Hoy sábado 8 de agosto Ibiza se viste de fiesta. Será la escena final de unos días de celebraciones y actividades que bajan el telón por todo lo alto, como se merecen. Un espectacular castillo de fuegos artificiales envuelve la ciudad a las doce de la noche para teñir de gala el ambiente y hacer sonar la despedida de unas “Festes de la Terra” que se despiden hasta el año siguiente.
Desde Kuypiddo, no podíamos pasar por alto esta noche tan especial. Las espectaculares vistas del restaurante son el espectador perfecto, el de la primera fila, ideal para disfrutar de una función que teníamos que aprovechar.
Por ese motivo, vamos a darle otro toque particular a la noche para hacerla más mágica aún con dos menús exclusivos. Si lo vuestro es el Canelón de boletus y rabo de toro con emulsión de cebolla morada y foie, o el Taco de solomillo de buey braceado con praliné de pistacho y cremoso de patata violeta trufada, entonces, lo más seguro es que os decantéis por el menú Jupiter, de 250 euros.
Sin embargo, si preferís un Cilindro de cochinillo a baja temperatura, compota de higos y jardín de miniverduras glaseadas, o Timbal de bogavante con tartar de mango, aguacate y viluté de coco con jengibre, entonces seréis más de Venus, que por 300 euros os convencerá de que habéis acertado con él.
Como no podía ser de otra forma, el vino y el postre sellarán una cena hecha para la ocasión, que cubrirá todo los gustos con sabores que están esperando que los descubras.
Una noche especial a la luz de las velas con la muralla empedrada como único testigo y un skyline difícil de superar: las luces de la bahía de Ibiza cubiertas por los mil colores y formas de unos fuegos artificiales que te harán tocar el cielo a ti también.
Lo único que falta es que decidas con quién eliges vivir esta noche irrepetible, este broche de oro perfecto en honor al patrón de la isla, San Ciriaco.
Kyupiddo, con sus vistas, su magia, su romanticismo y su gastronomía exótica, te invita a formar parte de esta esencia festiva de la mayor forma posible: una cena íntima en Dalt Vila con la magia de los fuegos artificiales como lienzo perfecto.