@C. Vidal / Hay imágenes que los aficionados al fútbol guardan en la retina durante muchos años. Para la mayoría este momento inolvidable fue el gol de Iniesta en la prórroga del Mundial de Sudáfrica ante Holanda o el cabezazo de Sergio Ramos que abrió el camino a la Décima en la final de la Champions League de Lisboa del pasado sábado.
Para los aficionados del Formentera, esa imagen, sin duda, es el gol que Néstor Trujillo marcó en el campo del Villarrobledo y que supuso, con el empate en el minuto 94, la clasificación para la segunda eliminatoria de la fase de ascenso a Segunda División B.
El Villarrobledo, que se adelantó en el minuto 15, ya se veía ganador y se limitaba a dejar que pasase el tiempo. Sin embargo, un saque de esquina de Mourad por la izquierda y un fallo en el despeje de un defensa local hizo que el balón le llegara franco a Trujillo, que lanzó un obús con la pierna derecha que hizo temblar la portería del conjunto albaceteño.
A partir de entonces, la locura. Pepo Rubio y los compañeros de Radio Illa se desgañitaban cantando el gol, mientras que los aficionados, en la grada, y los jugadores, en el césped, se abrazaban y cantaban victoria. El contraste es el Villarrobledo, con los jugadores tendidos en el césped casi sin creerse lo que había pasado y los aficionados comentando cosas como «siempre igual» o «sabía que en cuanto disparasen a puerta nos metían un gol». En definitiva, la épica del fútbol.
Esta tarde, la SD Formentera conocerá a su próximo rival en la lucha por el ascenso. Toque quien toque, el equipo rojillo ya ha demostrado que es capaz de cualquier cosa.