EFE / España volvió a proclamarse este domingo en Pekín campeona del mundo de baloncesto en una nueva exhibición defensiva que logró desactivar a la armada argentina, a la que frenó en seco de principio a fin, dejándola con la miel en los labios tras completar ambas selecciones un extraordinario torneo (75-95).
Trece años después de su triunfo en el Mundial de Japón, se repitió la historia de aquella final. Solo hubo un equipo sobre la pista, lo que tiene mucho mérito al tener enfrente a un rival que metió miedo a todos sus oponentes, tumbó a Serbia y Francia y llegó con Luis Scola y Facundo Campazzo en un estado de forma superlativo.
España supo aguantar la presión del combinado argentino en un último cuarto en el que los jugadores de la albiceleste pusieron toda la carne en el asador. Pero eso no fue suficiente para frenar a un equipo, España, superlativo en una final de ensueño.
Riky Rubio, base del combinado nacional, ha sido escogido como MVP del campeonato del Mundo, el segundo que consigue el baloncesto español, único país con dos títulos en el siglo XXI.