Luis Elcacho (Lleida, 6 de enero de 1964), viejo conocido de la afición ibicenca(dirigió al Ibiza y a la Peña Deportiva), se comprometió el pasado verano con el Formentera tras su mala experiencia en el Sporting Mahonés. En la Pitiusa menor, se encarga de la dirección deportiva del club y de entrenar al primer equipo en su regreso a Tercera División más de tres décadas después de su última participación. El míster catalán lo está bordando en una temporada histórica y ha hecho del equipo rojinegro la gran sensación del campeonato. No en vano ocupa puestos de play-off tras la disputa de la primera vuelta.
Elcacho ha concedido una entrevista a Fútbol Pitiuso en la cual desvela algunos detalles de su personalidad, hasta ahora desconocidos. Además, el carismático preparador, entre otras cosas, explica cómo son sus entrenamientos, cuál es su patrón de juego y cuál ha sido el mejor y el peor momento que ha vivido en los banquillos. El que fuera futbolista del Oviedo en Primera División demuestra ser un gran profesional y se ha ganado el respeto y el cariño de la afición formenterense.
¿Cómo recuerdas tus primeros años de entrenador? ¿Cuáles eran tus metas en aquel entonces?
Mis principios fueron muy bonitos e ilusionantes, aunque por problemas físicos y personales no pude seguir jugando a fútbol y con 32 años tuve que dejarlo como jugador en activo. Mientras tanto, me había sacado los títulos de entrenador y me faltaba el tercer nivel, ya que antes no podías sacártelo si jugabas. La verdad es que tenía muchas ganas de abrirme camino como técnico, ya que este deporte era y es mi vida. Desde mis inicios he dedicado casi dos décadas al fútbol y pretendía seguir vinculado a este mundo. Empecé como preparador y coordinador de chavalillos en la escuela del Lleida. Al año siguiente, me hice cargo del juvenil División de Honor y acabé enganchándome, puesto que es una categoría muy atractiva. En aquella época vi que podía ser entrenador y fue cuando me saqué el título nacional. Mis metas son las mismas que cuando jugaba. Empecé pensando y creyendo que podía llegar a Primera División e incluso a la selección nacional. De hecho, me siento preparado para poder entrenar en cualquier categoría, aunque la realidad te van poniendo en un escalafón u otro. El mercado es el que es, al igual que la competencia y al final he tenido que moverme entre la Segunda B y la Tercera División la mayor parte de mi carrera. De todos modos, tengo que decir que disfruto un montón y no sé yo si en Primera lo haría tanto.
Tu explosión como míster fue como segundo en el Lleida en Segunda División. Después llegaría el ascenso a Segunda B con el Ibiza ¿Con qué te quedas de aquella época?
Fue un etapa muy enriquecedora. Por aquel entonces, el Lleida era un club modesto y tuve la fortuna de vivir la parte técnica desde la profesionalidad. Allí forjé mi personalidad como entrenador. En cuanto a mi ciclo en el Ibiza, decir que fue la primera vez que acepté salir de mi Lleida natal. Era un proyecto muy ambicioso. El primer año conseguimos todo: ganar la Liga y llevarnos el campeonato balear frente al Mallorca. Logramos subir de categoría cuando no estaba previsto hacerlo la primera temporada. La verdad es que nos vino todo de cara y fue un trampolín importante para mi imagen dentro de Baleares. Y es que hoy por hoy tengo más caché dentro de las Islas que en la Península.
Fuiste futbolista profesional en Primera División. ¿Qué grado de importancia le das al hecho de haber sido jugador para realizar ahora las funciones de técnico?
Creo que es básico, aunque no signfica que todos los jugadores tengan vocación de entrenador y puedan desempeñar esta labor. El que tiene madera de míster ya se le nota cuando juega a fútbol. Suele ser alguien que ordena dentro del campo, que se da cuenta del movimiento y de la posición de los compañeros… No se limita sólo a jugar sino que hace de director. A mi esto me pasaba. Era de los que no callaba. Haber sido futbolista es importante, ya que puedes vivir y sentir lo que vive un jugador tuyo, sobre todo cuando lo dejas fuera de convocatoria, cuando tiene una lesión y tiene que reaparecer… Tienes una sensibilidad especial, ya que has vivido todo lo que puede experimentar un futbolista, así que intento sacar partido de mis vivencias ahora que veo el fútbol desde el otro lado para aplicarlas.
¿Es el Formentera, tu actual equipo, el mejor plantel para desarrollar tu estilo como entrenador?
Tengo que decir que me he llevado una sorpresa terrible, puesto que no conocía al grupo. Había leído cosas, pero no lo había visto jugar. Ya lo dije a principios de temporada. Tenemos un bloque para intentar jugar al fútbol y lo estamos intentando. La respuesta a la pregunta es sí, totalmente. Yo me forjé como jugador pensando en atacar, pero también mirando la defensa. A mí me gusta que la escuadra sea equilibrada y lo estamos consiguiendo. En muchos momentos, incluso, con buen fútbol para la categoría en la que estamos. Tenemos una plantilla donde sería una locura decirle a jugadores como Maikel, Mourad o Winde que no bajen el balón. Siempre que podemos intentamos jugar y a veces algunos jugadores se llevan una bronca por querer tocar la pelota demasiado. Nunca voy a decirle a un futbolista que no juegue, aunque, eso sí, siempre en zonas del campo de poco riesgo. En zona de creación y finalización hay que jugar a fútbol.
¿Cómo es Luis Elcacho entrenador? ¿Lo mejor? ¿Lo peor?
Tengo un amigo en Formentera, José, que me dice que cuando me pongo unas botas de fútbol cambio a nivel mental y es cierto. Soy bipolar, en el buen sentido. Puedo estar hablando con un jugador de cualquier tema cotidiano y, sin embargo, en cinco minutos y una vez en el campo puedo decirle burradas para intentar que su intensidad sea la adecuada, que su aplicación táctica sea la correcta. Me da la sensación de que soy muy exigente, pero intento no ahogar. Lo menos bueno de mí es la exigencia. Da igual en la categoría donde entrene. Trato que mis jugadores no salten a un terreno de juego a pasar el rato sino a competir. Y lo peor, quizá, es que esa intensidad y agresividad, lógicamente bien entendida, que intento transmitir a veces provoca tensar tanto la cuerda que genera algún conflicto. De todos modos, luego tengo mi otra parte de la personalidad, que consiste en que no puedo estar más de cinco minutos rebotado.
¿Cómo ves el nivel de los entrenadores en Balears?
Yo llegué a Ibiza en 2006 y desde entonces, tanto en fútbol base como en Tercera División, ha habido un salto cualitativo importante. El nivel ha aumentado infinitamente. Cuando aterricé en la isla me encontré a muchos preparadores sin titulación, sin apenas formación y desde el Colegio de Entrenadores se impulsaron los cursos para mejorar. Está claro que todavía hay muchas cosas donde progresar, pero considero que en la actualidad todos tenemos un aprendizaje básico bueno.
¿Te gusta supervisar todo el trabajo o delegar en las personas que componen tu cuerpo técnico?
No soy una persona demasiado intervencionista. Aquí, en Formentera, tenemos un staff de técnicos, de fisios y ellos hacen su trabajo, sin oponerme y respetando siempre su decisión. Si a mi me viene Jordi, el fisioterapeuta, y me dice que un futbolista no tiene que jugar no lo hace, por muy importante que sea en el equipo. Primero está la integridad física de los chicos y esto, de momento, nos va bien porque no tenemos muchas bajas.
Sistema de juego por encima de las características de tus jugadores o en base a ellos.
Creo que un equipo es mucho más rico si domina distintos sistemas de juego. Un plantel que se adapta a un campo pequeño, pero que a la vez también lo hace en uno grande y encima se dedica a tocar y tocar el balón, es mucho más enriquecedor que un bloque que sólo domina un modo de entender el fútbol. Intento trabajar durante el año diferentes sistemas para que podamos aclimatarnos en distintas circunstancias. Por lo tanto opino que los tipos de juego deben estar por encima de los futbolistas.
¿Qué grado de importancia tiene la estrategia para ti? ¿Cuánto incides en ella en los entrenos?
La verdad es que la practicamos bastante, pero siempre es poco. El Formentera ha recibido hasta ahora 11 goles, de los cuales 4 han sido de jugada y el resto a balón parado. Por lo tanto, en este apartado tenemos margen de mejora. El porcentaje de goles anotados a balón parado siempre es altísimo en estas categorías. Conforme subes de nivel, encuentras más calidad en jugadores, más velocidad y ves más goles de jugada, pero en Tercera y Segunda B es básica la estrategia, donde considero que tengo que mejorar mucho más como entrenador. Yo trabajo en mayor proporción la parte técnica, táctica y psicológica y en el apartado de la estrategia es donde tengo que seguir creciendo y a la vez que lo haga yo lo harán mis jugadores.
¿Cuál es tu patrón de juego?
Siempre que me preguntan cómo me gustaría que fuese mi equipo hablo de equilibrio. De nada sirve tener un plantel muy goleador si después encaja goles muy fácilmente y viceversa. No vale para nada tener un grupo que no encaja goles si al final no los metes. Para sumar de tres en tres hay que marcarlos y que no te los metan, por lo tanto el equilibrio para mí es lo ideal. Le doy la misma importancia al aspecto defensivo como al ofensivo.
¿Cómo te gustan que sean tus entrenamientos?
Intensos. Durante la semana tenemos tiempo suficiente para hacer ejercicios distendidos y para que el jugador se lo pase bien, que ría, que disfrute, ya que estamos en una categoría donde no se es profesional. Aunque también hay momentos donde quieres que haya la máxima concentración y ahí el buen rollito no tiene mucha cabida. Creo que mis sesiones son dinámicas, pero a la vez exigentes.
Di un ejemplo de sesión preparatoria en un día de mucha intensidad.
Depende del microciclo que estemos trabajando. Los hay donde la cualidad física que se va a trabajar es la fuerza, por ejemplo. Otros, donde lo que cuenta es la velocidad. El tipo de trabajo cambia dependiendo de lo que busques, de lo que quieras mejorar, pero lo que sí es muy importante es incidir en las deficiencias que crees que tiene tu plantilla. Un día de entreno intenso debe ser rígido y minucioso.
¿Cómo tiene que ser un entreno para que cuando acabes te sientas orgulloso del trabajo realizado?
La base de mejora de un equipo no es el partido sino el día a día, el entrenamiento. El jugador tiene que encararlo como cuando va a una clase de inglés, por poner un ejemplo. Tienes que enfocar la sesión como algo bueno, donde vas a aprender algo más. No tienes que conformarte con tu nivel; debes tener la predisposición de ir a entrenar para mejorar. Si lo haces así cada vez eres mejor futbolista. Me centro mucho en intentar que el jugador no venga a pasar el rato. Si alguien cree que lo sabe todo lo tiene complicado. Si la gente se aplica estaré satisfecho.
¿Qué exiges de tus jugadores?
Lo máximo que puedan dar, ya que no estamos obligados a dar más. Que un futbolista se esfuerce y lo deje todo en el campo, ganes o pierdas, vale la pena para mí.
¿Qué es lo primero que valoras en un futbolista?
Su honestidad. Como en cualquier ámbito de la vida, hay gente que es muy honrrada y otra que no lo es tanto. Yo no puedo con los que no lo son.
¿Eres supersticioso? ¿Tienes alguna manía?
Pues tengo una, la verdad, la única. Y es que llevo el mismo reloj hasta que pierdo un partido. No tengo muchos, pero voy rotándolos cuando nos ganan. Creo que casi todos, independientemente de creer o no en la suerte, tenemos alguna manía. Algo que hicimos un día y porque funcionó ya siempre lo repetimos. El reloj que llevo ahora me lo puse al perder contra el Espanya. El anterior no me lo quité desde la primera jornada, cuando caímos frente al Campos. Ya era hora de dejarlo descansar.
¿Cúal ha sido el mejor momento que has vivido como entrenador?
Ascensos, play-offs… Estos partidos son los que recuerdas con mucha más intensidad. Por ejemplo, subir con el Ibiza a Segunda B, como vivencia personal, fue brutal. Ver Can Misses totalmente lleno fue para mí es algo difícil de olvidar. También fue especial el día que ascendimos con el Monzón aragonés de Regional a Tercera. Estés en la categoría que estés un ascenso siempre es un ascenso y siempre es complicado.
¿Y el peor?
-La etapa del Sporting Mahonés. Fue un proyecto que nos vendieron con mucha ilusión, muy bonito. Tampoco demasiado lunático; era un reto deportivo muy bueno, con bases sólidas y con un crecimiento de club importante, pero se desmontó al mes y fue muy difícil de digerir, la verdad.
El entrenador nace, se hace o te hacen. Muchos derivan al banquillo porque no pueden triunfar como jugador.
Hay de todo. Hay preparadores, por ejemplo, que no han jugado y son muy buenos y otros que sí han sido futbolistas y que luego no son tan buenos dirigiendo. Yo conocí a un chaval que con 18 años era entrenador nacional y había jugado muy poco en el fútbol base y sin embargo hoy en día está en Aragón en Tercera División y es un gran preparador.
¿Qué es más complicado, entrenar a jóvenes en un campus o a profesionales?
Para mí, en fútbol, no hay niveles ni edades. Todo es gratificante. Cuando preparo a chavales soy uno más y disfruto junto a ellos muchas veces. También me encanta estar en un vestuario profesional. Gozo con este deporte sea donde sea. Este deporte puede ser complicado y sencillo en cualquier categoría.
¿Cuál es el punto más determinante para decidirte por un fichaje?
Fichar es una cosa complicada. Quizá es lo que peor llevo. En el rendimiento de un jugador hay tantas cosas que influyen que cualquiera que se te escape puede ser motivo para que la temporada acabe siendo horrorosa. Lo principal es tener muy claro qué es lo que quieres de un jugador, el aspecto deportivo. Si está en el mercado, si es asequible y si el club puede hacerse con él también es importante valorarlo.
En el caso del Formentera, hay que tener muy en cuenta que estamos en una isla, donde la vida es totalmente diferente a la de la Península y esta adaptación hay gente que la lleva bien y otra que no. Además, hay que ver qué tipo de persona es. Todos los entrenadores queremos vestuarios que sean un piña y donde reine un buen ambiente y fallar con un jugador puede ser un desastre para el buen funcionamiento del grupo. Por todo esto, considero que cada vez es más necesaria la figura del director deportivo, persona que se encargue de formar la plantilla, de conocer el mercado, de indagar, de investigar. El problema es que estamos en crisis y un sueldo más para un club es imposible.
Define al Formentera.
Es un equipo ganador, maduro. Si no jugamos bien sufrimos y hacemos un fútbol efectivo cuando no estamos entonados. En esta plantilla, por encima de todo, hay muy buenos futbolistas y esta calidad se nota en el campo, estés mejor o peor.
¿Qué es lo que más te gusta de este deporte?
Todo. Este deporte me apasiona. Lo que quizá no me convence tanto es su entorno. En estas categorías no se nota tanto porque son muy familiares, pero en Primera y Segunda la atmósfera que puede llegaar a respirase es peligrosa. A todo el mundo le gusta el fútbol y mucha gente opina y se cree con derecho a hacerlo. Yo, por ejemplo, de fútbol hablo con muy poca gente. Es mi profesión, me entrego a ella en cuerpo y alma y la dignifico siempre que puedo. El fútbol es una pasión para mí. De hecho, estoy lejos de mi familia entrenando en Tercera División porque me gusta y no todo el mundo entiende este deporte como algo serio, como una profesión digna. Para muchas personas es una afición y se creen con derecho a opinar sin estar preparadas. Todas las lecturas que se hacen antes y después de los partidos son válidas y respetables, por lo tanto no te puedes dejar influenciar por ellas.
¿Cuántas horas de fútbol televisado sueles ver a la semana?
Cada vez menos, aunque antes presenciaba muchos. Por ejemplo, daban un Eibar-Burgos y lo veía. En ese sentido, era un enfermo mental. En la actualidad, el fútbol televisado está haciendo que seamos muy selectivos a la hora de ver un partido. Ahora, depende de qué encuentro de Champions den no lo veo y toda la culpa la tiene la gran cantidad de choques que retransmiten. Hay mucha saturación. Yo soy apolítico en este tema. No soy ni del Barça ni del Madrid. Soy del Formentera. Creo que sólo los forofos se tragan todos los partidos donde juegue su equipo. En mi caso no es así.
¿Qué consejos le darías a aquellos que tienen como sueño dedicarse al balompié como modo de vida?
Para dedicarte a algo, sea lo que sea, en plenitud, tienes que renunciar a cosas y mucha gente no está dispuesta a abandonarlas. Dicho esto, les diría a las personas que quieren ser futbolistas profesionales que sean constantes y perseverantes. Además, lo que den al fútbol, el fútbol se lo devolverá.
Un deseo para 2013.
En primer lugar me gustaría que todos los políticos corruptos entrasen en prisión y que devolviesen lo que han robado. Lo tengo muy claro. También me encantaría que no se produciesen más deshaucios. Privar a la gente de poder vivir en una casa es algo tercermundista y terrible. Otro deseo es que todo el mundo pueda gozar de salud y que tenga trabajo. Si eres un parado de mucha duración, al final te sientes un enfermo, un fracasado. Nuestros políticos han desilusionado a la gente y ya va siendo hora de que se den cuenta de lo que están haciendo con el mundo.
Tu último capricho.
Pues la verdad que a mí lo material no es algo que me llene. El último antojo ha sido ir a ver a mi familia, a mi mujer y a mis dos niñas.
Comida favorita.
Soy un enfermo del paladar y me entra todo y encima tengo la suerte de no engordar mucho. Me alimento como un condenado. El otro día, por ejemplo, me zampé un estofado de carne espectacular en el Amor y Odio. Realmente, no tengo una comida favorita y al mismo tiempo todas me gustan.
Bebida favorita.
Soy un cafetero nato. Me fascinan los cafés con leche, cortados…
Vacaciones en…
La verdad es que soy un privilegiado y estoy en el mejor sitio donde puedo estar. Hay mucha gente que desea hacer unas vacaciones en Formentera y yo tengo la fortuna de trabajar aquí y poder disfrutarla de cerca. Al final, mis vacaciones serán en mi casa de Lleida.
Si no fueses técnico, serías…
Tanto mi madre como mi mujer coinciden: tengo ciertas cualidades de docente, así que quizá hubiese sido profesor.
El mejor futbolista:
Messi, sin duda. Es el más desequilibrante. Aunque he de decir que este jugador hace lo que hace porque tiene un equipo detrás. Este chico ha roto con todo. Es el mejor de la historia y le queda mucho fútbol.
El mejor entrenador:
El que más me ha marcado ha sido Jabo Irureta. Lo tuve cuatro años en el Oviedo y con él llegué a mi plenitud como futbolista. Con él aprendí a disfrutar del fútbol como nunca y todo lo bueno de Irureta, que es mucho, lo hice mio. Jabo es uno de los mejores entrenadores que ha dado este país.
Lo que más te hace reir…
Mi hija pequeña. Es nuestra mayor payasita.
Nunca perdonarías…
Como dije anteriormente no soy rencoroso. Tengo 48 años y que yo sepa no tengo ningún enemigo y si hay alguno a mi no me lo ha dicho. Las cosas se me olvidan en cinco minutos.