@Noudiari/ El ‘Guerrero de la Limpieza’ emprende su tercera edición en los colegios de Sant Josep y de Santa Eulària para enseñar a los niños cómo reciclar los envoltorios de los regalos que reciban estas fiestas. Además, el súper héroe ibicenco hace especial hincapié en que los más pequeños sean solidarios y que donen los juguetes que ya no utilizan, “y que están nuevos”, para los niños más necesitados.
Hasta el día 18 de diciembre el Guerrero de la Limpieza recorrerá los distintos colegios proyectando el corto de su nuevo compañero de fatigas, ‘Chicletín’, y enseñando a través de la magia buenos hábitos con las “tres R”, reducir, reutilizar y reciclar, así como mantener limpio el entorno. Que sean los más pequeños los que recuerden a sus padres no sacar la basura los días 24 y 31 de diciembre, es otro de los mensajes que ha “dejado volar” este personaje.
Este ya es el tercer año que este personaje visita los colegios de estos municipios con su música y sus trucos de magia. Este espectáculo cuenta de una forma creativa cómo se deben desechar los diferentes residuos y enseña normas cívicas básicas como no pintar grafittis, no tirar chicles al suelo o recoger los excrementos de los perros.
La actuación del Guerrero va dirigida a niños de entre tres y ocho años y se adapta a las necesidades que tiene cada franja de edad. Desde HERBUSA remarcan la necesidad de “educar a los niños desde pequeños para que conozcan cómo deben actuar y tengan conciencia de la importancia de cuidar el entorno que les rodea”.
Gracias a la buena acogida que ha tenido la campaña desde un principio esta es la tercera vez que se ha reeditado incorporando novedades como, en este caso el tema de los regalos navideños.
El Guerrero ya no viaja solo
Desde hace un año el ‘Guerrero de la Limpieza’ cuenta con un nuevo compañero de fatigas, ‘Chicletín’. A través de un corto este chicle explica a los niños cuáles son las buenas prácticas a tomar en cuenta a la hora de desechar este tipo de residuos.
Gracias a una creativa historia, este nuevo personaje incorpora otro mensaje para los niños. Según explican desde HERBUSA «eliminar los chicles pegados en el suelo y en el mobiliario urbano cuesta más que su precio de compra. Un chicle puede tardar hasta 5 años en endurecerse, resquebrajarse y convertirse en polvo, además de que al ser una mancha pegajosa es una fuente acumuladora de aproximadamente 50.000 gérmenes».
El consumo de chicles se ha convertido en algunos lugares en un problema costoso que puede llegar a multiplicar por cinco el precio de un chicle nuevo. Su proceso de limpieza de calles y pavimento requiere tiempo, esfuerzo, productos químicos perjudiciales y mucha agua.