado.
De hecho, la recta final fue más un suplicio que otra cosa. El propio Kaba pudo hacer alguno más, pero ya no acertó. Al final, primera derrota peñista del año y tocará seguir insistiendo. El equipo ha mejorado, pero sigue incrustado en la penúltima posición. Y queda una jornada menos.