Cuando el objetivo es competir y aprender y encima se gana, como ha hecho esta jornada el HC Eivissa, qué más se puede pedir. El conjunto ibicenco se veía esta tarde las caras con el colista, el Zarautz, en el pabellón insular. Partía como favorito, al menos a efectos de clasificación, aunque cuando se pelea en el grupo por el ascenso a la máxima categoría del balonmano nacional no hay pronóstico que valga.
El equipo de Geno Tilves se ha llevado el gato al agua, con menos ventaja de la que refleja el marcador de un partido rácano en ataque, 19-16, o contundente en defensa, como se prefiera, y eso supone que, a falta de dos jornadas para la conclusión del campeonato, el equipo de Vila se encuentra con posibilidades matemáticas de subir a la máxima categoría del balonmano nacional. Son remotas, todo sea dicho, pero existen, y esa es la realidad.
Qué más se le puede pedir a un club humilde, de pueblo, que, al fin y al cabo, es lo que es Ibiza ciudad, un municipio que no llega a 50.000 habitantes y en el que la ilusión, en este deporte y en otros, es capaz de conseguir cosas que en otros sitios y en otras especialidades, como en el fútbol, solo se consiguen a base de talonario.
No es el caso del conjunto ibicenco, que combina potencial local con experiencia foránea para codearse con algunos de los colosos del balonmano nacional, tanto por presupuesto como por historia. La temporada del HC Eivissa es la mejor jamás cuajada por ningún equipo masculino de este deporte a nivel provincial y solo superada, en féminas, por otro club de la isla, el HC Puig d’en Valls, que a base de empeño y de trabajo estajanovista en la base llegó a la élite.
Podría haber ganado hoy de diez tantos el HC Eivissa, pero el rival también juega, y los fallos en el lanzamiento son uno de esos aspectos que se debe pulir si, llegado el momento, se quiere dar el salto a la máxima categoría. Este objetivo es, en realidad, un sueño, pero esta fase por el ascenso debe servir al cuadro insular para ver, aprender y saber qué se necesita para, un día, por qué no, cumplir una fantasía.
No es descabellado pensar que Ibiza pueda tener algún día un equipo compitiendo en Asobal, porque la labor que se realiza en la base es constante y consistente, y si a eso se le suma la experiencia y ganas de colaborar de quienes llegan de fuera para poner su granito de arena, el resultado apunta claramente hacia un futuro prometedor.
No es el objetivo, el HC Eivissa no está a día de hoy preparado para jugar en la máxima categoría del balonmano estatal, pero poco a poco va sentando las bases para ser un gran club, y si se mantiene por los mismos derroteros, quién sabe si un día… Ese sueño puede llegar a convertirse en realidad. De momento, el club, del que tira un grupo de amigos y exjugadores, pisa con fuerza y sigue dejando huella como la entidad balear que más lejos ha llegado jamás en el balonmano masculino provincial.