El Atlético Isleño está negociando su refinanciación con un grupo inversor de Barcelona en el que se encuentra, según ha transcendido, Rufete, ex jugador del Valencia y Málaga, e Ibón Begoña, que ha sido uno de los impulsores de estas conversaciones. Emisarios de este grupo, que se dedica a la representación y promoción de jugadores, se reunieron la tarde del pasado jueves en el estadio de Can Misses con directivos del club de Vila, con quienes el viernes compartieron mesa y mantel en el restaurante Camí Vell, de Puig d’en Valls. Radio Ibiza ha levantado la liebre esta mañana, pasadas las once y media de la mañana, y el asunto ha trascendido después de haber sido silenciado por el club para que nadie interfiriera en las negociaciones antes de que se cerrara un acuerdo.
El Isleño se aferra a esta posibilidad como tabla de salvación dados los graves problemas económicos que padece. A los jugadores de la primera plantilla se les deben las dos últimas mensualidades y primas del año pasado y el nerviosismo es patente en la caseta. De hecho, Chiqui ha abandonado el club porque no se le paga. El jueves pasado se fue del entrenamiento y desde entonces no ha dado señales de vida, no ha vuelto a aparecer por Can Misses. Tras la charla en la que los directivos anunciaron a la plantilla la complicada situación económica en la que se encuentra la entidad, Chiqui empezó a jurar en arameo. Su actitud se trasladó del vestuario al campo de entrenamiento, donde el técnico del Isleño, Antonio Asensio, le pidió al jugador que desistiera en su actitud porque no era el lugar. Chiqui se dio media vuelta y se largó.
Toni Torres, director técnico, y Vicente Murtera, presidente, le han dicho a los jugadores que antes de Navidad tratarán de pagarles, aunque sea de su bolsillo, una de las mensualidades que se adeuda a la plantilla, que está al corriente de las negociaciones que la entidad está llevando a cabo para financiar el club y asegurar la continuidad del mismo, que de no recibir una inyección económica en breve tiene los días contados.
SAD
La empresa catalana dará a conocer al Isleño en los próximos días si da o no un paso adelante y se queda con el club, puesto que su condición para embarcarse en este proyecto pasa por reconvertirlo en Sociedad Anónima Deportiva (SAD). En el caso de invertir en el Isleño, esta empresa se haría cargo de las cuentas pendientes del club y mantendría la misma estructura que hay ahora hasta final de esta temporada para, a partir de la próxima, imponer su modelo.
Si las negociaciones no llegan a buen puerto, el Isleño no podrá hacer frente a los compromisos económicos adquiridos con la plantilla y cuerpo técnico y en enero, apunta gente del club, podría producirse una desbandada general. De hecho, los jugadores están muy molestos por los constantes incumplimientos en las fechas de pago.