@V. R. / Era día de fiesta en el pueblo. El primer Diumenge de Maig es especial en Santa Eulària. La grada del campo municipal de la Villa del Río, sin embargo, no presentaba una gran entrada. De hecho, sobre el cemento posibilemente hubiera más seguidores del San Rafael que del equipo de casa.
Al menos se les escuchó más. Animaron a los suyos, protestaron los jugadas dudosas y se les vio vibrar cuando su equipo se adelantó en el marcador. También lo celebraron varios futbolistas del Formentera que estaban en el estadio y que viajaron a la isla vecina para ver en acción al rival con quien se juegan la segunda plaza después de que por la mañana hubieran hecho los deberes ganando al Poblense, 2-1.
Lo más curioso es que en la grada, el campo y los banquillos se dieron cita una parte importante del pasado, el presente y el futuro del fútbol pitiuso. El exentrenador de la SD Ibiza que en febrero de 1993 lideraba su grupo de Segunda División B, Roberto Puerto, estaba entre el público, viendo el partido como uno más. Lo curioso es que en los dos banquillos se encontraban dos exjugadores suyos, Mario Ormaechea y Vicente Román, aunque en el campo había otros dos futbolistas de aquel equipo que deslumbró con su juego a la afición insular en el estadio de Can Misses hace más de 20 años, Juanjo Cruz y Vicent.
Un reencuentro para la nostalgia entre el maestro y sus discípulos aventajados, puesto que los cuatro exjugadores mencionados de aquel Ibiza son ahora técnicos en la isla a la que llegaron para formar parte del que muy posiblemente haya sido el mejor conjunto que jamás se ha construido en las Pitiüses.
Quizá el entrenador del San Rafael, Vicente Román, recordara antes del partido cómo Roberto Puerto reconvirtió al delantero centro de ese memorable Ibiza de la 92-93, precisamente Mario Ormaechea, en defensa central y decidiera hacer lo mismo con Rafa Carvajal ante las ausencias que tenía en la zaga. En ambos casos, el resultado del experimiento fue positivo. Todo vuelve.
Con el regreso al pasado vivido por la coincidencia de dichos protagonistas en el estadio de Santa Eulària y con la Peña y el Formentera clasificados para jugar el play-off de ascenso se hace inevitable percibir lo mucho que necesitan las Pitiüses un equipo en una categoría superior a la Tercera balear. El público de Ibiza está cansado de ver siempre lo mismo, idénticos rivales una y otra campaña y por ese motivo, muy probablemente, cada vez haya menos aficionados en los campos. El futuro pasa por el ascenso, pero no da la impresión de que eso vaya a ser tarea fácil.
Mientras tanto, los recuerdos siguen endulzando la dura realidad del presente imperfecto del fútbol ibicenco, de una isla en la que hay recursos de sobra para mirar más allá de la Tercera balear. Solo falta que algunos se decidan a aunar esfuerzos con un mínimo de sentido común y la máxima ambición.