La doctora Cristina Prado se desplazó a Menorca, donde presentó un trabajo titulado “Síndrome de Distrofia Simpática Refleja: 4 casos clínicos”, en el IX Multidisciplinary Mediterranean Pain Forum – IV European Multidisciplinary Pain Meeting-I International congress of pain EFHRE Sine dolore, que reunió este año a 1.200 profesionales sanitarios de todo el mundo para compartir avances en el estudio y tratamiento del dolor crónico.
Prado expuso el trabajo basado en el tratamiento de cuatro pacientes diagnosticados de una patología que, por su complejidad, requiere del estudio y seguimiento en Unidades de Dolor Multidiciplinares, como la de la Policlínica. También conocida como Sudeck, la “Distrofia Simpática Refleja” es una enfermedad invalidante por el dolor y los trastornos que provoca en los miembros afectados. Tres de los pacientes tenían afectación de miembros superiores y uno de ellos, de miembro inferior. Fueron derivados a la Unidad de dolor por el servicio de traumatología y después del tratamiento intervencionista con bloqueo del sistema simpático y fisioterapia intensiva en la Policlínica, lograron recuperación de la capacidad funcional del miembro afectado y de su calidad de vida.
Simultáneamente se realizó en Maastricht, Holanda, el 7º World Congress World Institute of Pain – W.I.P, a dónde asistieron la Dra. Landaluze, el Dr. Beltrán y la Dra. Viñals. Este evento mundial convoca cada 2 años a miles de profesionales relacionados con el estudio y tratamiento del dolor. En la reunión, compartieron experiencias con el Doctor Gabor Racz, prestigioso anestesista, codirector del Pain Center de la Texas Tech University Health quien ha publicado numerosos artículos sobre sus técnicas en médula espinal, neurolisis, neuroestimulación, radiofrecuencia y otros procedimientos usados en el manejo del dolor de columna.
Los 4 profesionales de la Unidad de dolor de la Policlínica, coinciden en lo enriquecedor de compartir con expertos las dificultades que representa el tratamiento de los pacientes con dolor crónico.
Consideran al dolor crónico como una enfermedad, no como un síntoma. Y como tal, el paciente que lo padece, requiere del abordaje por un equipo multidisciplinar comprometido con esta patología que afecta al 20% de la población, según datos de la OMS.
Una enfermedad que afecta más seres humanos que el cáncer, y que tiene dos grandes dificultades para ser reconocida: el dolor no se puede ver y no se puede medir. Tiene un gran impacto físico, emocional, social y económico en el que la padece y en su entorno.
El éxito de un tratamiento efectivo en dolor crónico depende de la coordinación adecuada entre el paciente y su compromiso para curarse y de la empatía del equipo que realiza la evaluación y el tratamiento.
La piedra fundamental en esta enfermedad a la hora de enfrentar una valoración del que la sufre es ponerse en lugar del paciente, escucharlo, entenderlo, curarlo cuando se puede y aliviarlo siempre.