@Noudiari / La final de la Copa Federación juvenil entre la Penya Blanc i Blava y Sa Pedrera Blava acabó de muy malos modos con la agresión que sufrió el colegiado José Luis Fernández Córdoba por parte del jugador blanquiazul Cristian Rodríguez, que afronta una sanción que puede ser de entre seis meses y dos años.
«El chaval perdió los papeles porque, si no, no tiene explicación. Fue un encuentro correcto y en el que no hubo nada. Quizá fue por haber perdido cuando eran los favoritos o que sus compañeros le recriminaron cosas que hacía mal durante el partido. El propio entrenador le llamó la atención y yo le amonesté por dirigirse a mí en tono ofensivo y le mandé callar. Pero no le falté al respeto, ni a él ni a su madre, como señala el jugador. La agresión que sufrí no es justificable», afirma Fernández.
El incidente ocurrió una vez finalizado el encuentro con victoria para Sa Pedrera Blava por 0-1. «En ese momento el jugador vino hacia mí para pedirme explicaciones por la tarjeta que le saqué en el minuto 51. Se encaró y yo di un paso atrás, cuando me lanzó un puñetazo que pude esquivar. Después me empujó con las dos manos y me tiró al suelo. Me quiso dar un par de patadas, pero los otros jugadores le separaron», relata el colegiado.
«En catorce años que llevo como árbitro nunca me había pasado nada parecido. Siempre hay gente que se pone nerviosa y te llega a amenazar, pero nunca he llegado a temer por mi integridad física. Tampoco pensé que, en esta ocasión, el futbolista fuese a llegar tan lejos, pero más que nada fue la intención, porque por suerte no pasó nada serio», afirma.
Cristian Rodríguez, que ha sido expulsado de la Penya Blanc i Blava, será duramente sancionado, aunque depende ahora del Comité de Competición. «Hay un baremo y depende de cómo califican el hecho, si agresión o menosprecio al árbitro, le puede caer un tipo de sanción u otra. Lo normal es que el tiempo sea bastante largo», añade Fernández, que no denunció al jugador y que en el acta arbitral «me limito a describir lo que pasó. No soy yo el que debe decidir si fue una agresión o no. Eso le corresponde al comité».
Arrepentido
Por su parte,Cristian Rodríguez, capitán de la Penya Blanc i Blava, en declaraciones a Fútbol Pitiuso, asegura estar arrepentido de su acción. «La verdad es que se me fue la cabeza y me siento avergonzado por lo que hice, pero no podía permitir que me agarrase por el cuello como hizo y, mucho menos, que insultase a mi madre, porque ella para mí lo es todo y con ella no se mete ni Cristo», apunta.
El jugador sabe que la sanción puede ser bastante dura. “Soy consciente, pero ya no puede hacer nada. Me sabrá muy mal no poder jugar, que es lo que realmente me gusta, pero es lo que hay; tendré que aceptar y acatar el castigo que me impongan. Es el precio que deberé pagar por mi conducta”, asegura Cristian.
El Comité de Fútbol Base y Juvenil tiene ahora la palabra. Lo más seguro es que se abra primero un expediente informativo y que, en un plazo de una semana, dicten sentencia en contra del jugador, que puede ser la más severa que ha visto el fútbol local en muchos años.
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