R. Beltrán/ Darse una vuelta por el Mercadillo de Las Dalias es como visitar una exposición universal. Caminar entre sus puestos te invita a disfrutar de la más variada artesanía local, así como de piezas escogidas y traídas de los confines del planeta. Un globo terráqueo ordenado por tesoros en lugar de paralelos y meridianos.
La estética entre naïf y de fábula clásica de Magic Mountain Ibiza aporta el sabor ibicenco a la oferta de Navidad de los artesanos que se reúnen en Las Dalias. Cojines, senallons, bolsos de mano… Incluso imanes y bastidores que pueden mostrarse en una pared como si de una pintura se tratase. Esta es la obra de Nieves Pollard Hart, la artífice de los diseños y la mano que enhebra la aguja. Casa payesas comparten espacio con Es Vedrà, motivos marineros y sargantanes, todo ello confeccionado con telas de Eivissa y algunas procedentes de otros puntos de Balears, “aunque la intención es que terminemos comprando todo en la isla”, detalla Pollard, una ibicenca con raíces canadienses que plasma como nadie la belleza del campo de la isla.
Entre Frida Kahlo y Venecia
El textil y la marroquinería son dos clásicos de esta cita navideña, como también lo es la joyería artesanal. Thomas Sattler, un comerciante nacido en Alemania y que tiene un puesto en este mercadillo desde 1990, ofrece una singular mezcla de artesanía típica mexicana con piezas de bisutería de alta calidad fabricadas en Hamburgo. Coloridos exvotos comparten espacio con anillos de aluminio ionizado que lanzan un brillo pálido muy original, junto a pulseras de cristal de Swarovski y piezas de joyería con Frida Kahlo como figura central.
Otro de los puestos que llaman más la atención al visitante que acude a Las Dalias en busca de un regalo con el que agasajar a un amigo o familiar en estas fiestas es el de Jada Italiano, una australiana con ascendencia italiana que mezcla sus orígenes con la inspiración ibicenca para decorar máscaras traídas de Venecia. Desde las típicas que se lucen en el carnaval veneciano hasta otras mucho más vanguardistas, creadas en materiales tan resistentes como la silicona, que hacen las delicias de los más pequeños y, además, son resistentes al agua. Con taller propio, Italiano pinta en directo sus creaciones y acapara las miradas de quienes pasan por delante de su llamativo puesto.
Sesenta años reuniendo belleza y singularidad
Artesanía en cristal y madera, inciensos fragantes, ropa de segunda mano… Una invitación a descubrir las piezas preciosas que se acumulan sobre las mesas de los artesanos, como la de Cristina Musiani, quien recicla tebeos y novelas para convertirlos en elegantes pendientes y collares con mucha literatura. Unas piezas que se prestan a ser lucidas mientras se disfruta de una romántica cena sobre los individuales que Musiani tiene a la venta, realizados con cartas reales, manuscritas y mecanografiadas, datadas en la Italia de los años 40. Un buen maridaje entre el clasicismo e la historia y la singularidad que destilan sus diseños.
Casi 60 años después de su fundación, Las Dalias sigue manteniendo entre sus paredes el sabor de la autenticidad. Aunque ahora se ofrezca conexión wifi gratuita, también sigue crepitando el eterno fuego de la chimenea junto a la que disfrutar de un buen bocado tras recorrer el mercadillo. El 4 de noviembre de 1954 abrió las puertas este local con licencia de bar y sala de fiestas, algo que no gustó al mossèn de la época y se negó a asistir a la inauguración. A tenor del éxito del negocio, la ausencia del párroco no le trajo mal fario.
Fotografía: Joan Costa, segundo premio en 2012 del certamen internacional World Press Photo en la categoría de Naturaleza.