El Ushuaïa Ibiza Volley ha certificado este sábado su descenso de categoría y ha dejado de ser equipo de Superliga, máxima categoría del voleibol nacional. El declive empezó la pasada temporada y en la actual se ha documentado el derrumbe total.
Desde que consiguiera el ascenso y salvo estas dos últimas campañas, el conjunto ibicenco se había hecho un nombre en la élite de este deporte a nivel estatal. Se había granjeado una reputación y el respeto de los rivales. Sin embargo, todo empezó a irse al traste con la llegada de la pandemia y los efectos negativos han tenido un desenlace fatal.
Este curso, además, ha sido caótico. Las derrotas, la falta de confianza en ninguno de los entrenadores que han ocupado el banquillo y un rendimiento deficiente en los momentos importantes de la temporada han desembocado en la peor de las noticias para este deporte.
Las pocas opciones que le quedaban al cuadro insular de mantener la categoría se han desmoronado hoy, puesto que no ha sido capaz siquiera de ganar al que era el colista, el San Sadurniño, en casa y ante su afición, en el partido más importante de los últimos años, en el que ha claudicado por 1 a 3.
El descenso duele, sobre todo por el hecho de que el Ushuaïa Ibiza Volley fue el primer equipo masculino de la isla que había llegado a la máxima categoría de un deporte colectivo. Ahora toca recapacitare, dar con los errores y tratar de volver cuanto antes a la Superliga, de la que se despide antes de que acabe la fase regular. Un palo grande para el voleibol ibicenco.