@Pablo Sierra del Sol / El Puchi ha estado cerca pero no ha podido con el Alcobendas, que se ha impuesto al equipo ibicenco y se ha clasificado para la fase final de la Copa de la Reina de balonmano por el resultado de 23-25. Las locales han dado la cara hasta el último suspiro y han demostrado que son un gran equipo frente a un rival de la máxima categoría del balonmano femenino español. Las jugadoras que entrena Noel Cardona han protagonizado una remontada de mérito en el tramo final del choque con la que han puesto en apuros a su adversario y han levantado de su asiento al entregado público que ha llenado la grada del pabellón municipal de Santa Eulària, una fiesta a pesar del desenlace.
El inicio del partido fue duro para el Puchi. La fortaleza y rapidez del Alcobendas se imponían en las transiciones. Las madrileñas abrieron una distancia de tres goles, pero el equipo de Noel Cardona supo mantenerse vivo con mucha sangre fría. Durante varios minutos, el ataque ibicenco funcionó a buen ritmo y la herida que lucía en el marcador se cerró casi del todo. Las ibicencas llegaron a estar 5 a 6 y 7 a 8, pero no pudieron darle la vuelta al tanteo. Buena culpa tuvo locales. La veterana guardameta del Alcobendas es un muro imposible casi imposible de saltar. En un deporte que unas veces es de ida y vuelta y otras es de pelear hasta la extenuación para sacar un disparo, una portera en estado de gracia puede sacar de sus casillas a las rivales. Lo comprobó Flor Dumitrescu, a la que Ciobanu le detuvo, elevando la pierna derecha en ángulo recto casi a la altura de la cara, dos contraataques que parecían goles seguros.
Las dos intervenciones de la meta hispanorrumana frenaron el ascenso del Puig d’en Valls, que se dedicó durante el tramo final de la primera parte a evitar que el partido se le fuera de las manos. El 13-17 con el que se llegó al descanso no era definitivo, pero dejaba en franca ventaja al Alcobendas. Si las favoritas administraban bien su renta en la siguiente media hora no iba a saltar la sorpresa en el Pabellón Municipal de Santa Eulària.
El inicio de la segunda mitad siguió el guión previsto. Teresa Francés hacía estragos en la defensa del Puchi y la distancia creció hasta los cinco goles. Entonces despertó la grada y las de Noel Cardona comenzaron a agigantarse. Pocas veces en los últimos años ha rugido un recinto deportivo en Ibiza como el polideportivo principal de la Villa del Río. Se protestaba, se reclamaba, se alentaba a unas jugadoras que, a lomos de la elasticidad de Flor Dumitrescu, se iban acercando peligrosamente al Alcobendas.
Las visitantes se encallaron en los 20 goles y el Puchi llegó a ponerse por delante, precisamente con un tanto de Dumitrescu. El Alcobendas titubeaba. La gesta era posible. Ana Ferrer transformó un penalti con un lanzamiento ajustado al milímetro que tocó el travesaño y entró para empatar el duelo a 22. Irene Carrión igualaría luego a 23. Quedaban tres minutos y medio por jugarse. Una eternidad o una minucia, depende de cómo latieran los corazones.
La extremo Alba García estaba en estado de gracia y las visitantes lo aprovecharon. Tras Teresa Francés, con ocho aciertos entre los tres palos, fue la referencia en ataque de las madrileñas con seis goles. Suyos fueron tres de las cuatro últimas dianas del Alcobendas, incluido el tanto vigesimoquinto, el que dejaba al Puchi sin la esperanza de poder forzar la prórroga en una contra final a la desesperada. No pudo ser, pero el equipo ibicenco no solo se dio un baño de masas. También demostró que, si suena la campanada del ascenso a División de Honor, con los mimbres actuales se puede competir más que dignamente en la máxima categoría. Estas jugadoras merecerían estar en la élite.